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  • 376: Cómo desactivar maldiciones financieras - 11/05/25 - #1351
    May 11 2025
    Cómo desactivar maldiciones financieras “Si… no obedeces… serás maldito. El… Señor te enviará maldiciones… ”, Deuteronomio 28:15-20. ¿Puede un creyente ser maldecido? Sí y no. Si obedece a Dios la maldición no lo toca: “Obedece a Dios y vivirás… sin ser tocado por el mal… inmune a la desgracia”, Proverbios 19:23. “… El que me obedece vivirá… seguro y sin temer ninguna desgracia”, Proverbios 1:33. “El que obedece a Dios… tiene un poderoso protector para él y para sus hijos”, Proverbios 14:26. Pero “si no me obedecen… yo los maldeciré… maldeciré hasta las bendiciones que reciban…”, Malaquías 2:1-2. “… Maldeciré a quien no obedezca…”, Jeremías 11:3. “Si… no obedeces… el… Señor te enviará maldiciones… ”, Deuteronomio 28:15-20. “Si obedeces al SEÑOR… vayas donde vayas y en todo lo que hagas, serás bendito… El SEÑOR… te bendecirá… y te dará prosperidad… Pero si… no lo obedeces… Vayas donde vayas y en todo lo que hagas serás maldito. El propio SEÑOR te enviará maldiciones… te afligirá con enfermedades… y las calamidades te perseguirán hasta la muerte… El SEÑOR te castigará… Andarás a tientas… y nadie vendrá en tu ayuda… todas estas maldiciones te perseguirán y te alcanzarán hasta que quedes destruido”, Deuteronomio 28:1-45. Está claro que el pecado atrae maldición: “El Señor enviará contra ti maldición, confusión y fracaso en toda la obra de tus manos, hasta que en un abrir y cerrar de ojos quedes arruinado y exterminado por tu mala conducta y por haberme abandonado”, Deuteronomio 28:20. Entonces, “la maldición nunca viene sin causa”, Proverbios 26:2. Y ¿cuál es la causa de toda maldición? La desobediencia: “A causa de nuestro pecado, se han derramado sobre nosotros las maldiciones…”, Daniel 9:11. “Debido a que se negaron a obedecer, traje… maldiciones…”, Jeremías 11:8. ¿Y cuándo se rompe una maldición? El día en que volvemos a obedecer. La maldición opera solo cuando vivimos en pecado. Los israelitas experimentaron maldición durante todo el tiempo en que le robaron a Dios: “Ustedes me están robando... en los diezmos y las ofrendas… por eso yo los maldigo… ustedes... están bajo gran maldición…”, Malaquías 3:8-9. Sin embargo, Dios les aseguró que la maldición se rompería el día en que ellos volvieran a obedecer: “Traigan los diezmos… y verán cómo abro las ventanas del cielo para derramar sobre ustedes bendiciones a raudales”, Malaquías 3:10. ¡La desobediencia activa maldiciones pero la obediencia las desactiva! ¡Qué gran lección! ¡Si obedecemos a Dios las maldiciones no nos alcanzarán! La protección de Dios está disponible solo para los hijos obedientes. Las maldiciones que Balaam le echaba al pueblo de Israel no surtían efecto porque ellos estaban protegidos. ¿Recuerdas la historia? “Balac… rey de Moab, empezó una guerra contra Israel. Llamó a Balaam… para que lo maldijera”, Josué 24:9. Balac era consciente de que su dios no podía con el Dios de Israel. Entonces recurrió al recurso espiritual más poderoso que conocía: la maldición. “Si maldices a ese pueblo, te pagaré todo el dinero que quieras…”, Números 22:17. ¿Cómo sabía Balac acerca del poder de la maldición? Porque lo había visto en Balam: “… Yo sé que tus… maldiciones siempre se cumplen… sobre el pueblo que tú… maldices, caen maldiciones”, Números 22:6. Balaam quiso maldecir a Israel pero no pudo: “¿Cómo puedo maldecir a quienes Dios no ha maldecido?... ¡Dios ha bendecido, y yo no puedo revertirlo!”, Números 23:8 y 20. ¿Por qué los hechizos del gran brujo Balaam no provocaban consecuencias negativas? Porque Israel estaba protegido por Dios. Y estaban protegidos porque eran obedientes: “… Dios protege a los suyos porque ellos siempre lo obedecen”, Deuteronomio 33:3. Balaam era un hombre empapado en el mundo ocultista (Números 24:1); sin embargo, se daba cuenta que sus recursos espiritistas eran inútiles: “… El SEÑOR… está con ellos… Ninguna maldición puede tocar a Jacob; ninguna magia ejerce poder alguno contra Israel…”, Números 23:21-23. La fortaleza de los israelitas estaba en la obediencia. La obediencia les brindaba protección al igual que a nosotros. Si permanecemos obedientes las maldiciones no nos alcanzarán. Y no solo eso, sino que Dios las convertirá en bendiciones: “… Como el Señor… te ama, no quiso escuchar a Balaán y cambió la maldición en bendición”, Deuteronomio 23:5. “… Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?”, Romanos 8:3. A los obedientes las maldiciones no le alcanzan porque “la maldición sin motivo jamás alcanza su destino”, Proverbios 26:2. Una forma muy común de maldecirnos a nosotros mismos es quedarnos con las primicias que le pertenecen a Dios. “Honra al Señor... con lo mejor de ...
