Escuchemos a los santos Podcast Por Francisco Acedo Fernández arte de portada

Escuchemos a los santos

Escuchemos a los santos

De: Francisco Acedo Fernández
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Sumérgete en una experiencia espiritual única con esta colección de audios originales que entrelazan la sabiduría eterna de los santos cristianos con música envolvente. Cada episodio presenta extractos cuidadosamente seleccionados de textos, oraciones y pensamientos de grandes santos —como San Agustín, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, entre otros— que han iluminado el camino de innumerables almas a lo largo de los siglos. Acompañados por melodías serenas y atmósferas contemplativas, estos mensajes buscan tocar el corazón, elevar el espíritu y renovar la fe.Francisco Acedo Fernández Espiritualidad
Episodios
  • Ojalá escuchéis hoy su voz (De la Regla de San Benito)
    Aug 8 2025

    OJALÁ ESCUCHÉIS HOY SU VOZ

    De la Regla de San Benito

    ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón. Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para vivir por y para Cristo, verdadero Rey.

    Ante todo, pídele con una oración muy constante que lleve a su término toda obra buena que comiences, para que Aquel que se dignó contarnos en el número de sus hijos, no tenga nunca que entristecerse por nuestras malas acciones. Levantémonos, pues, de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: "Ya es hora de levantarnos del sueño" (Rom. 13,11). Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con oído atento lo que diariamente nos amonesta la voz de Dios que clama diciendo: "Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón" (Sal 94,8).

    El Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige la llamada, dice de nuevo: "¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices?" (Sal 33,13). Si tú, al oírlo, respondes "Yo", Dios te dice: "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y obra el bien; busca la paz y corre tras ella" (Sal 33,14-15). ¿Qué cosa más dulce para nosotros, queridos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita? Ved cómo el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.

    Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su Reino a Aquel que nos llamó. Si queremos habitar en la morada de su reino, puesto que no se llega allí sino corriendo con buenas obras, oigamos al Señor que nos responde y nos muestra el camino de esta morada diciendo: -Venid a mí los que apartáis de la mirada del corazón al maligno diablo y a la misma tentación; tomad vuestros torcidos pensamientos y estrelladlos contra mí.- Dichosos los que temen al Señor y no se engríen de su buena observancia, antes bien, juzgan que aún lo bueno que ellos tienen, no es obra suya sino del Señor, y engrandecen al Señor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria" (Sal 113b, 1).

    Después de decir esto, el Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos. Por eso, para corregirnos de todos nuestros males, se nos dan de plazo los días de nuestra vida. El Apóstol, en efecto, dice: "¿No sabes que la paciencia de Dios te invita al arrepentimiento?" Pues el piadoso Señor dice: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva" (Ez 33,11). Cuando le preguntamos al Señor, hermanos, sobre quién invita a su casa, oímos de los gozos y los deleites que nos esperan por habitar tan cerca de Señor, con la condición de cumplir los deberes del dueño de la casa. Al hacerlo, Dios espera que nada nos parezca áspero o penoso, para que si al corregir los vicios o para conservar la caridad, Dios dispusiera de nosotros algo más estricto, no huyamos aterrados del camino de la salvación, ya que ésta no se puede emprender sino por un comienzo estrecho. Porque cuando progresamos en la vida de la fe, es como únicamente se dilata nuestro corazón, y corremos con inefable dulzura de caridad por el camino de los mandamientos de Dios.

    Vamos, pues, a instituir una vocación dedicada al servicio divino. Por tanto, roguemos al Señor que nos conceda la ayuda de su gracia, para cumplir lo que nuestra naturaleza no puede. Y mientras haya tiempo, y estemos en este cuerpo, y podamos cumplir todas estas cosas a la luz de esta vida, corramos y practiquemos ahora lo que nos aprovechará eternamente. De este modo, no apartándonos nunca de su magisterio, y perseverando día a día en su doctrina hasta la muerte, participemos de los sufrimientos de Cristo por la paciencia, a fin de merecer también acompañarlo en su reino.


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  • Oh, feliz conversión (de las obras de San Buenaventura)
    Jul 23 2025

    ¡OH, FELIZ CONVERSIÓN!

    De las obras de San Buenaventura

    “Así sucede cuando el alma devota, movida y estimulada o por la esperanza del cielo, o por el temor del eterno suplicio, o por el hastío de la vida en este valle de lágrimas, comienza a ser tocada con nuevas inspiraciones. Y así, rechazados y despreciados los antiguos defectos y los deseos de antes, es espiritualmente fecundada con el espíritu de la gracia por el Padre de las luces, de quien proviene toda dádiva preciosa y todo don perfecto, con la decisión de una nueva forma de vivir.

    ¿Y qué significa esto, sino que descendiendo la virtud del Altísimo, el Padre vuelve fecunda el alma con una semilla celeste? Tras esta sacratísima concepción, el alma cambia el rostro por una verdadera humildad en el comportamiento, experimentando desgana por los placeres en el alimento y la bebida, a veces también debilitándose y enfermando en el reniego de la propia voluntad. Anda triste y turbada por los pecados pasados, por el tiempo perdido, por la compañía y la conducta de los hombres con los que convivió en el mundo según los criterios mundanos. Poco a poco, ya comienza a resultarle pesado y tedioso todo lo que está y ve afuera, porque se da cuenta de que desagrada a Aquél que percibe y siente presente en el corazón.

