Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda  By  cover art

Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

By: Juan David Betancur Fernandez
  • Summary

  • Este podcast está dedicado a los cuentos, mitos y leyendas del mundo.
    © 2024 Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda
    Show more Show less
Episodes
  • 570. Apolo (Millenials)
    May 20 2024

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Habia una vez una diosa llamada leto que embarazada de Zeus tuvo que huir porque hera con h la quería cancelar. Pero ella pudo escaparse a una isla flotante y allí con la ayuda de otras diosas pudo finalmente tener un par de niños. El muy conocido apolo que seria realmente el primer influencer conocido y artemisa que era una diosa de los más de cazadora.

    En fin siguiendo con la historia teníamos que cuando nace apolo lo primero que desea hacer es vengarse de aquella serpiente llamada piton que estaba persiguiendo a su madre leto, va y la busca por toda Grecia y llegando a Delfos la encuentra ahí medio dedicada a proteger molestar la vida de los habitantes de Delfos. Dicen que de desocupada se dedicaba a enturbiar el agua de los manatiales, a robar el ganado de los aldeanos y cuando no tenía nada que hacer iba y asustaba a las ninfas. En fin una joyita la tal Piton. Así que Apolo fue la busco y la mando al papayo con unas flechas bien afiladitas que tenía. Y fue tal la felicidad en Delfos de quitarse de encima semejante culebra que cada ocho anos celebraban los juegos Piticos…. Para que esa no se volviera a aparecer y ademas le montaron a apolo un templo divino, divino.

    Y así pues comenzó apolo sus aventuras. Se decía de el que era una pinta como nadie más en ese momento. Que era alto, bien formado y de pelo negro ensortijado con tonos azulados. Cuanta ninfa había por ahí quedaba enamorada de el. Y las que no caian a sus pies pues el les caia y las perseguia. Eso le paso con Dafne la hija del dios rio Peneo. Dicen en x que después de regresar de Delfos y haber matado a la serpiernte Piton, Apolo se volvió como medio engreido y creidito. Y mientras viajaba por toda Grecia presumia de su habilidad con el arco y la flecha.

    Y un día se encontró con el dios Eros (cupido para los romanos) que era el dios de el amor y que se pasaba todo los dias por ahí revolotiando con sus flechas envenenadas de amor. (Se advierte que la figura moderna de cupido como ese angelito regordete y rosadito no era la versión original) Eros era un dios de verdad y se sentía muy orgulloso de llevar el amor a todas partes.

    Pues resulta que Apolo lo vio y se burlo de el diciendo que el era mejor arquero que Eros. Y eros se delico y decidio demostrarle a apolo quien era el que mandaba la parada.

    Así que cuando vio pasar a Apolo por donde estaba Dafne tomo una flecha de oro con punta de diamante, que eran las que usaba Eros para incitar el amor y fuaquete se la mando directo al corazón de apolo y este quedo intensamente enamorado de la bella Dafne. Pero para acabar de ajustar Eros tomo una flecha de hierro con punta de plomo que provocaba el rechazo absoluto del amor y fuaquete se la mando directamente al pecho de Dafne y así con apolo bien tragado, Dafne por su parte lo odiaba. Y eros se sentó a reírse de Apolo.

    Pues Apolo empezó con todo. Con noticas de amor, con corazoncitos, con esquelas de amor, con declaración en tiktok y nada. Absolutamente nada le resultaba. Dafne seguía sin pararle bolas.

    Y luego comenzó a estokiarla. La seguía, la celaba, le mandaba mensajes por watsapp y finalmente tuvo el descaro de llamarla sin haberle preguntado antes. Terrible osadia.

    Con eso Dafne ya dijo… enough is enough y cogio las de Villadiego como decían antes. Se piso, se volo, se perdió. Y claro apolo que tenía la flecha en el corazón comenzó a perseguirla, y finalmente desesperada le pidió ayuda a su padre el dios rio Peneo y este viendo como apolo la acosaba la convirtió en el arbol de laurel. Y así cuando por fin apolo la pudo abrazar ya ella era solo tronco, ramas y hojas de laurel.