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  • 375: De la opresión a la libertad - 4/5/2025 - #1350
    May 4 2025
    Pastor José Luis Cinalli 4/5/2025 De la opresión a la libertad Dios dijo: “Toda… israelita pedirá a sus vecinas egipcias… objetos de plata… de oro, y prendas costosas… y vestirán a sus hijos (TLA)… Así despojarán a los egipcios de sus riquezas”, Éxodo 3:22 (NTV). ¿Quién lo hubiera imaginado? ¡El pueblo que había estado esclavizado por cuatro siglos se volvió libre y rico de un día para otro! Ni el mejor libretista de ficción hubiera pensado que un imperio tan poderoso como Egipto regalaría sus riquezas a sus esclavos. Pero, ¿por qué la sorpresa? Dios ya se lo había prometido a Abraham: “Tus descendientes saldrán libres con grandes riquezas” (Génesis 15:14, PDT) y a Moisés: “Los israelitas… despojarán a los egipcios de sus riquezas”, Éxodo 3:21-22 (DHH, NTV). ¡Y sucedió! “El SEÑOR sacó a su pueblo de Egipto, cargado de oro y plata”, Salmo 105:37 (NTV). Ahora bien, Dios bendeciría a Israel siempre que ellos lo pidieran: “… Pidan… objetos de oro y plata…”, Éxodo 11:2 (TLA). Y “los israelitas… pidieron a los egipcios ropa y objetos de plata y de oro… y dieron a… Israel todo lo que pidió…”, Éxodo 12:35-36 (NTV). Fue Dios mismo quien le enseñó a su pueblo a pedir lo bueno y lo mejor: objetos de oro, plata y vestidos costosos. Los israelitas salieron de Egipto vestidos de gala. Dios ajustició al faraón transfiriendo sus riquezas a manos de su pueblo. “La riqueza de los pecadores pasa a manos de los justos…”, Proverbios 13:22 (NTV). “Dios espera el momento de castigar a los malvados; y este será su castigo… aunque lleguen a amontonar mucha plata y vestidos, la gente buena e inocente disfrutará de todo eso…”, Job 27:13-17 (TLA). “Dios da sabiduría, ciencia y alegría a quien le agrada; más al pecador le da como tarea amontonar y atesorar para dejárselo a quien agrada a Dios…”, Eclesiastés 2:26 (Jer. 2001). Dios ‘atormenta’ a los pecadores dándole riquezas para luego quitárselas y dárselas a los justos. ¡Qué manera extraña suele usar Dios para castigar a los pecadores! Los cananeos conservaron la buena tierra hasta que Dios se la dio a los hijos de Israel. Egipto acumuló fortuna que finalmente pasó a manos de los israelitas. La herencia del malvado Amán pasó a manos de Mardoqueo, Ester 8:2. ¿Alcanzas a comprender el significado espiritual? La firme decisión que tomemos por seguir a Cristo obligará no sólo al ‘faraón’ a devolvernos lo que nos robó, sino que glorificará a Dios cuando vea a sus hijos vestidos de justicia y honor anunciando su grandeza y su poder. Dios les enseñó a los israelitas a no ser escasos en pedir. ¿No fue Jesús quién les enseñó a sus discípulos a pedir atrevidamente cuando les contó la parábola del hombre que golpeaba la puerta de su amigo a medianoche? Pidió tres panes cuando solo uno le hubiera bastado. Y por su osadía recibió lo que pidió, Lucas 11:5-7. ¿Qué le dijo Eliseo a la viuda endeudada que buscaba su consejo? “Pide para ti vasijas… no pocas”, 2º Reyes 4:3. La mujer debía buscar vasijas, recoger el aceite y luego venderlo. El milagro sucedió mientras echaba el aceite. En tanto hubiera vasijas para llenar, el aceite no dejaba de fluir. En cuanto se terminaron los recipientes “… cesó el aceite”, 2º Reyes 4:6. La provisión divina estuvo limitada por la fe de la mujer; si hubiera reunido más vasijas su bendición hubiera sido más grande. Isaías dijo: “Ensancha el espacio de tu tienda… agranda tu casa… Extiende tu hogar y no repares en gastos, pues pronto estarás llena a rebosar (NTV)… extiende cuanto puedas tus cuerdas (TA)… no seas escasa (RV60) … ¡No te pongas límites!… porque a derecha y a izquierda te extenderás…”, Isaías 54:2-4 (BAD). “No seas escaso… no te pongas límite”. Somos los únicos que podríamos estorbar el crecimiento y progreso que Dios ha destinado para nosotros. Los límites autoimpuestos interrumpen las bendiciones de Dios. Tenemos otro caso en el rey Joaz. Preocupado porque le habían declarado la guerra fue a ver a Eliseo. El rey debía lanzar a través de la ventana abierta flechas al aire. Luego tenía que tomar el resto de las flechas y golpearlas contra el suelo. La cantidad de golpes era una demostración de la fe y la osadía para tomar la victoria que Dios quería darle. Pero Eliseo “se enojó con él y le dijo: —¡Tendrías que haber golpeado el piso cinco o seis veces! Si lo hubieras hecho así, habrías podido vencer a Siria de una vez por todas. Pero ahora solo vas a derrotarla tres veces”, 2º Reyes 13:19 (TLA). Debido a su poca fe Joaz tendría una victoria parcial sobre el enemigo. No fue osado en tomar la victoria que Dios le daba. Le puso límite al poder de Dios y recibió de la misma manera que pidió: ¡escasamente! Cuando no le ponemos límites a Dios, Dios no le pone límites a nuestra fe. Cuando Dios nos invita a tomar...
