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De: La Montonera prod.
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Acerca de esta escucha

Un podcast donde damos rienda suelta al triángulo de nuestras cosas favoritas: la política, la cultura pop y la actualidad. @podcastpol Política en serio en tiempos de memes, whatsapp y gifs de gatitos. www.polypop.es Twitter: https://twitter.com/podcastpol Telegram: https://t.me/PolAndPop© 2025 La Montonera prod. Ciencia Política Política y Gobierno
Episodios
  • Comunismo y civilización: excavaciones contra la ideología de la historia inevitable
    May 2 2025
    Nuestras sociedades son desiguales. Las invocaciones solemnes a una dignidad universal contrastan con pruebas indiscutibles de lo contrario: vidas que se protegen, vidas que se desprecian. Se apela al esfuerzo y a la virtud como tácticas para contener la incertidumbre, al tiempo que la riqueza se concentra en una minoría de clanes que legarán su poder y ampliarán esa brecha en las generaciones futuras. Los procesos de decisión e incluso de simple deliberación nos involucran en una proporción mínima de los asuntos cotidianos. De este modo, cuando nos tomamos la resistencia de pensar sin naturalizarlo el presente de concentración de la riqueza, castas más o menos explícitas e inercias tecnocráticas, suele aparecer la cuestión del origen ¿cómo hemos acabado aquí? La cuestión del origen es crítica para la manera en que las comunidades se narran a sí mismas. Como ocurre en los arcos del héroe, en el origen está el destino de esas comunidades, a través de un sentido teleológico y unidireccional del cambio en los grupos humanos. Es decir, cuando la historia se entiende como un tobogán que lleva a que cualquier grupo, conforme alcanza cierta complejidad, adquiera formas jerarquizadas y bastante fijas. Por este tobogán se llega al primado de una minoría que te dice qué hacer y con cuánto de tu dinero y trabajo se va a hacer, mientras se acompaña de algunos seguidores que te explican que nada resulta más conveniente para evitar una violencia masiva y ubicua y de otros que te dan de hostias de forma igualmente masiva y ubicua si cuestionas cualquiera de las posiciones anteriores. Se ha construido, así, un relato de la evolución humana como un núcleo gravitacional que nos arrastra a la equivalencia entre complejidad y desigualdad y, frente a ella, una historia cada vez más trufada de datos, restos e indicios que muestran caminos hacia la urbanización, con especialización pero con menos jerarquías, episodios ganaderos y agrícolas que se intercalan con el nomadeo y la búsqueda de forraje, comunidades excedentarias que agotan gran parte de sus provisiones en festivales para satisfacción y solidaridad de la comunidad y otras enormemente “subproductivas” en tanto la presión demográfica no apriete. Es decir, de una complejidad que obtura, más allá de un puñado de mecánicas reiteradas, la idea de la historia como un tobogán desde el origen primitivo a esta distopía cyberpunk en beige que nos rodea. No deja de ser curioso, entonces, que cuanto más peso tiene la divulgación histórica, menos circulen estos relatos. Por eso, contamos en este episodio con Rodrigo Villalobos, que acaba de reeditar “Hoces de piedra, martillos de bronce. Comunismo originario y lucha de clases en la prehistoria”, en Ático de los libros. Villalobos hace un enorme esfuerzo de divulgación para trasladar los últimos métodos y hallazgos de la prehistoria reciente (10.000 a.C. - escritura) al público no especialista, a través de ejemplos de sociedades complejas y (que no pero) igualitarias en la Península Ibérica. Esta mirada descarta hacer comparaciones, al modo de los enfoques leviatanescos del mal menor sobre todas las libertades y horizontalidades perdidas para mantener a raya la violencia y la escasez. En cambio muestra que nuestro presente no es inevitable y si la historia ha sido de muchas formas, puede ser aún de muchas otras. Os esperamos.
