• Perfil de quien no quiere perdonar

  • May 31 2023
  • Length: 12 mins
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Perfil de quien no quiere perdonar  By  cover art

Perfil de quien no quiere perdonar

  • Summary

  • Perfil de quien no quiere perdonar Lucas 15:25-32: “25 Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino, se acercó a la casa y oyó la música y las danzas. 26 Después de llamar a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Este le dijo: “Tu hermano ha venido, y tu padre ha mandado matar el ternero engordado por haberlo recibido sano y salvo”. 28 Entonces él se enojó y no quería entrar. Salió, pues, su padre y le rogaba que entrara. 29 Pero respondiendo él dijo a su padre: “He aquí, tantos años te sirvo y jamás he desobedecido tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo que ha consumido tus bienes con prostitutas, has matado para él el ternero engordado”. 31 Entonces su padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas. 32 Pero era necesario alegrarnos y regocijarnos porque este tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido hallado”.”. En el Evangelio según Lucas, específicamente en la parábola del hijo pródigo, encontramos, en el hermano mayor de la parábola, algunas características que muestran las personas que no quiere perdonar. La parábola la encontramos en Lucas 15:11-33. El hermano mayor aparece del versículo 25 al 32. De su historia, podemos perfilar las características de alguien que se niega a perdonar a los demás: 1. v29. Usa con frecuencia las palabras: “jamás”, “siempre” y “nunca” para referirse a lo que le ha lastimado. Ejemplo: “jamás me tomas en cuenta”, “Siempre haces lo que quieres”, “Nunca me entiendes”. 2. v29. Lleva un conteo de las ocasiones que le han lastimado. Ejemplo: “tantos años llevo…”, “ya me has fallado otras veces”, “van N que me haces lo mismo”, “una más y no te la acabas”, “te las estoy contando”. 3. Tiene un “baúl” con las heridas sufridas que no ha perdonado (o una bolsa llena de papas podridas). Esas heridas le vienen a la mente involuntariamente y reaccionará como si se la acabaran de hacer: agresividad, a la defensiva, con enojo, reclamando. Ejemplo: (v28) el hermano no quería entrar a la fiesta. 4. Habla mal de la persona que le ha lastimado. Ejemplo: (v29): “nunca me has dado un cabrito”. El padre le contestó: “todas mis cosas son tuyas”. Parece que el hijo olvidó que su padre ya le había dado su parte de la herencia (v12). También dijo de su hermano menor: “ha consumido tus bienes con prostitutas” (v30). La persona que no quiere perdonar está constantemente criticando y hablando mal de quien le lastimó. Resaltará más lo malo que lo bueno. Y, de hecho, no soportará que hablen algo bueno de quien no quiere perdonar. 5. Se llega a alegrar cuando algo adverso le sucede al ofensor. Es, en su parecer, justicia divina cuando a su ofensor le va mal en algo. 6. Siente dolor al recordar la ofensa, porque la herida no ha sanado. Revive la ofensa constantemente. Siempre que hay ocasión, y aun cuando no la hay, menciona con amargura aquello que le hicieron y que le lastimó. Lo dice como si acabara de suceder y pone en evidencia que aún le produce dolor y tristeza 7. Le cuesta mucho soportar a la persona que le ha ofendido. Mucho más le cuesta amarle y orar por el/ella. Sirvan estas evidencias para que evaluemos si hay en nosotros falta de perdón. Tal vez no todo lo que han pecado contra nosotros lo hemos perdonado y hay algo que sigue estorbando en nuestro corazón para ser libres de eso. El único remedio para acabar con la falta de perdón es justamente lo que hace falta: perdonar. Dios ha provisto de los recursos necesarios a Sus hijos para que tengan la gracia de perdonar: Su Palabra y Su Espíritu Santo. ¡Bendiciones!
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