Turbulencias atmosféricas Podcast Por Albert Martinez arte de portada

Turbulencias atmosféricas

Turbulencias atmosféricas

De: Albert Martinez
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Un viaje por el tiempo extremo: huracanes, tornados, inundaciones e incendios. Junto a Albert Martínez —meteorólogo, geógrafo y comunicador— exploramos lugares, desmentimos mitos y entendemos cómo el tiempo puede transformar nuestra vida. Esta primera temporada hablaremos de todo lo que hay alrededor de los huracanes. ¡Súbete a este podcast de altura!

© 2025 Turbulencias atmosféricas
Ciencia Ciencias Biológicas Ciencias Geológicas Física
Episodios
  • TA 25 - Animales y huracanes
    Nov 16 2025

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    El océano frente a un huracán

    Un huracán no solo golpea la costa. También transforma el océano. Cambia la temperatura. Mueve especies. Rompe corales. Aporta nutrientes. Devuelve vida. Y destruye. Todo ocurre al mismo tiempo. Todo ocurre muy rápido.

    Además, cuando el viento aumenta, la superficie del mar se mezcla con aguas profundas. Esa combinación enfría el océano varios grados. El descenso modifica el comportamiento de peces, tortugas y corales. El impacto es inmediato. Y también es profundo.

    Por otro lado, el huracán desplaza sedimentos. Cambia playas. Erosionan zonas de anidación. Afecta manglares y praderas marinas. En ocasiones daña todo. En otras limpia y renueva lagunas enteras. El mar adopta una nueva forma y el ecosistema vuelve a organizarse.

    Los corales lo sienten con fuerza. Las olas rompen colonias enteras. Los fragmentan. Los arrancan. La energía del huracán es pura fuerza bruta bajo el agua. Aun así, surge una oportunidad. El agua fría reduce el estrés térmico. Evita el blanqueamiento. Y ofrece un respiro cuando el calor los empuja al límite.

    Después de un huracán llega un cambio visible desde el espacio. La mezcla del océano sube nutrientes. El fitoplancton crece. Las manchas verdes aparecen en las imágenes satelitales. La productividad aumenta. El mar respira. La vida sube desde el fondo.

    Tiburones e inminencia de tormenta

    Algunas especies no esperan el impacto. Se adelantan. Detectan la caída de presión. Huyen antes de que llegue la tormenta. El tiburón es un buen ejemplo. Es rápido. Muy preciso. Extremadamente sensible. Percibe el cambio antes que nosotros. Desciende a aguas profundas. Sale de la zona. Busca seguridad inmediata.

    En 2017, antes de Irma, ocurrió algo claro. Varios tiburones tigre, martillo y toro se alejaron de la costa más de medio día antes del impacto. Algunos bajaron a 200 metros. Actuaron por instinto. También por supervivencia. Y porque su cuerpo entiende el océano mejor que cualquier humano.

    Cuando el huracán pasa, regresan. Sin embargo, no regresan igual. El alimento cambió. Las presas se movieron. El paisaje ya no es el mismo. Durante semanas ajustan sus rutas. El mar impone nuevas reglas. Y ellos vuelven a adaptarse.

    Calentamiento global y ecosistemas marinos

    El cambio climático complica todo. El mar se calienta. Pierde oxígeno. Se acidifica. El equilibrio se rompe. Los corales se estresan. Expulsan sus algas. Se blanquean. Se mueren. Desde 1980, los grandes eventos de blanqueamiento se multiplicaron. Tres veces más. El ritmo es brutal.

    La Gran Barrera de Coral es el ejemplo más claro. Más de dos mil kilómetros de arrecifes. Mitad perdido en tres décadas. Calor extremo. Eventos masivos. Ecosistemas enteros al límite.

    El Caribe tampoco se salva. México. Belice. Cuba. Florida. Todos sufren. Los veranos de 2023 y 2024 fueron críticos. El mar pasó de los 32 °C. Muchos arrecifes quedaron devastados.

    Pero hay esperanza. Hay restauración. Hay viveros submarinos. Hay fragmentos de coral listos para replantar. Oceanus en México. Mission: Iconic Reefs en Florida. Grandes proyectos en Australia. Robots y drones submarinos. Equipos completos dedicados a recuperar el mar. La ciencia avanza. La naturaleza responde cuando la dejamos.

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  • TA 24 - Los huracanes con más meses
    Nov 10 2025

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    La temporada de Huracanes en el Atlántico: Entendiendo el Ciclo Anual
    La temporada oficial de huracanes en el Atlántico, que abarca el Océano Atlántico, el Mar Caribe y el Golfo de México, se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre. Sin embargo, la actividad ciclónica es un maratón, no un sprint, con picos y valles claros a lo largo de esos seis meses.