    Frustrado Apolo se prometio que aunque fuera un arbol siemp

    Show more Show less
    10 mins
  • 569. La creación Kogui (Colombia)
    May 18 2024

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Hoy tenemos un mito Kogui de la sierra nevada de santa marta en Colombia.

    Había una vez, en un universo lejano, un mundo con la forma de un huevo gigantesco, colocado con la punta hacia arriba. Dentro de este huevo cósmico, existían nueve tierras dispuestas como platos redondos, uno sobre el otro, en una columna que se extendía desde las profundidades oscuras hasta las alturas luminosas.

    Y todo comenzó de esta manera

    En el vacío primordial, solo existía el mar, una extensión infinita de agua y oscuridad. No había luz ni vida, solo la presencia omnipresente de la Madre, Gaulchováng, la esencia de todo lo que estaba por venir. Ella no era tangible, sino alúna: espíritu y pensamiento, la memoria del universo aún no nacido.

    Desde esta soledad, la Madre dio inicio a la creación. Las tierras y los mundos comenzaron a formarse, ascendiendo uno tras otro hasta llegar a nuestro mundo actual. Eran nueve en total, cada uno un paso en la evolución del cosmos. En el primero, la Madre y el Padre, Se-ne-nuláng y Katakéne-ne-nuláng, existían como alúna, junto a su hijo Búnkua-sé, seres de pura intención y conciencia.

    El segundo mundo vio la aparición de un Padre tigre, una entidad de fuerza y misterio, pero aún sin forma física. En el tercero, la gente comenzó a emerger, seres blandos y sin estructura, como gusanos y lombrices, nacidos directamente de la Madre.

    El cuarto mundo trajo consciencia de la forma humana. Sáyagaueya-yumang, Disi-se-yun-taná y Sai-taná, junto a la Madre Auine-nuláng, contemplaron la futura humanidad con cuerpo, piernas, brazos y cabeza. Fue un presagio de lo que estaba por venir.

    En el quinto mundo, la primera casa fue concebida en alúna, un hogar espiritual para Kashindúkua, Noána-sé y Námaku. Aunque incompletos, sin orejas, ojos ni narices, estos seres hablaron por primera vez, aunque solo podían pronunciar “sai-sai-sai”, una expresión de la noche que aún los rodeaba.

    El sexto mundo fue testigo del nacimiento de los Dueños del Mundo, primero dos: el Búnkua-sé Azul y el Búnkua-sé Negro, que dividieron el mundo en dos realidades paralelas, cada una con nueve Búnkua-sé, custodios de la creación.

    El séptimo mundo trajo la sangre y más vida, aunque todavía faltaba fuerza y estructura. El octavo mundo fue el escenario del nacimiento de los treinta y seis Padres y Dueños del Mundo, seres poderosos como Seihukúkui y Seyánkua, que comenzaron a dar forma al orden del universo.

    Finalmente, en el noveno mundo, los Búnkua-sé Blancos encontraron un gran árbol y construyeron Alnáua, una casa celestial sobre el mar. Aunque la tierra aún no existía y el amanecer estaba por llegar, la creación estaba casi completa, esperando el momento de florecer en toda su plenitud.

    El huevo del universo era sostenido por dos largas vigas que descansaban sobre los hombros de cuatro hombres inmortales: Sintána y Namsíku en el Este, Nandú e Ibáui en el Oeste. Estos guardianes eternos, con la fuerza de los titanes, mantenían el equilibrio del mundo, mientras la Madre, sentada sobre una piedra flotante en el agua primordial, los cuidaba con devoción, alimentándolos y consolándolos para que nunca flaquearan.

    Cada tierra tenía su propia Madre, su sol, su luna y sus estrellas, y en cada una habitaban seres únicos. Los gigantes moraban en la cima del universo, mientras que los enanos, los Noanayómang, se ocultaban en las profundidades, gobernados por Haba Núbia, su Madre protectora.

    El sol de la tierra más alta, una vez cruel y ardiente, fue domado y colocado por Sintána en su posición actual, donde permanece inmóvil, eternamente en el momento de las nueve de la mañana. Para marcar el paso del día, un pájaro mágico canta al amanecer, anunciando el inicio de un nuevo ciclo.