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  • 374: Oraciones del tamaño de Dios - 27/04/2025 - #1349
    Apr 28 2025
    Pastor José Luis Cinalli 27/04/2025 Oraciones del tamaño de Dios “Para destruir las fortalezas del mal… empleo… las invencibles armas del todopoderoso Dios”, 2ª Corintios 10:4 (NT-BAD). La oración mueve la mano que mueve el mundo; sin embargo, son pocos los que la usan con efectividad. Pablo, un experimentado y veterano de guerra, nunca perdió una batalla contra las fuerzas del mal porque practicaba los secretos de la oración efectiva. He aquí algunos de ellos: 1) Específica. ¡La respuesta a la oración depende de su especificidad! Si dejamos que el agua fluya libremente su energía se disipa produciendo un pantano, pero si la encauzamos producirá la fuerza suficiente para mover un molino o generar electricidad. Los primeros cristianos fueron muy específicos en sus oraciones: “Dios … ayúdanos a no tener miedo de hablar de ti ante nadie”, Hechos 4:29 (TLA). Y, “a partir de ese momento, todos hablaban sin temor acerca de Jesús”, Hechos 4:31 (TLA). ¿Tus oraciones no reciben respuesta? Quizás seas muy ambiguo en tus peticiones. “Invocó Jabes al Dios de Israel… Y le otorgó Dios lo que pidió”, 1º Crónicas 4:10. Cuando Bartimeo pidió misericordia no recibió respuesta, pero cuando dijo: “quiero ver” (Marcos 10:51), Jesús le devolvió la vista. Ana pidió un hijo y lo recibió, 1ª Samuel 1. Josué pidió que el sol se detuviera y “el sol se detuvo”, Josué 10:13. Si le pedimos al Señor que nos bendiga, Él nos preguntará: “¿qué quieres exactamente que haga por ti?”. ¡Cuando seamos específicos en pedir, Dios será específico en responder! 2) Atrevida. Una oración ‘decorosa’ y ‘decente’ deshonra a Dios. Nuestras oraciones son el resultado de nuestra fe. Si creemos en el gran poder de Dios y en su deseo de bendecirnos haremos oraciones intrépidas que permitan el cumplimiento de sus propósitos y el avance de su reino. ¡Cuántas bendiciones no reclamadas el Señor desea darnos! “¡Cuánto quisiera que mi pueblo me escuchara… ¡En muy poco tiempo derrotaría yo a sus enemigos y los aplastaría con mi poder!”, Salmo 81:13-14 (DA, TLA). Una fe atrevida abre los cielos y deleita el corazón de Dios. Jesús mismo nos enseñó a ser osados en nuestras peticiones cuando contó la parábola de Lucas 11. Un hombre golpeaba las puertas de su amigo a medianoche para pedirle pan: “Amigo, préstame tres panes… porque ha venido a mi casa un amigo”, Lucas 11:5 (RV60, BDA2010). Y, ¿cuál fue la respuesta? “No me molestes… mi familia y yo estamos acostados…”, Lucas 11:7 (NTV). Al principio fue rechazado, pero al final obtuvo lo que pidió. ¿Y cuál fue la clave? La insistencia: “Os digo que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su descarada insistencia…… impertinencia (BAD)… imprudencia (Jünemann)… se levantará y le dará lo que necesite”, Lucas 11:8 (NT-Recobro). Fue atrevido por la hora en que hizo la petición: a medianoche. Fue audaz por la medida de la petición: tres panes. Los panes orientales eran grandes y uno le hubiera bastado; sin embargo, por su atrevimiento obtuvo lo que pidió. Y finalmente fue osado porque pidió hasta recibir. Jesús tuvo mucho cuidado en señalar que el hombre no le dio los panes por la amistad entre ambos sino, por la insistencia con la que solicitó el favor. ¡Hay que orar con atrevimiento y hasta que la oración sea respondida! 3) Perseverante. La resistencia a la oración es tan intensa y la tentación a desfallecer es tan grande que el Señor “les contó una historia a sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por vencidos”, Lucas 18:1 (NTV). La parábola cuenta la historia de una viuda que insistentemente le pedía justicia a un juez injusto. ¿Qué argumentos prevalecieron para que recibiera justicia? Ninguno. El secreto fue la insistencia. El juez dijo: “¡Me ocuparé de que reciba justicia, porque me está agotando con sus constantes peticiones!”, Lucas 18:5 (NTV). Si las súplicas constantes pudieron ‘ablandar’ a un juez sin compasión, cuanto más Dios será movido por las peticiones incesantes de sus amados hijos. “La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante”, Santiago 5:16 (BLA); Hebreos 10:36. Jacob fue bendecido debido a su tenaz perseverancia: “No te dejaré si no me bendices”, Génesis 32:26. Nehemías obtuvo el favor del rey porque prevaleció en oración día y noche, Nehemías 1:6. El crecimiento explosivo de la primitiva iglesia tuvo lugar porque “perseveraban en… las oraciones”, Hechos 2:42. Los israelitas vencieron a los amalecitas porque Moisés perseveró en oración en el monte, Éxodo 17:11. El secreto de la victoria está en la oración perseverante. Muchos de los que oran jamás reciben porque jamás perseveran. Si eres perezoso en la oración tienes muy pocas esperanzas de ser bendecido por Dios. 4) ...
