En el Día Internacional de la Mujer, vale la pena recordar a Safo de Mitilene, la gran poeta griega. Nacida en el siglo VI a. C., en la isla de Lesbos, la Historia de la literatura la considera la madre de las letras occidentales. Es la primera mujer cuyo nombre ha llegado hasta nosotros y la principal poeta lírica de acuerdo con sus contemporáneos.

Aunque algunos la llamaban “bella” y “la Décima Musa”, también ha sido atacada a lo largo de su historia porque amaba a otras mujeres, con las que vivía en una especie de academia. Sí, el origen de las letras femeninas es lésbico, tanto en términos geográficos como en orientación sexual. A la homoerótica Safo la acusaron de prostituta. Otros juzgaronsu vida cotidiana rodeada de mujeres y su amor por otras mujeres como lascivos, obscenos o pornográficos. Sea como sea, desde este primer inicio, la literatura ha tenido una temática lésbica.

A lo largo de los siglos, Safo ha tenido un sinnúmero de admiradoras y discípulas, quienes han sabido aprovechar su talento de contadoras de historias para escribir literatura lésbica y romper paradigmas sobre el amor entre mujeres, autoras que han luchado contra prejuicios. Por eso, y para celebrar el Día Internacional de la Mujer, te presentamos la semblanza de ocho escritoras lésbicas o, para decirlo literariamente, de ocho hijas de Safo.

1. Sor Juana

Además de ser la cumbre de las letras barrocas mexicanas y la máxima poeta de todo el Siglo de Oro hispánico, Sor Juana fue una pionera protofeminista y del primer “nacionalismo” criollo. Poeta, dramaturga, filósofa, teóloga y religiosa jerónima, nació como Juana Inés de Asbaje en San Miguel Nepantla, Amecameca, en el virreinato de la Nueva España. Creció sin padre, con su madre, hermanos y abuelo en la hacienda de Panoaya, cerca de la Ciudad de México, donde desarrolló una férrea disciplina de lectura y estudio.   

A la muerte de su abuelo, su madre la envió a la capital, a casa de su hermana mayor, quien se había casado con Juan de Mata, hombre de fortuna, y allí estudió latín con un tutor particular. Hizo contactos en la corte virreinal hasta convertirse en favorita del Marqués de Mancera y, sobre todo, de su esposa Leonor María Carreto de Toledo, a quien inmortalizó como “Laura” en algunos poemas.  

Dada su aversión al matrimonio y su ansia de calma para proseguir con sus estudios, se hizo religiosa jerónima. En el convento trabajó de tesorera, archivista y secretaria, y pudo ahondar en sus estudios de astronomía, matemáticas, lenguas, filosofía, mitología, historia, teología, música y pintura, además de armar una biblioteca de 4 mil volúmenes y una nutrida colección de mapas, instrumentos médicos y musicales.

Escribió bastante, compuso música, realizó experimentos científicos y recibió a artistas y celebridades.

No obstante, su creciente fama y el éxito de sus publicaciones le valieron controversias y críticas públicas, tanto por sus actividades –“impropias de su sexo”– como por sus obras que toman partido por los desfavorecidos y satirizan a la clerecía masculina–, crisis que se agravó durante los últimos años de su vida, en medio de las inundaciones, hambrunas y epidemias de la Nueva España hacia finales del siglo XVII, la última de las cuales segó su vida, en 1695.

2. Gabriela Mistral

Lucila Godoy y Alcaya nació en Vicuña, Chile, superó su complicada historia familiar hasta convertirse, sucesivamente, en docente auxiliar, maestra y directora escolar y, por tanto, pedagoga experta. De hecho, fue su obra pedagógica la que le ganónotoriedad, no así la literaria, que comenzó de forma autodidacta, leyendo ávidamente, hasta atreverse, poco a poco, a publicar en suplementos literarios, periódicos y revistas bajo el pseudónimo de “Gabriela Mistral”, para proteger su reputación de pedagoga.

