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  • De donde nace la calma en los verdaderos servidores de Dios (de las obras de San Claudio de la Colombiere)
    Oct 3 2025

    -DE DONDE NACE LA CALMA EN LOS VERDADEROS ADORADORES DE DIOS-

    De las obras de San Claudio de la Colombiere

    "Así entendemos que un cristiano que se ha unido a Dios se ha liberado de todas las ilusiones del mundo por las luces que ha recibido, reconociendo que todo es vanidad y que nada puede llenar su corazón aparte de Dios, y entendiendo que lo que ha deseado con sus mayores ansias se convirtióen fuente de los pesares más mortales; que apenas puede distinguir lo que nos es útil de lo que nos es nocivo, porque el bien y el mal están mezclados casi por todas partes, que sus deseos no hacen más que atormentarle, que los cuidados que toma para triunfar en la vida le consumen y algunas veces le perjudican, en lugar de hacerle avanzar; y que al fin y al cabo, es una necesidad el que cumpla la voluntad de Dios, porque entiende que no se hace nada fuera de su mandato y no ordenará nada a nuestro respecto que al final nonos sea ventajoso.

    Después de percibir todo esto, supongo también que el que se arroja a los brazos de Dios como un ciego se entrega a Él, por decirlo así, sin condiciones ni reservas, resuelto enteramente a fiarse a Él en todo y no desear nada, no temer nada, en una palabra, no querer nada más que lo que Él quiera, y de aceptar igualmente todo lo que Él quiera. Afirmo que desde este momento esta dichosa criatura adquiere una libertad perfecta, que no puede ser contrariada ni obligada, y que no habrá ninguna autoridad sobre la tierra ni ninguna potencia que sea capaz de hacerle violencia o de darle un momento de inquietud.

    Pero ¿no es una quimera que a un hombre no le inquietentanto los males como los bienes? No, no es ninguna quimera; conozco personas que están tan contentas en la enfermedad como en la salud, en la riqueza como en la indigencia; incluso conozco quienes prefieren la indigencia y la enfermedad a las riquezas y a la salud.

    Además, no hay nada más cierto que lo que os voy a decir: Cuanto más nos sometamos a la voluntad de Dios, más condescendencia tiene Dios con nuestra voluntad. Parece que desde que uno se compromete únicamente a obedecerle, Él sólo cuida de satisfacernos. No sólo escucha nuestras oraciones, sino que se adelanta a ellas, y sofoca en lo más hondo del corazón estos mismos deseos que tanto dolor nos causan, superándolos a todos.

    En fin, el gozo del que tiene su voluntad sumisa a la voluntad de Dios es un gozo constante, inalterable, eterno. Ningún temor turba su felicidad, porque ningún accidente puede destruirla. Me lo represento como un hombre sentado sobre una roca en medio del océano; ve venir hacia él las olas más furiosas sin espantarse, le agrada verlas y contarlas a medida que llegan a romperse a sus pies; que el mar esté calmo o agitado, que el viento impulse las olas de un lado o del otro, sigue inalterable porque el lugar donde se encuentra es firme e inquebrantable.

    De ahí nace esa paz, esta calma, ese rostro siempre sereno, ese humor siempre igual que advertimos en los verdaderos servidores de Dios."


    #sanclaudio #dedondenacelacalma #escuchemosalossantos #dondenacelacalma



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  • Nuestra ofrenda espiritual (Del Tratado de Tertuliano, sobre la oración)
    Sep 19 2025

    NUESTRA OFRENDA ESPIRITUAL

    Del Tratado de Tertuliano, sobre la oración

    La oración es una ofrenda espiritual que ha eliminado los antiguos sacrificios ¿Qué me importa -dice- el número de vuestros sacrificios? Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de becerros; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada. ¿Quién pide algo de vuestras manos?