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  • 373: Una cruz vacía, una tumba vacía, ¡un trono ocupado! - 20/4/2025 - #1348
    Apr 20 2025
    Pastor José Luis Cinalli 20/4/2025 Una cruz vacía, una tumba vacía, ¡un trono ocupado! “Recibirán poder para proclamar con efectividad mi muerte y resurrección…”, Hechos 1:8 (NT-BAD). ¡La resurrección de Jesús es el milagro más grande de la historia! “Los apóstoles… daban sin cesar testimonio de la resurrección del Señor Jesús…”, Hechos 4:33 (CST). Jesús resucitó, tal como las Escrituras lo habían profetizado. Pedro citó el Salmo 16 para referirse a la resurrección de Jesús el día de Pentecostés. Explicó que David vio “anticipadamente la resurrección del Mesías… y dijo… que no se quedaría en el sepulcro ni su cuerpo se descompondría”, Hechos 2:31 (DHH). Otro que profetizó acerca de la resurrección de Jesús fue Isaías cuando dijo: “Fue enterrado como un criminal… sin embargo… disfrutará de una larga vida…”, Isaías 53:9-10 (NTV); Juan 20:9; Lucas 24:46. Jesús mismo predijo su resurrección: “… Van a matarme, pero tres días después resucitaré”, Mateo 16:21 (TLA); 12:40, 17:22-23, 20:17-19; Marcos 8:31, 9:31, 10:33-34; Lucas 9:22; 18:31-33, 24:6-7, 26 y 44; Juan 2:19. El tema central de la predicación apostólica era la resurrección de Jesús. En el mensaje inaugural de la iglesia Pedro ocupó un solo versículo para referirse a la muerte de Jesús y doce a la resurrección, Hechos 2:23-35. Pablo dijo: “… Jesucristo… fue levantado de los muertos; ésta es la Buena Noticia que yo predico”, 2ª Timoteo 2:8 (NTV). Luego agregó: “Todos predicamos el mismo mensaje… predicamos que Cristo se levantó de los muertos…”, 1ª Corintios 15:11-12 (NTV); Hechos 3:15, 4:10, 5:30, 10:40, 13:30, 13:33, 17:31. Los apóstoles fueron testigos oculares de la resurrección de Jesús: “Dios levantó a Jesús de los muertos y de esto todos nosotros somos testigos”, Hechos 2:32 (NTV), Hechos 1:3. Los discípulos no solo vieron a Jesús resucitado, sino que lo tocaron, lo vieron comer (Lucas 24:36-43) y comieron con Él hasta que ascendió al cielo, Hechos 10:41. La primera vez que los discípulos vieron a Jesús resucitado “pensaban que veían un fantasma” (Lucas 24:37, NTV), pero Jesús les dijo: “Miren mis manos… mis pies… tóquenme… no soy un fantasma, pues los fantasmas no tienen cuerpo, como ven que yo tengo”, Lucas 24:39 (NTV). Desde ese día nunca más dudaron de la resurrección de Cristo y estuvieron dispuestos a sacrificar sus vidas antes que negar la resurrección de Jesús. Pero no solo ellos lo vieron resucitado: “… Se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los que la mayor parte viven todavía…”, 1ª Corintios 15:6 (BDA2010). Quinientas personas vieron a Jesús resucitado al mismo tiempo y, 20 años después de la resurrección, casi todos ellos vivían para atestiguar aquel gran acontecimiento. ¿Qué otra prueba se necesita para confirmar la resurrección de Cristo? Ahora bien, para que haya resurrección tiene que haber muerte. Y la muerte de Jesús fue puesta en tela de juicio. Los que quieren asesinar al cristianismo dicen que Jesús solamente se desmayó; insinúan que no estaba muerto cuando lo sepultaron. Esas personas ignoran el sufrimiento del flagelo romano. Los torturadores eran profesionales, golpeaban y desfiguraban a las víctimas con un látigo corto consistente de varias cadenas delgadas de hierro con pequeñas pesas en las puntas. Cada latigazo abría la espalda y atravesaba la carne y los músculos. Consideremos que en la ley romana no había límites para los golpes. Todo ese dolor no es nada con la muerte en la cruz, una muerte lenta y cruel. Hoy se sabe que el agua y la sangre que brotó del costado atravesado de Jesús es la descripción de un derrame pericárdico debido a la muerte por asfixia. La evidencia científica dice que Jesús no pudo haber fingido su muerte. Además, existen testigos oculares de su muerte, muchos de los cuales no eran discípulos ni seguidores de Jesús, por ejemplo, los soldados que lo crucificaron. Para acelerar la muerte Pilato ordenó quebrar las piernas a los crucificados, “pero al acercarse a Jesús, vieron que ya estaba muerto…”, Juan 19:33 (DHH). Existe también el testimonio del centurión romano encargado de su muerte. Cuando José de Arimatea pidió el cuerpo de Jesús “Pilato… mandó llamar al centurión y le preguntó si… Jesús ya había muerto. Luego de que el centurión le confirmó la noticia, Pilato entregó a José el cuerpo de Jesús”, Marcos 15:44-45 (RVC). Nicodemo, miembro honorable del concilio, ayudó a José en la sepultura de Jesús, Juan 19:39. ¿Podría alguien insinuar que estos ilustres e importantes hombres sepultaron a un hombre vivo? ¿No son suficiente todos estos testigos? El soldado que le abrió el costado a Jesús; el centurión; Pilato que investigó el asunto, José de Arimatea y Nicodemo que lo sepultaron y, como si fuera poco, el testimonio de las mujeres que presenciaron el...