Su profesión pedagógica la llevó a dejar América Latina y emprender una carrera como consultora en Pedagogía, profesora en las universidades de Columbia, Middlebury y Vassar, y, más tarde, diplomática profesional, con puestos oficiales en España, Italia, Brasil, Portugal y Estados Unidos. Trabajó en la reforma educativa y cultural de México; en la Sociedad de Naciones, primero, y la Organización de Naciones Unidas, después; y fue una de los miembros fundadores de la UNICEF.

Su obra, que celebra de manera entrañable el amor materno-filial y enfatiza la fragilidad de la vida, le valió ser reconocida con el Premio Nobel de Literatura, en 1945, primera persona de Latinoamérica en conseguirlo. Con su poesía, lo mismo que con su labor diplomática, defendió las causas de la niñez, las mujeres y los indígenas, sobre todo frente a la indiferencia burocrática, así como a proyectos culturales y educativos.

Aunque nunca se casó, sostuvo varias relaciones con hombres y con mujeres, principalmente con su secretaria, Doris Dana. Adoptó a su sobrino Juan Miguel, quien se suicidó a los 17 años, mientras ella era cónsul en Brasil. Gabriela Mistral falleció de cáncer en 1957, en Nueva York.

3. Anaïs Nin

Es una de las diaristas contemporáneas más notables: sensible, magnética, siempre a la moda, autora de una “fluida nueva literatura de la conciencia femenina”. Su obra maestra, sin embargo, es el diario que llevó casi toda su vida, el cual explora su personalidad fracturada, sus complejos sentimientos hacia su padre, el psicoanálisis, el amor y aventuras de todo tipo, mucho más allá de lo erótico.

Nació en París, entre artistas y músicos conocidos o compañeros de su padre, pianista y compositor, y de su madre, cantante. Cuando su papá las abandonó, ella y su madre se fueron a vivir a Nueva York. En ese viaje empezó a escribir su famoso diario, que le acompañaría por más de medio siglo.

Poco interesada en la escuela, dejó los estudios y se dedicó, en cambio, a leer vorazmente. Trabajó como ilustradora, bailarina y modelo, hasta casarse con un banquero. El dinero le permitió dedicarse a la escritura y volcarse a la ficción. Ya de vuelta en París, se codeó con la vanguardia artística y cultural del momento, como el poeta surrealista Antonin Artaud, el novelista Lawrence Durrell y el escritor Henry Miller, otro pionero de la revolución sexual.

No fue sino hasta la publicación del primer volumen de sus diarios, hacia 1966, que sus libros de ficción empezaron a ser leídos y comentados. Sin embargo, los seis volúmenes de su Diario que siguieron, hasta 1978, la colocaron –por su viaje cronológico de autodescubrimiento, ansias de libertad y despertar sexual– al centro de la tercera ola feminista y la convirtieron en portavoz del movimiento de emancipación femenina.

4. Marguerite Yourcenar

La primera mujer en ingresar a las Academias Belga y Francesa fue Marguerite Yourcenar, poeta, traductora, ensayista y novelista francobelga que provenía de un añejo linaje aristocrático por partida doble. No fue a la escuela, sino que se educó a partir de libros, viajes y tutores, incluido su padre, quien le enseñó griego y latín desde muy temprana edad.  

Alentada por su papá y con los medios familiares para perseguir una carrera literaria, escribió su primera novela, Alexis o el tratado del inútil combate, una extensa carta de un artista que confiesa su homosexualidad a la esposa que acaba de abandonar. Más tarde, entre viajes –de los cuales destaca el que hizo a Grecia, su «patria espiritual»–, emprendió traducciones de Kavafis, Woolf, Mishima y Henry James. También escribió Tiro de gracia, una novela compacta y admirada sobre el trasfondo de la Revolución Rusa.