    El Evangelio nos enseña qué es lo que pide el Señor: Llega la hora -dice- en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque Dios es espíritu y, por esto, tales son los adoradores que busca. Nosotros somos los verdaderos adoradores y verdaderos sacerdotes, ya que, orando en espíritu, ofrecemos el sacrificio espiritual de la oración, la ofrenda adecuada y agradable a Dios, la que él pedía, la que él preveía.

    Esta ofrenda, ofrecida de corazón, alimentada con la fe, cuidada con la verdad, íntegra por la inocencia, limpia por la castidad, coronada con el amor, es la que debemos llevar al altar de Dios, con el acompañamiento solemne de las buenas obras, en medio de salmos e himnos, seguros de que con ella alcanzaremos de Dios cualquier cosa que le pidamos.

    ¿Qué podrá negar Dios, en efecto, a una oración que procede del espíritu y de la verdad, si es él quien la exige? ¿Qué eficacia no tendrá la oración cristiana?

    Ciertamente, esta oración no impide milagrosamente el sufrimiento físico, sino que, sin evitarles el dolor a los que sufren, los fortalece con la resignación, con su fuerza les aumenta la gracia para que vean, con los ojos de la fe, el premio reservado a los que sufren por el nombre de Dios.

    En el pasado la oración, retirando la fuerza del Espíritu, hacía venir calamidades, aniquilaba los ejércitos enemigos, impedía la lluvia necesaria. Ahora, por el contrario, la oración del justo acerca a Dios apartando su ira, vela en favor de los enemigos, suplica por los perseguidores. ¿Qué tiene de extraño que el Espíritu haga caer el agua que viene del cielo, si pudo impetrar con su ausencia que de allí bajara fuego? La oración es lo único que nos une a Dios; pero Cristo no quiso que sirviera para operar mal alguno, sino que por el Espíritu toda su eficacia había de servir para el bien.

    Por esto, su finalidad es servir de sufragio a las almas de los difuntos, robustecer a los débiles, curar a los enfermos, liberar a los posesos, abrir las puertas de las cárceles, deshacer las ataduras de los inocentes. La oración sirve también para perdonar los pecados, para apartar las tentaciones, para hacer que cesen las persecuciones, para consolar a los abatidos, para deleitar a los magnánimos, para guiar a los peregrinos, para mitigar las tempestades, para impedir su actuación a los ladrones, para alimentar a los pobres, para llevar por buen camino a los ricos, para levantar a los caídos, para sostener a los que van a caer, para hacer que resistan los que están en pie.

    Oran los mismos ángeles, ora toda la creación, oran los animales domésticos y los salvajes, y doblan las rodillas y, cuando salen de sus establos o guaridas, levantan la vista hacia el cielo y con la boca, a su manera, hacen vibrar el aire. También las aves, cuando despiertan, alzan el vuelo hacia el cielo y extienden las alas, en lugar de las manos, en forma de cruz y dicen algo que asemeja una oración.

    ¿Qué más podemos añadir acerca de la oración? El mismo Señor en persona oró; a él sea el honor y el poder por los siglos de los siglos.

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    #tertuliano #nuestraofrendaespiritual #escuchemosalossantos



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  • Dios es la vida del alma (De los Escritos de Santo Tomás de Aquino)
    Sep 5 2025

    DIOS ES LA VIDA DEL ALMA

    De los escritos de Santo Tomás de Aquino.

    "Dice San Agustín, "Así como el alma es la vida del cuerpo, así Dios es la vida del alma". Y esto es algo manifiesto. En efecto, decimos que el cuerpo vive por el alma cuando tiene las operaciones propias de la vida, y cuando obra y se mueve; pero si el alma se retira, el cuerpo ni obra ni se mueve. Así también, el alma obra virtuosa y perfectamente cuando obra por la caridad, por la cual habita Dios en ella; y sin la caridad no obra: I Juan 3, 14: "Quien no ama permanece en la muerte".