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  • 372: Ojo con el enojo - 13/4/2025 - #1347
    Apr 13 2025
    Pastor José Luis Cinalli 13/4/2025 Ojo con el enojo “… Moisés… vio que un egipcio maltrataba a un israelita; miró a todos lados, y como no vio a nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena”, Éxodo 2:11-12 (TLA). Los pecados del espíritu suelen ser los más tolerados pese a ser potencialmente letales. No somos tan recios con ellos como con los pecados de la carne. Sin embargo, suelen ser muy perjudiciales. Moisés perdió su bendición a causa de su enojo. Murió sin cumplir el sueño de entrar a la tierra prometida. Arruinó la misión divina y su vida fue acortada el día que golpeó la roca, en el último año del peregrinaje en el desierto. Moisés le dijo a Dios: “Te ruego que me dejes cruzar… pero el Señor… no quiso concederme mi deseo y me dijo: “¡Ya basta! No insistas más sobre este asunto… no podrás cruzar el río Jordán”, Deuteronomio 3:25-27 (PDT). ¿Qué hizo Moisés para ser descalificado del ministerio y merecer semejante castigo? Enojado habló imprudentemente (Salmo 106:33) y golpeó la roca atribuyéndose el milagro de sacar agua, Números 20:10. Moisés fracasó en lo que había sido su fortaleza: la mansedumbre. Fue descalificado porque nunca resolvió el asunto de la ira. Todo comenzó cuando enojado mató a un egipcio (Éxodo 2:11-14) y quedó incapacitado para servir a Dios. Cuando dependemos de nosotros, sin tener en cuenta la guía del Señor, el fracaso es seguro. La Biblia dice que Moisés “miró a todas partes y viendo que no parecía nadie mató al egipcio y lo escondió en la arena”, Éxodo 2:12. Las palabras “miró y vio” revelan la verdad de que Moisés caminaba por vista. No se dice nada acerca de recibir guía de Dios en ese momento de su vida. El pueblo tenía un libertador, pero éste en su arrogancia e independencia intentó hacer la obra de Dios a su manera; es decir, en la carne. Cuando una persona no está segura de la voluntad de Dios o de sus acciones suele temer las opiniones de los demás. Al que conoce la voluntad de Dios le es indiferente las opiniones de los hombres porque el Señor lo guía. En ese momento, Moisés tenía la mirada puesta en los hombres, no en Dios. Qué seria advertencia es todo esto para nosotros. Un celo fuera de control conduce a acciones apresuradas; si tenemos que mirar a un lado y a otro antes de hacer algo, ¡mejor no lo hagamos! Enterrar al egipcio no le sirvió de nada a Moisés. Esconder el error no lo borra. El que oculta el pecado con el tiempo será descubierto. Es la tendencia natural del hombre ocultar sus malas acciones. Adán y Eva intentaron cubrirse con hojas de higuera y esconderse de Dios, Génesis 3:7. ¿Pudieron? Por supuesto que no. Caín intentó enterrar a Abel, pero su sangre clamó al cielo desde la tierra, Génesis 4:10. Tarde o temprano “el pecado nos alcanzará”, Números 32:23 (NTV). “Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto…”, Eclesiastés 12:14 (NTV). “Llegará el tiempo en que todo lo que está encubierto será revelado y todo lo secreto se dará a conocer a todos”, Lucas 12:2 (NTV). “Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia”, Proverbios 28:13 (NTV). Moisés no prosperó porque trató de encubrir su pecado. Dios permitió que fuera descubierto porque tenía planes de llevarlo al desierto para que tomara el “curso de posgrado en pastoreo de ovejas” durante 40 años. Cuántas lecciones: 1) ¡La ira sin control retrasa las bendiciones en lugar de promover los propósitos de Dios! Causa un desastre. 2) ¡Los fines espirituales no se alcanzan por medios carnales! “El plan de Moisés condujo al pecado, no a la liberación. Nunca es correcto hacer el mal para hacer el bien. No se deben usar métodos sensuales, mundanos y carnales que contradicen los principios bíblicos para alcanzar a la gente para Cristo. Contristan al Espíritu Santo y crean confusión”, Mattoon. Moisés nunca resolvió el problema de la ira. Después de matar al egipcio, le habló impulsivamente al faraón: “… Ardiendo de enojo, salió de la presencia del faraón”, Éxodo 11:8 (NTV). El enojo lo llevó a romper el único documento escrito por Dios: “Moisés se enojó mucho cuando… vio al becerro de oro y al pueblo bailando. Entonces arrojó las tablas contra el suelo, las cuales se hicieron pedazos al pie del monte”, Éxodo 32:19 (PDT). El enojo era justificable pero no la forma en la que lo expresó. Peor que eso: “Agarró al becerro que el pueblo había hecho, lo quemó en el fuego y lo molió hasta volverlo polvo. Después roció el polvo sobre el agua e hizo que los israelitas se tomaran esa agua”, Éxodo 32:20 (PDT). Nosotros hemos disculpado a Moisés por destruir las tablas en un arranque de ira, pero Dios nunca lo hizo. ¿Y cómo lo sabemos? Porque el Señor lo mandó a labrar las dos tablas en las que escribiría nuevamente ...