    El Punto Culminante: 10 de Septiembre
    El pico climatológico de la temporada de huracanes en el Atlántico se produce el 10 de septiembre. Alrededor de esta fecha, las condiciones son óptimas: las temperaturas de la superficie del mar están en su punto máximo, y la cizalladura del viento (un factor que inhibe la formación de tormentas) suele ser mínima. Históricamente, casi la mitad de toda la actividad de huracanes y el 95% de los huracanes intensos (categoría 3 o superior) ocurren entre agosto y octubre.

    Desglose Mensual de la Actividad:
    Junio y Julio: Son meses de inicio lento. Las tormentas que se forman suelen hacerlo más cerca de la costa, en el Golfo de México o el Caribe occidental, aprovechando las aguas cálidas locales. La mayoría son tormentas tropicales o huracanes menores.

    Agosto: La actividad comienza a aumentar significativamente a mediados de mes. Las perturbaciones que salen de la costa de África (conocidas como ondas tropicales) comienzan a encontrar un ambiente más favorable para desarrollarse en el Atlántico tropical oriental.
    Septiembre: El mes más activo para el desarrollo de tormentas y huracanes. Las condiciones perfectas se alinean en toda la cuenca, desde el Caribe hasta el Atlántico abierto.

    Octubre y Noviembre: La actividad empieza a decaer. El enfoque de formación se traslada de nuevo hacia el Caribe occidental y el Golfo de México, donde el agua permanece lo suficientemente cálida por más tiempo.

    ¿Qué pasa fuera de temporada?
    Aunque es raro, los ciclones tropicales pueden formarse antes del 1 de junio o después del 30 de noviembre si las condiciones lo permiten. Estos sistemas suelen ser de corta duración, pero demuestran que la naturaleza no siempre sigue el calendario oficial. La preparación es clave durante todo el año.

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  • TA 23 - Huracanes y tornados, ¿son muy diferentes?
    Nov 2 2025

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    ¡Los tornados no son huracanes!

    En este episodio de Turbulencias Atmosféricas aclaramos una de las confusiones más comunes que escucho cada temporada: la diferencia entre tornados y huracanes. A menudo la gente los menciona como si fueran lo mismo, pero no lo son. Para explicarlo me acompañó un gran amigo y colega, el meteorólogo y oceanógrafo Eduardo Rodríguez, con quien desmenuzamos cómo se forman, cómo se comportan y por qué pueden ser tan distintos pese a compartir algunas similitudes, como el giro antihorario en el hemisferio norte. Mientras un huracán puede durar días y recorrer miles de kilómetros, un tornado aparece, arrasa y desaparece en cuestión de minutos.

    Durante la charla hablamos también de cómo se mide su intensidad. Los tornados se clasifican con la escala Fujita, mientras que los huracanes se miden con la Saffir–Simpson. Lo curioso es que, aunque un tornado puede tener vientos más fuertes —hasta 500 km/h en un F5—, los huracanes provocan daños mucho mayores porque duran más tiempo, generan marejadas, lluvias torrenciales e inundaciones. Eduardo explicó con claridad que los tornados surgen del choque entre aire frío y seco con aire cálido y húmedo, especialmente en el centro de Estados Unidos, mientras que los huracanes se alimentan del calor de los océanos tropicales.

    Después se sumó Kamila Daza, que trajo datos muy interesantes. Texas, por ejemplo, es el estado que más tornados registra cada año, más de 120, aunque Oklahoma y Kansas tienen una mayor densidad. También repasamos algunos de los tornados más recordados y su impacto cultural, desde las películas Twister y Twisters hasta la historia real de Tim Samaras, el legendario cazatormentas del libro The Man Who Caught the Storm. Todo ese universo de ciencia, cine y riesgo muestra hasta qué punto estos fenómenos despiertan respeto y curiosidad a la vez.

    Cerramos el episodio hablando de algo fundamental: la preparación. En un tornado, el tiempo de reacción se mide en minutos; en un huracán, en horas o días. Saber dónde refugiarse, conocer las rutas de evacuación y tener un plan familiar puede marcar la diferencia entre el peligro y la seguridad. Siempre digo que entender el tiempo no es solo una cuestión de ciencia, sino de supervivencia. Y por eso me gusta compartir estos espacios: para que cada uno de nosotros esté mejor informado y pueda enfrentarse al poder de la naturaleza con conocimiento y respeto.


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