    ¡Oh feliz conversión, por la cual se consigue el desprecio del mundo y un gran apetito por las operaciones del cielo y las ocupaciones divinas! Ya habiendo gustado el alma, aunque no sea más que un poco, la suavidad del espíritu, el alma comienza a subir a la montaña con María, porque después del encuentro empiezan a molestar las cosas terrenas y se desean las celestes y eternas. Ya se comienza a huir de la compañía de aquellos que sólo encuentran sabor en lo terreno, y anhela la familiaridad de aquellos que suspiran por lo celeste. Y esto es muy importante, porque es la exigencia de muchos, que cuanto más se apartan del mundo, tanto más amigos y familiares se vuelven de los hombres buenos, volviéndose más insípida la compañía de los malos, y más dulce la vida honesta de los buenos y los espirituales.

    Eso mismo has de hacer tú, alma devota, si sientes haber concebido del Espíritu nuevos deseos de vida celestial. Huye de la compañía de los malos, asciende con María, busca los consejos de hombres espirituales, trata de imitar las huellas de los perfectos, contempla las palabras de los buenos junto a sus obras y sus ejemplos. Huye de los venenosos consejos de los perversos, que siempre buscan pervertir, desean impedir, no desisten de cortar los nuevos deseos del Santo Espíritu, y muchas veces bajo apariencia de piedad inoculan el virus de la tibieza, diciendo: -Lo que empiezas es demasiado grande, te fallarán las fuerzas, te faltarán las virtudes naturales, perderás la cabeza, te prepararás mil enfermedades distintas, y se te obnubilará la razón. Todo esto te sucederá si no desistes de lo comenzado, si no atiendes a los problemas del mundo...Estas cosas no irán bien para tu vida, te harán perder honor e imagen-. Mira cómo muchas veces se convierten en maestro de disciplina y médico del cuerpo el que ni sabe componer sus propias costumbres ni es capaz de curar la enfermedad de su propia mente.

    Ay, ¡Cuántos y cuántos cayeron por las zancadillas de los consejos de los mundanos, y mataron al Hijo de Dios que había sido concebido en ellos por el Espíritu Santo! Esta es la miserable poción de la ignorancia del mundo, que impide en muchos la concepción espiritual, y en otros elimina y aborta lo que ya está propuesto como enmienda, o por lo menos ya se había deseado.”

    #sanbuenaventura #ohfelizconversion #conversion #escuchemosalossantos #escuchemos #orarconlaiglesia #orarconlossantos


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  • A ti te invoco (de los Soliloquios de San Agustín)
    Jul 17 2025

    A ti te invoco, Dios Verdad, en quien, de quien y por quien son verdaderas todas las cosas verdaderas.

    Dios, Sabiduría, que en ti, de ti y por ti saben todos los que saben.

    Dios, verdadera y suma vida, en quien, de quien y por quien viven las cosas que verdaderamente viven.

    Dios bienaventuranza, en quien, de quien y por quien son bienaventurados cuantos hay bienaventurados.

    Dios, Bondad y Hermosura, principio, causa y fuente de todo lo bueno y hermoso. Dios, Luz inteligible, en ti, de ti y por ti luce inteligiblemente todo cuanto inteligiblemente luce.

    Dios, cuyo reino es todo el universo, que no alcanzan los sentidos.

    Dios, cuya la ley de su reino también en nuestro mundo se describe.

    Dios, de quien separarse es caer; a quien volver es levantarse; permanecer en ti es hallarse firme.

    Dios, darte a ti la espalda es morir, volver a ti es revivir, morar en ti es vivir.

    Dios, a quien nadie pierde sino engañado, a quien nadie busca sino llamado: a quien nadie halla sino purificado.

    Dios, dejarte a ti es perderse; seguirte a ti es amar; verte es poseerte. Dios, que nos despiertas la fe, levantas la esperanza, nos unes en la caridad.

    Te invoco a ti, Dios, por quien vencemos al enemigo.

    Dios, por cuyo favor no hemos perecido nosotros totalmente.

    Dios, que nos exhortas para que vigilemos.

    Dios, por quien discernimos los bienes de los males, evitando el mal y siguiendo el bien.

    Dios, por quien no sucumbimos ante las adversidades. Dios, a quien se debe nuestra buena obediencia y buen gobierno de nosotros mismos.

    Dios, por quien aprendemos que es ajeno lo que alguna vez creímos nuestro y ahora vemos nuestro lo que creímos ajeno.

    Dios, gracias a ti superamos los estímulos y halagos de los malos.

    Dios, por quien las cosas pequeñas nos engrandecen. Dios, por quien lo mejor de nosotros no está sujeto a lo peor. Dios, por quien la muerte será absorbida por la victoria.

    Dios, que nos conviertes. Dios, que nos desnudas de lo que no somos y nos vistes de lo que somos. Dios, que nos haces dignos de ser oídos.

    Dios, que nos defiendes.

    Dios, que nos guías a la verdad.

    Dios, que nos muestras todo el bien, dándonos la cordura y librándonos de la ignorancia de los demás.

    Dios, que nos vuelves al camino.

    Dios, que nos llevas hasta la puerta.

    Dios, que la abres para los que llaman. Dios, que nos das el Pan de la vida.

    Dios, que nos das la bebida que nos sacia.

    Dios, que nos das razones sobre el pecado, la justicia y el juicio.

    Dios, por quien no nos arrastran los que no creen.

    Dios, por quien reprobamos el error de los que piensan que las almas no tienen ningún mérito delante de ti.

    Dios, por quien no somos esclavos de los serviles y pobres elementos.

    Dios, que nos purificas y preparas para el divino premio, acude propicio en mi ayuda.

    #sanagustin #soliloquios #escuchemosalossantos #escuchemos #orarconlaiglesia #orarconlossantos

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