    En tiempos antiguos, los habitantes de Senenúmaya

    Show more Show less
    7 mins
  • 568. El acomedido (argentina)
    May 15 2024

    Juan David Betancur
    elnarrodororal@gmail.com

    Había una vez un viejito y una viejita que vivían en una pequeña choza en las afueras del pueblo. Tenían tres hijos varones, y aunque eran pobres, siempre se ayudaban mutuamente.

    Un día, la hambruna azotó la región, y la familia apenas tenía suficiente para comer. La viejita lloraba de hambre, y el viejito, preocupado por su familia, decidió enviar a sus hijos en busca de ayuda.

    El hijo mayor, un joven fuerte y decidido, salió a rodar tierra. Caminó durante horas hasta que se encontró con un viejito de barba blanca. El viejito le preguntó a dónde iba, y el hijo mayor le contó sobre la pobreza en su hogar. El viejito le pidió que llevara una carta a una señora en un lugar lejano. El hijo mayor aceptó y tomó la carta, pero en lugar de entregarla, la tiró al suelo y mintió al viejito, diciendo que la había entregado.

    El viejito, sin embargo, no se dejó engañar. Le ofreció al hijo mayor cien pesos o un “Dios te lo pague”. El joven eligió los cien pesos y regresó a casa. Pero cuando su padre descubrió la verdad, lo castigó severamente por su mentira.

    El segundo hijo, viendo el fracaso de su hermano, también salió en busca de ayuda. Se encontró con el mismo viejito y recibió la misma oferta. Pero como su hermano, eligió los cien pesos y mintió sobre la entrega de la carta. Al regresar a casa, también fue castigado por su padre.

    Finalmente, el hijo más chico, un muchacho astuto y observador, decidió intentarlo. Se encontró con el viejito y eligió el “Dios te lo pague”. El viejito le dio un burrito y una carta para entregar a una señora en un lugar remoto.

    Salió el chico y cuando ya había caminado un buen trecho se encontró con un rio de creciente clara. Y el burrito le ayudo a cruzar. Más allá le apareció un río con creciente blanca. Y también la gracias al burrito la pudo pasar Porque el viejito le había dado al muchacho una espuelita de plata diciendole que la usara cuando el burro no quisiera enfrentar algún peligro. Más adelante se le apareció un río con agua color sangre y el burro se asusto mucho y se rehusaba a cruzar, pero el muchacho utilizo de nuevo la espuela y finalmente el burro y el muchacho cruzaron el rio color sangre. Y más adelante encontraron dos piedras blancas que se juntaban y se separaban y se juntabane. Estas piedras eran peligrosas porque había que cruzarlas en el momento justo o ellas podían aplastarlos. El muchacho que era muy inteligente midio cuanto tiempo se demoraban las piedras para abrirse y cerrarse de nuevo y cuando se abrieron puyo al burro con la espuela y este salió corriendo cruzando antes de que se cerraran las dos. Después de pasar esas piedras vio el muchacho dos toros peliando en medio del camino. El muchacho espero hasta que los toros se separaron cansados de peliar y rápidamente cruzo con su burro. Luego de esto vio un potrero lleno de pasto y curiosamente lleno de vacas flacas, luego vio un potrero sin pasto, y lleno de vacas gordas. Todo esto le llamo la atención porque no comprendía como las vacas estaban flacas con un potrero lleno de pasto y como las vacas gordas estaban en un potrero sin pasto. Pero siguió adelante con su burrito. Finalmente al caer el día llego hasta una casa solitaria en medio de un gran valle. Allí era el lugar donde debía entregar la carta.

    Toco la puerta y una mujer de muchos anos salió a sadudarlo y el muchacho le entrego la carta. La señora agradecida le ofrecio una comida y el muchacho se quedo dormido inmediatamente. El muchacho durmió un mes entero y cuando la señora lo despertó le entrego un pedazo de carbón y una carta y le dijo que ya podía regresar a donde el viejo que lo había enviado y que le entregara esa carta.

    Extranado y sin entender nada el joven se regreso y busco al viejito de barba. Llegando a el

    Show more Show less
    9 mins

What listeners say about Había una vez...Un cuento, un mito y una leyenda

Average customer ratings

Reviews - Please select the tabs below to change the source of reviews.