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Un simple virus ha desbaratado a la sociedad mundial como nunca logró hacerlo, en profundidad y extensión, ningún arma premeditada. El coronavirus ha sido una enmienda a la totalidad de un sistema que despreció cuanto era valioso y hasta indispensable para el bien común, en aras del lucro de unos pocos. Era la sanidad pública la que se ocupaba de nuestra salud y había sido diezmada por las políticas neoliberales. Era, es, la gente corriente la que sustenta los países, especialmente en las situaciones más comprometidas.

A propósito de las vacunas, lo que más circula por internet es la desinformación. La de quienes rechazan todo tipo de avances científicos y ponen en riesgo al resto de la humanidad, pero también la de aquellas fuentes que deben ofrecer neutralidad y objetividad. Existen vacunas muy beneficiosas, que han salvado millones de vidas y todos deberíamos recibir. La eficacia o conveniencia de otras resulta dudosa. Tanto así que muchos profesionales de la salud no las aplican.

A menudo les pregunto a mis amigas cómo se ven dentro de diez años. Sabemos qué haremos la semana que viene, pero no dentro de tres meses. ¿Tendré trabajo? ¿Me echarán de mi casa? ¿Habré conocido a alguien? La capacidad de predecir cómo serán nuestras propias vidas no existe porque la precariedad ha dinamitado la posibilidad de visualizar nuestro futuro.

Es imposible calcular el alcance exacto de la crisis del Coronavirus en nuestra economía, salud y forma de vida a partir de ahora. Lo único que sabemos es que salimos a un mundo distinto al que hemos conocido, y eso no tiene que ser necesariamente malo. Para vivir esta nueva era llena de desafíos, 20 maestros nos dan, cada cual desde su campo, un kit de supervivencia para vivir de forma proactiva, optimista y sin miedo.

La historia de cómo el trabajo de un pequeño grupo de personas creció hasta alcanzar el tamaño de su vocación: garantizar que el cuidado de la salud sea un derecho, no un privilegio.

El 13 de enero de 2020, Salvador Illa tomaba posesión de su nuevo cargo: Ministro de Sanidad. Ese mismo día, en la otra punta del mundo, las alertas empezaban a sonar en Wuhan. Transcurrido un tiempo prudencial y superada ya una de las peores crisis sanitarias de la historia, toca hacer balance y dar cuenta de lo acaecido. Esta es una crónica en primera persona de un año que transcurrió a un ritmo frenético, un libro que nos sumerge en la trastienda del poder, una pequeña sala de crisis desde la que se lideró y coordinó el trabajo de cientos de profesionales y en la que fue imposible aislarse de la gravedad y de la tensión con la que se vivía en España esos días.

En México, el sector salud ha enfrentado retos y carencias desde siempre, pero en fechas recientes su crisis se transformó en tragedia. Al rezago y a la falta de recursos se sumaron la pandemia de covid-19, la austeridad privatizadora, la desaparición del Seguro Popular, el improvisado arribo del Insabi, el desabastecimiento de medicamentos, las decisiones caprichosas y las adquisiciones opacas.