La perfección no existe, pero la carrera de Bill Russell es lo más cercano a la perfección deportiva que jamás haya visto la NBA. Once anillos en trece temporadas, haciendo de los Boston Celtics una dinastía gracias a su feraz defensa.

Wilt Chamberlain, el jugador conocido por ser capaz de anotar cien puntos en un partido de la NBA, que en realidad, fue mucho más que eso. Sus capacidades atléticas eran de fuera de este mundo, y le permitieron ser uno de los jugadores más laureados individualmente de la historia.

Muchos jugadores de la NBA decían que querían ser como Jordan, pero ninguno de ellos estaba tan obsesionado con ello como el bueno de Kobe. Bryant dedicó toda su vida a ser como su ídolo, y su agresividad y deseo por triunfar casi le llevan a ello.

A Earvin Johnson Jr. no le dieron el mote de Magic por nada. Su capacidad de crear juego, unido a sus dotes atléticas y su inusual composición corporal para la posición de base le hicieron uno de los jugadores de la historia de la NBA y discutiblemente el mejor en su posición.

Quién podría haber dicho que un joven de pueblo que tenía miedo de las multitudes sería el artífice de volver a poner a los Boston Celtics en el mapa. Larry Bird, un tirador como pocos se han visto, puso a la NBA en la década de los ochenta patas arriba, siendo la contraparte a los Lakers de Magic Johnson.

Antes de que LeBron James fuera el máximo anotador de la historia de la liga, Kareem Abdul-Jabbar ocupaba ese puesto. Con su famoso skyhook mantuvo en vilo a la NBA la década de los setenta y en la de los ochenta.

Si alguien ha sido un verdadero cambiador del juego en la última década en la NBA, ese es Stephen Curry. El base de los Golden State Warriors, con sus triples lejanos y su capacidad de distribución, ha conseguido que la dinámica de los encuentros cambie por completo.

Porque no se puede hablar de Zipi sin Zape, de Messi sin Cristiano o de Jordan sin LeBron James. El otro gran dorsal veintitrés que ha visto la liga es uno de los jugadores más dominantes de la historia y aún no quiere parar.