    Porque debemos considerar que si alguien posee todos los dones del Espíritu Santo sin la caridad, realmente carece de Espíritu Santo y de vida. En efecto, ya sea el don de lenguas, ya sea el don de la fe, ya sea cualquiera otro, sin la caridad no dan la vida. Aunque un cuerpo muerto se vista de oro y piedras preciosas, muerto permanece. Pues esto es lo primero (la vida) que la caridad produce.

    Además opera la caridad la observancia de los divinos mandatos. Dice San Gregorio: "Nunca está inactivo el amor de Dios: si existe, grandes cosas opera; pero si se niega a obrar, no es amor". Por lo cual es signo evidente de la caridad la prontitud en cumplir los preceptos divinos. Vemos, en efecto, que el amante realiza cosas grandes y difíciles por el amado. Juan 14, 23: "El que me ama guardará mi palabra".

    La caridad opera de forma tan eficaz y efectiva que es un socorro contra todas las adversidades. En efecto, a quienes poseen la caridad no los daña ninguna adversidad, sino que ésta se les transforma en algo saludable: Rom. 8, 28: "Todas las cosas concurren para el bien de los que aman a Dios".

    Por tanto, si nada puede dañar a los que por la presencia del Espíritu en sus vidas viven la caridad, se puede concluir que la caridad nos conduce a la dicha. Únicamente a los que posean la caridad se nos promete la eterna bienaventuranza. Porque sin la caridad todo es insuficiente. ¿Qué mayor felicidad, en efecto, si alguien ofende a otro, y luego amándolo íntimamente, en virtud de este amor perdona al que le ofende la ofensa? De la misma manera, Dios perdona los pecados a los que lo aman. I Pedro IV, 8: "La caridad cubre una muchedumbre de los pecados".

    Y así, una vez perdonados los pecados, la caridad causa la iluminación del corazón. Como dice Job 37, 19—: "todos estamos envueltos en tinieblas". En efecto, con frecuencia ignoramos qué debemos hacer o desear. Pero la caridad enseña todo lo que es necesario para la salvación. Por lo cual dice San Juan, 2, 27: "Su unción os lo enseña todo". En efecto, donde hay caridad, allí está el Espíritu Santo, que lo conoce todo y nos conduce por el camino recto, esto es, conociendo lo necesario para la salvación. "

    SANTO TOMÁS DE AQUINO- Los mandamientos


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    #santotomasdeaquino #dioseslavidadelalma #escuchemosalossantos

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  • Oración del alma enamorada (De los Avisos espirituales de San Juan de la Cruz)
    Aug 22 2025

    Oración del alma enamorada

    De los Avisos espirituales de San Juan de la Cruz

    ¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te pido, haz, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia para que me acuerde de tu perdón.

    Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras que yo aceptase, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío?; ¿por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi pobre ofrenda , pues la quieres, y dame este bien, si tú también lo quieres.

    ¿Quién se podrá librar de las bajezas del espíritu si no le levantas tú en pureza de amor, Dios mío? ¿Cómo se levantará a ti el hombre, engendrado y criado en bajezas, si no le levantas tú, Señor, con la mano que le hiciste?

    No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me diste en tu único Hijo Jesucristo, en el que tengo todo lo que quiero. Por eso me holgaré que no te tardarás si yo espero. ¿Con qué dilaciones me esperas, pues desde luego me amas con tu corazón? (...)

    Míos son los cielos y mía es la tierra; mías son las gentes, los justos son míos y míos los pecadores; los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías; y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues ¿qué pides y buscas, alma mía? Tuyo es todo esto, y todo es para ti. No te pongas en menos ni repares en migajas que se caen de la mesa de tu Padre. Sal fuera y gloríate en tu gloria, escóndete en ella y goza, y alcanzarás las peticiones de tu corazón. (...)

    Cata que tu carne es flaca y que ninguna cosa del mundo puede dar fortaleza a tu espíritu ni consuelo; porque lo que nace del mundo, mundo es, y lo que nace de la carne, carne es; y el buen espíritu sólo nace del espíritu de Dios, que se comunica no por mundo ni carne, sino por la fe (Jn. 4, 6).

