Voces de santidad Podcast Por Francisco Acedo Fernández arte de portada

Voces de santidad

Voces de santidad

De: Francisco Acedo Fernández
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Sumérgete en una experiencia espiritual única con esta colección de audios originales que entrelazan la sabiduría eterna de los santos cristianos con música envolvente. Cada episodio presenta extractos cuidadosamente seleccionados de textos, oraciones y pensamientos de grandes santos —como San Agustín, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, entre otros— que han iluminado el camino de innumerables almas a lo largo de los siglos. Acompañados por melodías serenas y atmósferas contemplativas, estos mensajes buscan tocar el corazón, elevar el espíritu y renovar la fe.Francisco Acedo Fernández Espiritualidad
Episodios
  • No, Señor, lo que quiero, sino lo que Tú quieras (de Santa Teresa de los Andes)
    Nov 14 2025

    -No, Señor, lo que quiero, sino lo que Tú quieras-

    De las Cartas de Santa Teresa de los Andes.

    “Sor Isabel de la Trinidad decía: "Dios es el cielo y Dios está en mi alma". Luego tenemos el cielo en nuestra alma. Ahora bien, ¿qué se hace en el cielo? Amar, contemplar a Dios y glorificarle. He aquí lo que trataremos de hacer: amarle antes que a nadie. El que ama siempre piensa en el amado. Nosotras pensemos constantemente en El; pero ya que es esto imposible, al menos pensemos muy a menudo en El. Contemplémosle allí, en el fondo de nuestra alma, unido a nosotras. Contemplémosle orando a su eterno Padre por las almas y por los pecadores, y unámonos a esa divina oración. Contemplémosle trabajando a nuestro lado. Ahora lo miro escribiendo y me uno a Él. Contemplémosle -dice santa Teresa- alegre como en el Tabor, si estamos alegres; triste como en el Huerto si estamos tristes; y así en todo. Contemplémosle en las criaturas. Así nos será más fácil tener caridad. Si somos humilladas, lo somos por El. Si somos alabadas, lo somos por El. Si servimos, servimos a Él; y así en todo. Así el alma queda simplificada y unida a Él; siempre piensa y ve a Él. Por último, en el cielo se cantan sus alabanzas y se le glorifica por sus obras; seamos, pues, como Isabel de la Trinidad, alabanza de su gloria. Es decir, obremos todo por amor y siempre lo más perfecto, de manera que, al vernos las demás personas, puedan decir: "qué virtuosa es". Y ¿para quién es la gloria de nuestra virtud sino para Dios, ya que es Él, el que obra en nosotras? Nada podemos por nosotras mismas. Propongámonos en todo lo que hacemos la gloria de Dios y todo por amor a Él; de esta manera nuestras obras serán con pureza, pues obraremos por El en El y para El. Si nuestras obras son puras, nosotras también lo seremos; así nuestro Señor estará contento en nuestras almas. Viviendo así, viviremos vida de cielo en la tierra.

    En el cielo se hace siempre la voluntad de Dios, ya que Nuestro Señor nos enseñó a decir: Hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. ¿Quieres que te diga con franqueza -yo lo sé por experiencia-, que, si hay algo que le gusta a Dios, es que nos abandonemos, pero completamente, a su divina voluntad; pero de tal manera, ¿mi querida hermanita, que no podamos siquiera decir “quiero” porque le hemos dado nuestro querer a Dios? Por ejemplo, si deseamos salir: -Señor, si Tú lo quieres, saldré; si no, no, y me quedaré feliz-. Si por el contrario, tenemos que salir a paseo y no tenemos ganas: -Cómo Tú lo quieres, iré feliz, pues me ayudará a amarte-. No pedirle nada, sino decirle "dame lo que Tú quieras". Esta es la mayor gloria de Dios, y no te niego que cuesta, pues a veces, sin darse cuenta uno, le pide; pero decirle: "no, Señor, lo que quiero, sino lo que Tú quieras".

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  • El ejemplo de los santos (de San Isidoro de Sevilla)
    Oct 31 2025

    EL EJEMPLO DE LOS SANTOS


    Del Libro de las sentencias de San Isidoro de Sevilla

    "En orden a la conversión y la enmienda de los mortales, aprovecha en gran manera el ejemplo de los santos, pues las costumbres de los recién convertidos no pueden modelarse a la vida de piedad, a no ser que sea imitando el ejemplo de los maestros de la perfección. Pero los réprobos no atienden a las lecciones de los buenos para imitarlas en orden a mejorarse, sino que se proponen los ejemplos de los malos, que les sirven para empeorar en la corrupción de sus costumbres.

    Las caídas y la penitencia de los santos se narran por esta finalidad: para que infundan a los hombres la confianza en su salvación, a fin de que nadie, después de las caídas, desconfíen del perdón de Dios si practican el arrepentimiento, cuando vean que también la recuperación de los santos tuvo lugar después de las caídas.