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    57 m
  • Pol&Pop 06x09 Del 15M al funcionariado: un relato generacional
    Apr 4 2025
    En la última novela de Sara Mesa, Oposiciones (Anagrama, 2025), la protagonista expone los consejos de su mentora en el empleo al que acaba de acceder en estos términos: “[su mentora] entendía que aquel, el de las oposiciones, no era el plan más apasionante del mundo, que a lo mejor a mí, una chica en la flor de la vida, me tentaban más otros caminos, pero que lo que había ahí fuera era muy hostil, muy inestable, mientras que allí dentro, al menos, tenía una tranquilidad, eso era innegable. Yo se lo digo a la gente que aprecio, dijo, y por eso también te lo digo a ti, que lo importante en el trabajo es la seguridad y que luego, en el tiempo libre, vienen las aficiones, las distracciones y las pasiones, que normalmente no te dan de comer” (p. 62). Lo interesante de este intercambio confesional, que revela una clave sobre la decisión de vida es que se ha desplazado desde hitos que fueron parteaguas de otras trayectorias (la estrategia matrimonial, trabajar o estudiar, qué en ese segundo caso, cuándo tener hijos...) a la decisión de ponerse con las oposiciones. La protagonista de la novela ha accedido a un puesto eventual en una Administración autonómica que encaja con la definición de “trabajos de mierda” de Graeber (https://www.ivoox.com/pol-pop-01-politica-tiempos-de-audios-mp3_rf_49163362_1.html). No un trabajo precario, sino un trabajo sin sentido. Como toda persona que accede a un empleo de este tipo desde una clase inferior, la prota de nuestra novela no sabe si le ha caído el gordo o una condena. Duda de que, en cualquiera de los dos casos, lo merezca. Por otra parte, no ha adquirido experiencia alguna en el dinámico sector privado español y, como suele pasar con las protagonistas de Mesa, tampoco es la mejor campeona de su propia causa, así que encuentra pocos incentivos para querer perpetuarse en la función pública. En nuestra generación, nadie necesita cocinarse al fuego de las oposiciones por inducción. Más bien la gente se tira en largas filas y con toda fe a la olla, por lo general saltando de otra en ebullición desde el empleo privado. Al último lloro de clickbait liberal destacando que 7 de cada 10 trabajadores del sector privado cambiarían su puesto por uno en el público, Raimundo Viejo señalaba una evidencia: “¡los esclavos de las pirámides quieren ser escribas del Faraón!”. Si esta es una descripción fiable de las trayectorias vitales de nuestra generación, al menos en provincias y con todos las líneas de desigualdad de clase, género y situación administrativa que vertebran este campo, la cuestión es qué lectura política cabe. Si la expansión del empleo público es la única política socialdemócrata posible ¿cómo nos pensamos? La expansión del empleo público es parte de un conflicto central por la desmercantilización de espacios fundamentales para la vida. No cabe pensar en una mínima efectividad de nuestros derechos sin esa tendencia, como tampoco puede decirse nada malo de las estrategias de cada cual para reconquistar nuestra propia vida y producir algo con valor social. Sin embargo, a la buena salud de estas políticas contribuye también su alineamiento con la subjetividad neoliberal hegemónica, que sigue caminando sin descanso, una vez se ha bloqueado el afán globalista del neoliberalismo económico. Piensa la protagonista de la novela de este episodio: “Ahora entendía por qué quienes se presentaban a una oposición no hablaban de aprobar, sino de alcanzar una cima y ganar. Una oposición es una competición donde hay vencedores y vencidos, como una carrera de obstáculos, como una guerra. Solo ganan los más rápidos, los más listos, los más eficientes, los más disciplinados, los más obedientes, los que no se distraen, ni dudan, ni se entretienen ni se equivocan, los que nunca dan rodeos y ni jamás se entregan a ninguna flaqueza” (p. 116) Una política socialdemócrata consagrada a la responsabilidad individual, la competitividad, el sacrificio y la derrota de sí como puerta para la derrota de otros. Un compromiso entre conquistar espacios al mercado, garantizar derechos, cuidarse y cuidar, salvar la posición de las clases medias, sortear algún pase VIP entre las clases populares y mantener alta la valoración de activos como el mérito y la capacidad en tiempos de poder imperial. Entre el cierre de ciclo y el posicionamiento de piezas para el siguiente. Del que se vayan todos al que nos saquen la plaza. Ánimos sinceros con el estudio.