    Desde la oración entra en cuenta con tu razón para hacer lo que ella te dice en el camino de Dios, y serás más grato para Él que todas las obras que sin esta advertencia hicieres y todos los sabores espirituales que pretendes. Toma a Dios por esposo y amigo con quien te andes de continuo, y no pecarás, y sabrás amar, y se harán las cosas necesariamente prósperas para ti. Sin trabajo sujetarás las gentes y te servirán las cosas si te olvidares de ellas y de ti mismo. Mira que no reina Dios sino en el alma pacífica y desinteresada.

    Si deseas hallar la paz y consuelo de tu alma y servir a Dios de veras, no te contentes con lo poco que vayas adelantando, porque probablemente estés, en lo que te queda, tan impedido o más que antes; apártate a una sola que lo trae todo consigo, que es la vida junto a Dios, acompañada con oración y santa y divina lección, y allí persevera en olvido de ti mismo; que si no es porque la obligación no te lo permita, allí más agradarás a Dios.


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    #sanjuandelacruz #avisos espirituales #escuchemosalossantos



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  • Ojalá escuchéis hoy su voz (De la Regla de San Benito)
    Aug 8 2025

    OJALÁ ESCUCHÉIS HOY SU VOZ

    De la Regla de San Benito

    ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón. Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para vivir por y para Cristo, verdadero Rey.

    Ante todo, pídele con una oración muy constante que lleve a su término toda obra buena que comiences, para que Aquel que se dignó contarnos en el número de sus hijos, no tenga nunca que entristecerse por nuestras malas acciones. Levantémonos, pues, de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: "Ya es hora de levantarnos del sueño" (Rom. 13,11). Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con oído atento lo que diariamente nos amonesta la voz de Dios que clama diciendo: "Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón" (Sal 94,8).

    El Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige la llamada, dice de nuevo: "¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices?" (Sal 33,13). Si tú, al oírlo, respondes "Yo", Dios te dice: "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y obra el bien; busca la paz y corre tras ella" (Sal 33,14-15). ¿Qué cosa más dulce para nosotros, queridos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita? Ved cómo el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.

    Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su Reino a Aquel que nos llamó. Si queremos habitar en la morada de su reino, puesto que no se llega allí sino corriendo con buenas obras, oigamos al Señor que nos responde y nos muestra el camino de esta morada diciendo: -Venid a mí los que apartáis de la mirada del corazón al maligno diablo y a la misma tentación; tomad vuestros torcidos pensamientos y estrelladlos contra mí.- Dichosos los que temen al Señor y no se engríen de su buena observancia, antes bien, juzgan que aún lo bueno que ellos tienen, no es obra suya sino del Señor, y engrandecen al Señor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria" (Sal 113b, 1).

    Después de decir esto, el Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos. Por eso, para corregirnos de todos nuestros males, se nos dan de plazo los días de nuestra vida. El Apóstol, en efecto, dice: "¿No sabes que la paciencia de Dios te invita al arrepentimiento?" Pues el piadoso Señor dice: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva" (Ez 33,11). Cuando le preguntamos al Señor, hermanos, sobre quién invita a su casa, oímos de los gozos y los deleites que nos esperan por habitar tan cerca de Señor, con la condición de cumplir los deberes del dueño de la casa. Al hacerlo, Dios espera que nada nos parezca áspero o penoso, para que si al corregir los vicios o para conservar la caridad, Dios dispusiera de nosotros algo más estricto, no huyamos aterrados del camino de la salvación, ya que ésta no se puede emprender sino por un comienzo estrecho. Porque cuando progresamos en la vida de la fe, es como únicamente se dilata nuestro corazón, y corremos con inefable dulzura de caridad por el camino de los mandamientos de Dios.