    Deben conocer los que están entregados al vicio, cuán útilmente se les propone el ejemplo de los santos; a saber, o bien para que tengan modelos que imitar en orden a la enmienda, o por lo menos para que, al compararse con éstos, experimenten un castigo más duro por su desobediencia. Porque Dios ha propuesto las virtudes de los santos para ejemplo nuestro con este fin: para que de la misma manera que, si les imitamos, podamos conseguir los premios de la justicia, así también, si persistimos en el mal, tengamos castigos más dolorosos. Porque si tan a menudo hemos seguido los ejemplos de los malos, ¿por qué no hemos de imitar las acciones de los santos, encomiables y gratas a Dios? Y si fuimos capaces de imitar en el vicio a los perversos, ¿por qué somos tan negligentes en seguir a los justos por la senda del bien?

    Pero muchos imitan la vida de los santos, y así de la conducta de otro toman su modelo de virtud, como cuando se propone un retrato, y a semejanza de él se obtiene el dibujo. Así resulta parecido al modelo, quien vive a semejanza de él. Quien imita a un varón santo es como si contemplase un ejemplar y se mirase en él como en un espejo, con el fin de aportarle cuanto de virtud reconoce que le falta. Porque el hombre se analiza peor cuando lo hace personalmente, sin fijarse en nadie; pero, cuando contempla a otro mejor, es capaz de corregir el defecto de luz.

    Aunque es propio de varones ya perfectos obrar la justicia no a imitación de un santo cualquiera, sino contemplando la misma Verdad, a cuya imagen han sido creados. Esto indica la frase: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, porque al conocerla imita la propia divinidad, a cuya imagen ha sido creado. Así pues, este tal es tan perfecto, que no necesita de ningún hombre como guía para la santidad, sino que, mediante su contemplación, imita la propia santidad.

    Los ejemplos de los santos, que edifican al hombre, hacen que las distintas virtudes revistan un carácter sagrado: así el varón que busca la santidad puede considerar al imitarlas, el esfuerzo, la moderación, la rectitud y el espíritu de penitencia con que se practicaron."

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  • Buscad con gran determinación el tener oración, de Santa Teresa de Jesús
    Oct 17 2025

    Buscad con gran determinación el tener oración

    Del Camino de perfección de Santa Teresa de Jesús

    "Volvamos ahora a ocuparnos de los que quieren ir por el camino de la oración y no parar hasta la meta, que es llegar a beber de la fuente misma del agua de la vida. ¿Cómo han de comenzar? Porque importa mucho tener una gran determinación de no parar hasta llegar a la fuente, venga lo que venga, pase lo que pase, se trabaje lo que se tenga que trabajar, murmure quien quiera murmurar. Que nunca cese el empeño de llegar hasta el final, aunque uno muera en el camino o crea que se va a perder en los trabajos que hay en él, aunque se hunda el mundo, como parece muchas veces cuando nos dicen: «cuidado, por aquí hay peligros», «aquel por aquí se perdió», «el otro se engañó», «el otro, que rezaba mucho, cayó», «así se hace daño a la virtud», «la oración no es para las mujeres, porque les podrían venir ilusiones», «mejor será que hilen», «que no se preocupen de estas delicadezas», «basta solo con rezar el Padre Nuestro y el Avemaría».

    No hagáis ningún caso de los miedos que os pongan ni de lospeligros que os pinten. ¡Sería gracioso que yo quisiera ir por un camino donde hay tantos ladrones y peligros, si no es para ganar un gran tesoro! ¿Creéis que la gente de este mundo estaría dispuesta a dejar que os hicierais tranquilamente con él? ¿Os dejarían apoderaros de este tesoro, así porque sí,aquellos que por sus intereses mundanos estarían dispuestos a no dejar de molestaros, y a desasosegaros el cuerpo y el alma? Pues si cuando os ponéis en marcha para conseguir este tesoro -o para robarlo, como dice el Señor para loshombres esforzados-; y os encamináis a él por el único y real camino, que fue el mismo que el de nuestro Rey y el de todos sus escogidos y santos, os dicen que hay tantos peligros y os ponen tantos temores, ¿no serán mayores los peligros que correrán los que quieren ir a ganar este tesoro sin hacer ningún camino?

    Porque ya me diréis, hijas mías, cómo sin querer saciarse deuna gota de esta agua se puede recorrer un camino donde hay tantos enemigos a los que combatir. Está claro que en cualquier momento se morirán de sed; porque, queramos o no, hijas mías, por la oración todos caminamos hacia lafuente, aunque de diferentes maneras. Creedme, pues, y que no os engañe nadie mostrándoos otro camino para llegar a Dios que no sea el de la oración.

    Mirad qué ceguedad la del mundo, que no miran a los muchosmillares que han caído en herejías y en grandes males por no tener oración, y sin embargo critican a aquellos que teniendo oración muchas veces caen en la distracción. Y sobre todos, mirad cómo el demonio, haciendo muy bien sutrabajo, ha generado el temor de practicar lo único que nos puede llevar a Dios. Los que se amparan en esto para no hacer oración, ¡que tengan cuidado!; porque quieren vencer al mal huyendo del bien. Nunca he visto tan mal negocio: bien parece una idea del demonio. ¡Oh, Señor mío!, toma tú la defensa de esta causa; mira cómo ellos entienden al revés tus palabras. No permitas semejantes flaquezas en tus siervos."


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