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial y agotada su herencia, se mudó a Estados Unidos para vivir con el amor de su vida, la académica estadounidense Grace Frick, quien fue también la única traductora de su obra al inglés. Trabajó dando clases de francés e italiano en un colegio para niñas. Durante diez años escribió su novela más célebre: la erudita y profunda Memorias de Adriano, una ficción histórica en forma de una carta que el emperador romano Adriano escribe a su sucesor, Marco Aurelio.

Tras el éxito de esta novela y la muerte de Grace, Yourcenar se dedicó a viajar, dictar conferencias y escribir durante los restantes años de su vida. Falleció en 1986, dejando inconclusa la trilogía de sus memorias.

5. Simone de Beauvoir

De familia burguesa y estrictamente católica, tuvo una inclinación hacia la vida intelectual y la rebeldía desde temprana edad. Dadas las condiciones económicas de su familia, ella y su hermana optaron por los estudios como salida potencial a su situación. Simone estudió Matemáticas, Literatura, Latín, Letras y Filosofía. Pronto obtuvo una plaza como catedrática.

Su vida intelectual y amorosa transcurrió en las aulas, sobre todo de la mano del filósofo Jean-Paul Sartre, con quien tuvo un matrimonio abierto, y con sus alumnas y alumnos.

Junto con Sartre y otros intelectuales de la posguerra, lanzó la revista Les Temps Modernes, abocada a la difusión del existencialismo. Autora de varias novelas, cobró renombre por sus posiciones políticas a favor del ateísmo y el comunismo, además de sus viajes como “intelectual comprometida” a Cuba, la URSS y la China maoísta, pero, por encima de todo, gracias a su libro El segundo sexo, texto fundacional de la segunda ola feminista.

En este libro, De Beauvoir se pregunta qué es una mujer. Explica que, a lo largo de la Historia, lo humano se ha definido, sistemáticamente, como lo masculino, mientras que lo femenino constituye la otredad por excelencia. Asimismo, intenta explicar la subordinación de la mujer no a partir de características corporales, fisiológicas, psicológicas ni sexuales, sino socioculturales, económicas, políticas y religiosas. Habla sin tapujos sobre la menstruación, la prostitución, la virginidad, la maternidad, la contracepción, el aborto y la homosexualidad, lo cual explica su éxito y el tremendo escándalo que provocó de inmediato.

Su rechazo del psicoanálisis y su afirmación de que “la mujer no nace, se hace” sentaron las bases para la tercera ola feminista, abanderada por las pioneras de la siguiente generación, como Betty Friedan, Germaine Greer y Judith Butler.

6. Cristina Peri Rossi

Cristina Peri Rossi nació en Montevideo, Uruguay, de padres inmigrantes de raíces italianas y españolas. Estudió Música y Biología en la universidad, y obtuvo un título en Literatura Comparada, gracias al cual comenzó a dar clases universitarias y escribir en la revista de izquierdas Marcha. Su labor crítica le llevó, precisamente, a identificar un nexo entre los valores burgueses y el autoritarismo político, entre las normas represivas y la represión estatal.

En 1972, en pleno enfrentamiento del movimiento guerrillero entre los tupamaros y el ejército uruguayo, sobre un trasfondo de inestabilidad política y debacle económica, pudo constatar su teoría, cuando acogió en su casa a una estudiante perseguida por la policía secreta, quien fue desaparecida en cuanto se aventuró a salir. Entonces, Peri Rossi decidió exiliarse, y se fue primero a Barcelona y después a París, solo para regresar a Barcelona, donde ha vivido desde entonces. En 1974, el gobierno militar uruguayo le retiró la ciudadanía, con lo que se naturalizó española.