    Vamos, pues, a instituir una vocación dedicada al servicio divino. Por tanto, roguemos al Señor que nos conceda la ayuda de su gracia, para cumplir lo que nuestra naturaleza no puede. Y mientras haya tiempo, y estemos en este cuerpo, y podamos cumplir todas estas cosas a la luz de esta vida, corramos y practiquemos ahora lo que nos aprovechará eternamente. De este modo, no apartándonos nunca de su magisterio, y perseverando día a día en su doctrina hasta la muerte, participemos de los sufrimientos de Cristo por la paciencia, a fin de merecer también acompañarlo en su reino.


    #sanbenito #regladesanbenito


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  • Oh, feliz conversión (de las obras de San Buenaventura)
    Jul 23 2025

    ¡OH, FELIZ CONVERSIÓN!

    De las obras de San Buenaventura

    “Así sucede cuando el alma devota, movida y estimulada o por la esperanza del cielo, o por el temor del eterno suplicio, o por el hastío de la vida en este valle de lágrimas, comienza a ser tocada con nuevas inspiraciones. Y así, rechazados y despreciados los antiguos defectos y los deseos de antes, es espiritualmente fecundada con el espíritu de la gracia por el Padre de las luces, de quien proviene toda dádiva preciosa y todo don perfecto, con la decisión de una nueva forma de vivir.

    ¿Y qué significa esto, sino que descendiendo la virtud del Altísimo, el Padre vuelve fecunda el alma con una semilla celeste? Tras esta sacratísima concepción, el alma cambia el rostro por una verdadera humildad en el comportamiento, experimentando desgana por los placeres en el alimento y la bebida, a veces también debilitándose y enfermando en el reniego de la propia voluntad. Anda triste y turbada por los pecados pasados, por el tiempo perdido, por la compañía y la conducta de los hombres con los que convivió en el mundo según los criterios mundanos. Poco a poco, ya comienza a resultarle pesado y tedioso todo lo que está y ve afuera, porque se da cuenta de que desagrada a Aquél que percibe y siente presente en el corazón.

    ¡Oh feliz conversión, por la cual se consigue el desprecio del mundo y un gran apetito por las operaciones del cielo y las ocupaciones divinas! Ya habiendo gustado el alma, aunque no sea más que un poco, la suavidad del espíritu, el alma comienza a subir a la montaña con María, porque después del encuentro empiezan a molestar las cosas terrenas y se desean las celestes y eternas. Ya se comienza a huir de la compañía de aquellos que sólo encuentran sabor en lo terreno, y anhela la familiaridad de aquellos que suspiran por lo celeste. Y esto es muy importante, porque es la exigencia de muchos, que cuanto más se apartan del mundo, tanto más amigos y familiares se vuelven de los hombres buenos, volviéndose más insípida la compañía de los malos, y más dulce la vida honesta de los buenos y los espirituales.

    Eso mismo has de hacer tú, alma devota, si sientes haber concebido del Espíritu nuevos deseos de vida celestial. Huye de la compañía de los malos, asciende con María, busca los consejos de hombres espirituales, trata de imitar las huellas de los perfectos, contempla las palabras de los buenos junto a sus obras y sus ejemplos. Huye de los venenosos consejos de los perversos, que siempre buscan pervertir, desean impedir, no desisten de cortar los nuevos deseos del Santo Espíritu, y muchas veces bajo apariencia de piedad inoculan el virus de la tibieza, diciendo: -Lo que empiezas es demasiado grande, te fallarán las fuerzas, te faltarán las virtudes naturales, perderás la cabeza, te prepararás mil enfermedades distintas, y se te obnubilará la razón. Todo esto te sucederá si no desistes de lo comenzado, si no atiendes a los problemas del mundo...Estas cosas no irán bien para tu vida, te harán perder honor e imagen-. Mira cómo muchas veces se convierten en maestro de disciplina y médico del cuerpo el que ni sabe componer sus propias costumbres ni es capaz de curar la enfermedad de su propia mente.