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  • 371: La madre heroína de un héroe - 6/3/2025 - #1346
    Apr 6 2025
    Pastor José Luis Cinalli 6/3/2025 La madre heroína de un héroe “Fue por la fe que cuando nació Moisés, sus padres lo escondieron… Vieron que Dios les había dado un hijo fuera de lo común y no tuvieron temor de desobedecer la orden del rey”, Hebreos 11:23 (NTV). Faraón siempre ha sido un símbolo satánico. En su intento por frustrar los planes de Dios esclavizó a los israelitas oprimiéndolos con impuestos y trabajos forzados. ¿Y cómo le fue? Muy mal: “Cuanto más los oprimían, más se multiplicaban”, Éxodo 1:12. Entonces, herido en su orgullo, ordenó a las parteras hebreas que mataran a los varones recién nacidos, Éxodo 1:16-17. ¿Y lo logró? De ninguna manera, Éxodo 1:17. ¡Los planes de Dios no pueden ser estropeados por los hombres, ni siquiera por los reyes! Finalmente, decretó que los niños fuesen ahogados en el río Nilo, Éxodo 1:22. No cabe duda que detrás de esta escena sombría de muerte operaba una potestad diabólica. ¿Por qué tanto empeño en destruir la vida de los infantes? Porque lo que se vierte en un niño a temprana edad determina lo que será en su vida adulta. Piensa en el hijo de Amram y Jocabed. ¡La historia de la gran fe de Moisés comienza con la gran fe de sus padres! ¿De dónde obtuvo Moisés la información acerca del Dios único, sus pactos y su pueblo Israel? De sus padres. Lo que ellos sembraron en Moisés durante su infancia fue decisivo en la misión que Dios le daría en su vida adulta. Es responsabilidad de los padres consagrar sus hijos a Dios y luego estimularlos a la vida espiritual. Y el ejemplo puede ser un aliado importante. Los niños deben ver en sus padres la plenitud de la nueva vida en Cristo. ¿Lo están viendo? ¿Les resulta atractiva la vida cristiana de sus padres? No escatimes esfuerzos ni recursos para que tus hijos desarrollen una relación de amor siempre creciente con Dios: “Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán”, Proverbios 22:6 (NTV). Imitemos a Jesús cuya prioridad fue que sus hijos, como él llamó a sus discípulos (Hebreos 2:11-13), aprendieran a depender de Dios, Juan 17:12. El plan de Dios es que los padres sean la fuente principal del desarrollo espiritual de sus hijos. Son muchos los ejemplos bíblicos de padres que asumieron esa responsabilidad y, como resultado, dejaron una gran bendición para toda la humanidad. Uno de esos ejemplos fue Jocabed: “… Una mujer de la tribu de Leví… dio a luz un hijo. Al ver que era un niño excepcional, lo escondió… cuando ya no pudo ocultarlo más… puso al niño en la canasta… a la orilla del río Nilo”, Éxodo 2:1-3 (NTV). Jocabed figura en el salón de la fe, Hebreos 11:23. Ante los ojos del mundo parecía ser una mujer sin esperanza, una impotente esclava hebrea. No obstante, crio a un hijo que estremeció al mundo, ¡y lo logró solo con fe! Para salvar a su hijo lo escondió en una canasta, quizás porque se inspiró en el único ejemplo bíblico que conocía. ¿Cómo hizo Dios para salvar a un hombre como Noé que estaba condenado a muerte? Construyó un arca y lo puso dentro. “Pues bien”, dijo Jocabed, “haré un arca y meteré a mi hijo; pondré el arca entre mi hijo y las aguas de la muerte y confiaré en que Dios hará por Moisés lo que hizo por Noé”. ¿Y qué sucedió? Dios tomó la pequeña barquita y la convirtió en un buque de batalla para hundir el reino del Faraón. Cuando contemplamos a la hija de Leví arrodillada junto a la canasta de juncos vemos la fe de una madre que se apoya en la “Roca de los siglos” (Isaías 26:4, BTX2) esperando la salvación de su hijo, mientras las olas de la muerte se estrellan a sus pies. Imita a Jocabed quién imitó a Dios, pues Él salvará a tu familia como salvó a Moisés de las olas de la muerte. Observa a esta heroína de la fe. Jocabed mantuvo la calma, mientras miraba cara a cara a la muerte porque tenía fe en el Dios de lo imposible. Puede que algún espíritu de muerte merodee tu hogar o que la tiranía de la oscuridad quiera arrebatarte el tesoro de tu familia. Tú confía en Dios y confíale a Él la vida de los tuyos: “¡Todos los que temen al Señor, confíen en el Señor! Él es su ayudador y su escudo”, Salmo 115:11 (NTV). Sigamos las huellas de la intervención divina en las circunstancias que rodearon el nacimiento de Moisés. El ojo incrédulo le atribuye todo al azar. Pero el ojo espiritual ve a Dios obrando detrás de escena y entonces la cosa más insignificante se convierte en el eslabón principal de la cadena de acontecimientos que Dios hace coincidir para llevar a cabo sus grandiosos propósitos. De esa manera una noche sin sueño de un monarca pagano fue la pieza fundamental en la cadena de acontecimientos que terminaron con la liberación de Israel, Ester 6. Lo mismo sucedió con el paseo ‘casual’ de la hija del faraón a orillas del Nilo. Ella jamás imaginaría que sería una pieza importante ...
