El decimosexto presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln, fue asesinado en abril de 1865. El país llevaba más de cuatro años desangrándose en una guerra civil cuyo final parecía vislumbrarse después de tanto tiempo. Durante la velada en un teatro de la capital el presidente recibió un solo disparo. Murió unas horas más tarde. El magnicida, un actor famoso de nombre John Wilkes Booth, logró escabullirse de la escena del crimen y emprender la huida. Inmediatamente se puso en marcha una operación de busca y captura que, según la versión oficial, concluyó doce días más tarde. En una apartada granja de Virginia el magnicida fue acorralado y alcanzado por un tiro cuando unos militares intentaban capturarle. El país acogió con alivio la noticia: la muerte del asesino por lo menos proporcionaba algo con lo que intentar aliviar el duelo por el líder asesinado. Esto es lo que se ha escrito en los libros de historia y lo que han aprendido los colegiales estadounidenses durante décadas. Pero un sector cada vez más amplio de especialistas pone en duda esta versión.

A excepción del éxito del plan para asesinar al hombre que había dirigido la Unión Federal durante la guerra, prácticamente el resto son dudas: hechos y datos plagados de divergencias, inconsistencias y lagunas abundan en el relato de los sucesos posteriores al crimen. Lo que hasta hace poco era un rumor, una leyenda de la cultura popular, hoy es un secreto a gritos. John Wilkes Booth podría haber sobrevivido varias décadas a Lincoln y haber acabado sus días tranquilamente, incluso en territorio norteamericano.

En los últimos años se han sucedido los libros, las teorías y las peticiones formales a las autoridades para acceder a documentos y realizar pruebas que pudiesen poner fin a la discusión. Hasta ahora ha sido en vano y las incertidumbres siguen siendo grandes. Pero poco a poco se van conociendo detalles que pueden arrojar algo de luz en el que fue el primer asesinato de un inquilino de la Casa Blanca. Se ha rastreado minuciosamente la biografía del asesino, los momentos previos al crimen, la huida y las pistas sobre su posible vida posterior. Todo ello constituye uno de los rompecabezas más fascinantes de la historia. Todo gira en torno a un personaje que en su época era célebre, pero del que en realidad se desconoce mucha información esencial; un hombre que se ha convertido en un misterio desde el momento en el que perpetró uno de los crímenes más tristemente célebres del mundo. Un enigma llamado John Wilkes Booth.