    Ay, ¡Cuántos y cuántos cayeron por las zancadillas de los consejos de los mundanos, y mataron al Hijo de Dios que había sido concebido en ellos por el Espíritu Santo! Esta es la miserable poción de la ignorancia del mundo, que impide en muchos la concepción espiritual, y en otros elimina y aborta lo que ya está propuesto como enmienda, o por lo menos ya se había deseado.”

    #sanbuenaventura #ohfelizconversion #conversion #escuchemosalossantos #escuchemos #orarconlaiglesia #orarconlossantos


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  • A ti te invoco (de los Soliloquios de San Agustín)
    Jul 17 2025

    A ti te invoco, Dios Verdad, en quien, de quien y por quien son verdaderas todas las cosas verdaderas.

    Dios, Sabiduría, que en ti, de ti y por ti saben todos los que saben.

    Dios, verdadera y suma vida, en quien, de quien y por quien viven las cosas que verdaderamente viven.

    Dios bienaventuranza, en quien, de quien y por quien son bienaventurados cuantos hay bienaventurados.

    Dios, Bondad y Hermosura, principio, causa y fuente de todo lo bueno y hermoso. Dios, Luz inteligible, en ti, de ti y por ti luce inteligiblemente todo cuanto inteligiblemente luce.

    Dios, cuyo reino es todo el universo, que no alcanzan los sentidos.

    Dios, cuya la ley de su reino también en nuestro mundo se describe.

    Dios, de quien separarse es caer; a quien volver es levantarse; permanecer en ti es hallarse firme.

    Dios, darte a ti la espalda es morir, volver a ti es revivir, morar en ti es vivir.

    Dios, a quien nadie pierde sino engañado, a quien nadie busca sino llamado: a quien nadie halla sino purificado.

    Dios, dejarte a ti es perderse; seguirte a ti es amar; verte es poseerte. Dios, que nos despiertas la fe, levantas la esperanza, nos unes en la caridad.

    Te invoco a ti, Dios, por quien vencemos al enemigo.

    Dios, por cuyo favor no hemos perecido nosotros totalmente.

    Dios, que nos exhortas para que vigilemos.

    Dios, por quien discernimos los bienes de los males, evitando el mal y siguiendo el bien.

    Dios, por quien no sucumbimos ante las adversidades. Dios, a quien se debe nuestra buena obediencia y buen gobierno de nosotros mismos.

    Dios, por quien aprendemos que es ajeno lo que alguna vez creímos nuestro y ahora vemos nuestro lo que creímos ajeno.

    Dios, gracias a ti superamos los estímulos y halagos de los malos.

    Dios, por quien las cosas pequeñas nos engrandecen. Dios, por quien lo mejor de nosotros no está sujeto a lo peor. Dios, por quien la muerte será absorbida por la victoria.

    Dios, que nos conviertes. Dios, que nos desnudas de lo que no somos y nos vistes de lo que somos. Dios, que nos haces dignos de ser oídos.

    Dios, que nos defiendes.

    Dios, que nos guías a la verdad.

    Dios, que nos muestras todo el bien, dándonos la cordura y librándonos de la ignorancia de los demás.

    Dios, que nos vuelves al camino.

    Dios, que nos llevas hasta la puerta.

    Dios, que la abres para los que llaman. Dios, que nos das el Pan de la vida.

    Dios, que nos das la bebida que nos sacia.

    Dios, que nos das razones sobre el pecado, la justicia y el juicio.

    Dios, por quien no nos arrastran los que no creen.

    Dios, por quien reprobamos el error de los que piensan que las almas no tienen ningún mérito delante de ti.

    Dios, por quien no somos esclavos de los serviles y pobres elementos.

    Dios, que nos purificas y preparas para el divino premio, acude propicio en mi ayuda.

    #sanagustin #soliloquios #escuchemosalossantos #escuchemos #orarconlaiglesia #orarconlossantos

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