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  • 370: Las heroínas de Dios - 30/3/2025 - #1345
    Mar 30 2025
    Pastor José Luis Cinalli 30/3/2025 Las heroínas de Dios “… El temor del SEÑOR es tu tesoro”, Isaías 33:6 (LBLA). La familia de José era muy pequeña cuando llegó a Egipto: “… Solo… setenta personas…”, Deuteronomio 10:22 (TLA). Pero en poco tiempo Dios los hizo “un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo”, Deuteronomio 10:22 (BAD). “Dios les dio su bendición y ellos… se multiplicaron”, Salmo 107:38 (TLA). Qué fácil le resulta a Dios aumentar y multiplicar, así como disminuir y humillar cuando no se lo obedece: “Ustedes son un pueblo muy numeroso; pero si no obedecen a Dios, quedarán solo unos cuantos”, Deuteronomio 28:62 (TLA). “Los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron” (Éxodo 1:7, RV95) tal como Dios se lo había prometido a Abraham (Génesis 12:2; 13:15-16; 15:5; 22:17) a Isaac (Génesis 26:4) y a Jacob, Génesis 28:14; 35:11; 46:3-4. Lo que Dios promete, ¡lo cumple! Cuando Dios dijo “tiempo de activación sobrenatural”, decenas de equipos misioneros fueron liberados a la obra e innumerables casas de oración vieron la luz. La Biblia dice claramente que “hay dos cosas imposibles: que Dios mienta y que no cumpla lo que promete…”, Hebreos 6:18 (PDT). “Dios siempre dice la verdad” (Romanos 3:4, TLA) y “Dios… siempre cumple su palabra…”, 1ª Samuel 15:29 (TLA). Dios le dijo a Abraham: “… Voy a darte muchas riquezas” (Génesis 15:1, TLA) y el hombre se volvió riquísimo, Génesis 13:2. Le dijo a Isaac: “… Tus descendientes… se convertirán en una gran nación…” (Génesis 26:24, NTV) y los israelitas se volvieron más numerosos que los egipcios, Éxodo 1:9. No existe razón para desconfiar del Señor: “Dios no ha dejado de cumplir… lo bueno que… prometió. Todo lo que prometió se ha hecho realidad”, Josué 23:14 (TLA). Tengamos fe, Dios cumplirá lo que ha prometido. ¿Y sabes por qué? Porque “Dios… es fiel para hacer lo que dice…”, 1ª Corintios 1:9 (NTV). Dios cumplió su promesa y faraón dijo: “¡Cuidado con los israelitas, que ya son más fuertes y numerosos que nosotros!”, Éxodo 1:9 (NVI). Y luego agregó: “Tenemos que idear un plan para evitar que… sigan multiplicándose…”, Éxodo 1:10 (NTV). ¡Qué locura! Encontramos a un hombre que pretende frustrar los propósitos del Todopoderoso Dios. Y, ¿cómo lo hará? Haciéndoles la vida imposible a los hijos de Dios: “… Los egipcios esclavizaron a los israelitas y les pusieron capataces despiadados… para que los oprimieran con sus cargas…”, Éxodo 1:11 (NTV, RV95). Una carga es un peso extra que agobia, cansa, desgasta y hace sufrir. Esas cargas consistían en impuestos y trabajo duro. Hoy día muchos creyentes son agobiados por pesadas cargas, cargas por un pasado no sanado, pleitos no arreglados, ofensas no perdonadas y una conciencia que los acusa de pecado. ¿Cómo le fue al faraón en su intento de medir fuerzas con el Eterno Dios? ¡Muy mal! “Cuanto más los oprimían, más se multiplicaban… de modo que los egipcios llegaron a tenerles miedo”, Éxodo 1:12 (BAD). Obrar sin tener en cuenta a Dios es el peor error. Tarde o temprano los propósitos del Señor se impondrán y los planes del ser humano serán destruidos. Lo que emprendemos independientemente de Dios puede durar a lo sumo el tiempo presente. Todo lo que es humano, por sólido y brillante que parezca, está destinado a ser presa de la muerte y a caer deshecho en el polvo; mientras que todo lo que se relaciona con Dios y se apoya en Él permanecerá para siempre: “Será su nombre para siempre; se perpetuará su nombre mientras dure el sol”, Salmo 72:17 (RV95). Cuán grande es la locura del hombre que se levanta contra el omnipotente Dios. ¡El enemigo podrá resistir, pero Dios siempre se mostrará más fuerte que él! La primera estrategia del faraón no dio resultado. Cuánto más oprimía a los israelitas éstos más se multiplicaban. Entonces, ideó otro malvado plan. Convocó a las parteras de las hebreas llamadas Sifra y Fúa y les dijo: “Cuando estén ayudando a las hebreas a dar a luz, fíjense en el sexo del bebé. Si es niño, mátenlo, pero si es niña, déjenla vivir. Pero las parteras respetaban… temían (BDA2010) … reverenciaban (NBLH)… a Dios y no hicieron lo que el rey… les ordenó. Dejaban que los niños vivieran”, Éxodo 1:16-17 (PDT). El faraón hizo que se presentaran ante él y les preguntó: “… ¿Por qué dejaron vivir a los niños? Ellas respondieron: —Porque las hebreas son diferentes a las egipcias; son fuertes y dan a luz antes de que la partera llegue a atenderlas”, Éxodo 1:18-19 (PDT). ¿Está bien desobedecer a la autoridad? Jesús nos enseñó a respetarlas. Él dijo: “… den al César lo que pertenece al César…”, Mateo 22:21 (NTV). Pablo agregó: “Toda persona debe someterse a las autoridades de gobierno…”, Romanos 13:1 (NTV); Tito 3:1; 1ª Pedro 2:13. Sin embargo,...