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    1 h y 1 m
  • Pol&Pop 06x08 Osos y miserias en la utopía anarcocapitalista
    Mar 14 2025
    ¿Qué pasa si juntas, en un espacio de difícil acceso y escasamente dotado de recursos, a una población ya reacia a las instituciones públicas, a libertarians llegados de todo Estados Unidos y a un grupo creciente de osos más hechos a los humanos que Yogi? En este episodio, hablamos de actualidad, pero también de las crónicas que Mathhew Hongoltz-Hetling ha juntado en “Un libertario se encuentra con un oso”, que ha traducido Carolina Santano para Capitán Swing (2024), y que puedes escuchar pinchando en la cajita de arriba. Como experimento ancap, cuenta con condiciones bastante difíciles de reproducir. El lugar en cuestión, Grafton, el pueblo de New Hampshire, de apenas 1300 habitantes, en el que se mezclan estas vidas, contaba con una tradición anti-impuestos y de bajo desarrollo de servicios públicos que ya era excepcional en un Estado que, según cuenta el periodista, carece de impuesto sobre la renta. O sobre los beneficios empresariales. O de impuestos al consumo. O, ya puestos, e incluso de la obligación de tener un seguro de responsabilidad civil ante terceros en el coche. Sin contar con la cantidad de gente con amplias licencias de armas que te puedes encontrar al otro lado del coche sin seguro. Y a disfrutar de la convivencia. Este Grafton de la desregulación urbanística y ambiental, de casas dispersas sin civilización entre ellas, es disneylandia para los osos que combinan sus formas de vida con los humanos, con sus sobras, sus gallineros o con el mero entretenimiento de echarles rosquillas. Si esta situación adquiere el tono tragicómico que recoge Hongoltz-Hetling es porque, además, el lugar es seleccionado como el espacio de creación de una ideal free town, modelo de reino ancap, por parte de los elementos más activos del singular ecosistema de foros anarco-capitalistas del internet de la primera década del siglo XXI. La mudanza de decenas de estos sujetos a Grafton, algunos enriquecidos y propietarios de pleno derecho, otros moradores de campamentos al borde de la indigencia y pequeños empresarios del comercio minorista de cosas con las que el Estado te impide comerciar a ninguna escala porque you know, acelera un círculo vicioso de deterioro de los servicios locales, erosión de la cohesión social y un constante ponerse pocha la libertad que se buscaba y que se descubre imposible en tal escenario. Si a un podcast de provincias como este le interesa discurrir sobre las utopías ancap al otro lado del mundo es por la manera en que esta racionalidad también ha reconfigurado nuestro espacio político. No nos parece que la dirección política de la derecha sea realmente ancap, principalmente porque las élites que sobredeterminan el escenario adoptan más bien posiciones de un neoliberalismo pasado de rosca, con una puesta al servicio de sus intereses monopolísticos más intensa si cabe de los Estados, incluido el plus autoritario o iliberal si llega el caso; caso que, por cierto, suele llegar porque no hay otra manera de mantener la aceptación social con esa distribución tan desigual de los pesos. Sin embargo, los enfoques libertarian, esas formas andro-capacitistas de hiper-racionalismo del corto plazo, que identifican libertad con no ser tocado, mucho más que con poder hacer, sí son una fuente mucho más transversal -tan poco elitizada como la audiencia de cuarto milenio o de cualquier medio “crítico”- y, por lo tanto, un motor de renovación y agitación de las bases populares de los proyectos de derechas. Más allá de la capacidad de negociación que alcancen con sus jefes dentro de esa gran familia de la derecha (ver nuestro primer episodio de la temporada), introducen una racionalidad sobre qué es la libertad, cómo afrontar los problemas sociales o las relaciones con las normas, las instituciones y las decisiones democráticas que desplazan el sentido común. Esas percepciones acerca de los impuestos, de las agencias públicas de control de los mercados o de regulación de la vida social o incluso conceptos de amplía circulación en nuestro contexto político, como “chiringuito”, “paguita” o la caricaturización del funcionariado de primera línea -sobre todo de las funcionarias- no se entienden sin esta fuerza de tracción política popular. Al mismo tiempo, entre esos ancaps que protagonizan el libro, no podemos dejar de reconocer rasgos de todo movimiento social incipiente más allá de la intersección entre maldad y estupidez que caracteriza a estas historias. Rasgos de ingenuidad, de buenas intenciones, mala gestión de las emociones, formas de intensidad que escapan a toda estrategia, de escalada súbita de popularidad que acaba de un día para otro y, en general, de amplia distancia entre el maximalismo del discurso y lo mínimo de las prácticas concretas, de la traducción de las intenciones políticas a los asuntos de la vida cotidiana. Esa escala mucho más puñetera. Porque toda intervención del estado o lo colectivo es ...
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    1 h y 9 m
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