Además de sus artículos políticos, Peri Rossi ha publicado poesía, cuentos, novelas y antologías de ensayos. A grandes rasgos, su obra tiene como parteaguas el exilio, si bien incluye temas constantes: el erotismo, la política y la función del arte. En cuanto a su estilo, algunos críticos lo consideran difícil pero también “único por su combinación de lo fantástico, lo poético, lo político y lo altamente literario”. La literatura de Peri Rossi trata recurrentemente los temas de la literatura de exilio, el lesbianismo, el feminismo, la literatura fantástica, el post-boom latinoamericano, la alegoría, el erotismo, la crítica antiburguesa y el psicoanálisis.

7. Gabriela Cabezón Cámara

Gabriela Cabezón Cámara, una bonaerense de la provincia de San Isidro, estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Desde muy joven incursionó en el mundo de la literatura, influenciada, según ha contado ella misma, por Patricia Highsmith, Rodolfo Walsh y Osvaldo Lamborghini, a través de los relatos cortos.

Su cuento “La hermana Cleopatra” apareció en la antología Una terraza propia en 2006, el cual sirvió como borrador para su primera novela, La Virgen Cabeza, publicada unos años más tarde. En ella narra la historia de Cleopatra, un travesti y vidente mariano que es tenido por santo, como Santa Bernardita o Sor Lucía, en una barriada pobre de Buenos Aires, y de su relación con Qüity, periodista de un pasquín amarillista, en un contexto donde la religiosidad popular, la corrupción política, la miseria económica y la marginación social se entremezclan en el más puro realismo o surrealismo mágico. La Virgen Cabeza catapultó a Cabezón Cámara a la palestra literaria del mundo hispanohablante.

En 2011, publicó el cuento “Le viste la cara a Dios”, que versa sobre la trata de personas y que, en 2013, vio la luz como Beya, una novela gráfica, ilustrada por Iñaki Echeverría. Un año después, completó la “trilogía oscura” con la aparición de Romance de la negra rubia, acerca de un poeta que se prende fuego ante la intentona de desahuciarlo. Finalmente, en 2017, fue nominada al Booker Prize por Las aventuras de la China Iron, una reescritura del poema épico nacional argentino Martín Fierro, que fue adaptada al cine por el director Alejandro Fadel.

En cuanto a sus artículos y ensayos, han aparecido en Soy, Le Monde diplomatique, Revista Anfibia, Revista Ñ y Clarín, donde fue editora de cultura. Actualmente, enseña Escritura en la Universidad Nacional de las Artes.

8. Gabriela Wiener

Quizá la escritora LGBTQ+ más conocida del Perú, Gabriela Wiener, es también una cronista que reside en España desde 2003. Después de estudiar Lingüística y Literatura en la Pontificia Universidad Católica de su país y un posgrado en Cultura en Barcelona, Wiener trabajó como periodista en distintos medios peruanos y españoles.

Wiener publicó sus primeras crónicas en Etiqueta Negra y luego, gracias a su audacia y afán experimental —no solo formal, sino sobre todo biográfico—, dio el salto a las páginas de la prensa internacional, como The New York Times en español, Letras Libres o Corriere della Sera, entre muchos otros.

Ha destacado por sus provocadores performances, como Dímelo delante de ella, sobre las fronteras entre lo público y lo privado y la memoria íntima, o Qué locura enamorarme yo de ti, sobre el poliamor. Este último es parte de su identidad personal y literaria, pues Wiener tiene una tripareja o relación poliamorosa: con el poeta Jaime Rodríguez y con la escritora Rocío Lanchares. Wiener y Rodríguez son padres de Coco, un niño transgénero no binario. Por el otro lado, Rodríguez y Lanchares se convirtieron en los padres de Amaru en 2016. Los cinco viven juntos, los tres duermen en la misma cama.

Para la bisexual Wiener no fue fácil ver a sus parejas vivir un embarazo y tener a su propio hijo, a pesar de su larga lucha contra los estereotipos y los prejuicios. De esa experiencia nació Qué locura enamorarme yo de ti, un texto tragicómico de corte autobiográfico y familiar.

Entre sus libros destacan Sexografías, Nueve Lunas y Huaco retrato.