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  • 369: El hombre fiel abundará en bendiciones - 23/3/2025 - #1344
    Mar 23 2025
    Pastor José Luis Cinalli 23/3/2025 El hombre fiel abundará en bendiciones “Potifar dejó todo lo que tenía en mano de José… Después… la esposa… puso sus ojos en José y le dijo: “duerme conmigo”…Pero él no quiso y dijo… “¿Cómo podría yo cometer un mal tan grande y pecar contra Dios?”, Génesis 39:6-9 (NRV1990, MN). ¿Por qué razón José dijo “no” a la atractiva oferta de la esposa de Potifar? ¿Para no arruinar el futuro glorioso que Dios le había prometido en sueños? ¿Para evitar sufrimientos físicos? ¿Para no perder el cielo? Nada de eso. José nunca dijo nada acerca de la posibilidad de perder el trabajo, el ministerio o la herencia espiritual. No le dijo a la mujer: “si nos acostamos te estaría haciendo daño” o “estaría faltándole el respeto a tu esposo”, ni siquiera pensó en el perjuicio que se hacía a sí mismo o a su descendencia. La verdadera razón por la que José se negó a pecar fue el temor a Dios: “Sería un gran pecado contra Dios”, Génesis 39:9 (NTV). Lo que lastimaba la conciencia de José era la idea de pecar contra Dios. José sabía muy bien qué pensaba Dios acerca de la fidelidad en el matrimonio. Lo aprendió de sus padres. Sabía que Dios celebró el primer matrimonio y expresó claramente su deseo de que las parejas se mantuvieran unidas y fueran “una sola carne”, Génesis 2:24. También sabía que quienes intentaron romper otros matrimonios despertaron la ira de Dios. Por ejemplo, los hombres que quisieron acostarse con la esposa de Isaac, su abuelo, y con la de Abraham, su bisabuelo, se salvaron por poco de sufrir graves consecuencias, Génesis 20:1-3; 26:7-11. Si ‘Potifarsa’ le hubiera propuesto adulterar los libros de contabilidad a cambio de una abultada suma de dinero, ¿qué hubiera hecho José? Lo mismo: hubiera dicho que no, para no entristecer a Dios. El pecado ofende al Señor, lo entristece, lo apaga y lo aleja. Y además, cuando pecamos, le damos una gran alegría al diablo. ¿Es eso lo que realmente queremos? La razón por la que el diablo nos espolea a la desobediencia es partirle el corazón a Dios. Refiriéndose al pueblo de Israel la Biblia dice: “… Le dieron a Dios mucha tristeza”, Salmo 78:40 (PDT). “Se rebelaron… y entristecieron a su Santo Espíritu…”, Isaías 63:10 (NTV); Génesis 6:5-6. Y no olvides una cosa: la alegría que le damos al enemigo es retribuida con mucho sufrimiento. No pienses ni por un instante que aquel déspota y cruel amo te premiará por tu desobediencia a Dios. ¿Por qué tratar con tanto desprecio quién nos adoptó como hijos y nos libró del yugo del pecado y la condenación eterna? ¡No hay peor pecado que provocarle lágrimas a quien nos ha regalado sus mejores sonrisas! La historia de José es impactante y está colmada de principios espirituales: 1) La unción de productividad es el resultado de la obediencia a Dios. “El Señor estaba con José, por eso tenía éxito en todo… Potifar… se dio cuenta de que el Señor estaba con José y que el Señor hacía que le fuera muy bien en todo”, Génesis 39:2-3 (NTV, PDT). ¿Qué tenía José para que Potifar reconociera a Dios en su vida? ¡Prosperidad! José era próspero. Y era próspero porque obedecía a Dios: “Si… obedecen a Dios, serán bendecidos con prosperidad por el resto de su vida…”, Job 36:11 (NTV). Por supuesto la prosperidad de José no era económica porque él era esclavo. Su riqueza no era material sino espiritual. Su mayor tesoro consistía en bienes intangibles como paz, salud emocional y bienestar integral. La prosperidad de José provenía de su temor a Dios y su vida bendecida era un poderoso testimonio del favor de Dios. Dios nos bendice para que “… vean su gran poder y lo alaben”, Salmo 106:8 (TLA). Potifar contrató a José porque quería su bendición, quería el Dios que José tenía. ¿Te acuerdas de Obed-edom? Su fidelidad atrajo la bendición de Dios y todos, incluso el rey, querían al Dios de Obed-edom, 2º Samuel 6:11. La bendición que llega como consecuencia de la obediencia hace que el nombre de Dios sea honrado entre los que no creen. 2) Liderar con carácter es más importante que hacerlo con carisma. La vida de José fue una verdadera montaña rusa. José siempre fue el favorito de alguien: primero de sus padres, luego de Potifar y finalmente de su esposa. Pero ser el favorito también le trajo problemas. Sus hermanos lo odiaron y lo vendieron como esclavo. Siendo esclavo ascendió a siervo exitoso, luego cayó como un delincuente y lo encarcelaron como un criminal. José sufrió en el pozo pero enfrentó un peligro aún mayor en Egipto: la lujuria de una mujer malvada. José fue tentado. La tentación es parte inevitable de nuestro mundo caído. No podemos escapar de ella. Existen tentaciones materiales, la lujuria por las cosas y existen tentaciones sexuales, la lujuria por el cuerpo ajeno; es decir: el deseo de poseer...
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