Podcast de Homilias para los sencillos

De: Homilias para los sencillos
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    © 2025 Homilias para los sencillos
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Episodios
  • «¡Primero Dios!»
    May 3 2025
    «Primero Dios», dicen frecuentemente los buenos mexicanos. Prácticamente fue lo mismo que contestaron los apóstoles cuando el sumo sacerdote los interrogó diciendo: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ese?». San Pedro y los apóstoles le replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres». No olvidemos nunca que en nuestra vida tenemos muchas cosas que hacer, pero el primero es siempre Dios. Hechos de los apóstoles Nos cuenta este libro del Nuevo Testamento que metieron a los apóstoles en la cárcel pretendiendo escarmentarlos para que nos hablaran de Jesús a la gente. Durante la noche el Señor les abrió las puertas de la cárcel, con el mandato de salir a evangelizar como siempre, en el templo de Jerusalén. El sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ese?». La respuesta de Pedro y los apóstoles que estaban con él fue: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres». Y aprovecharon para evangelizar al mismo sumo sacerdote: «El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros matasteis colgándolo del madero». De esta manera tuvieron que dejarlos libres y aprovecharon una vez más para repetirles la misma prohibición que nunca obedecieron. Era su convicción y su fe. Ojalá que nuestra fe esté firme creyendo que Jesucristo es Dios. Salmo 29 Un salmo para alabar a Dios. Muy apropiado para este día en que los apóstoles vivieron la libertad que les dio el Señor: «Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Dad gracias a su nombre santo… Escucha, Señor y ten piedad de mí. Socórreme, Dios mío. Te daré gracias siempre». Apocalipsis San Juan evangelista nos cuenta la visión que tuvo: «Millares y millones de ángeles alrededor del trono de Dios cantaban con voz potente: “Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza”». El evangelista y apóstol continúa glorificando a Jesucristo que merece la alabanza de todos los pueblos, precisamente por su muerte y resurrección que estamos celebrando en este tiempo de Pascua. Verso aleluyático No olvidemos que estamos en tiempo pascual y por eso la liturgia, mientras repite gozosa la palabra «Aleluya», exclama: «Ha resucitado Cristo que creó todas las cosas y se compadeció del género humano». Evangelio El evangelio de hoy, como estamos en el tiempo de Pascua, nos invita a meditar, aunque ya lo ha hecho anteriormente, en los últimos párrafos del evangelio de San Juan: «Simón Pedro les dice a sus compañeros: “Me voy a pescar”. Ellos contestaron: “Vamos también nosotros contigo”». Toda la noche quisieron pescar, pero los peces al parecer habían desaparecido. Desde la orilla, Jesús, desconocido para ellos, les preguntó: «¿Muchachos, tenéis pescado?». Ante su respuesta negativa, aquel desconocido que era Jesús dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». A pesar de que todos ellos eran pescadores y conocían muy bien el lago de Tiberíades, echaron la red por obedecer y ¡zas!, no tenían fuerzas para sacar la red por la multitud de peces que brincaban en ella. Ante esta maravilla, Juan dijo: «¡Es el Señor!». Pedro se echó al agua. Cuando Jesús les mandó sacar algunos peces recién pescados, fue Pedro el que en un gesto simbólico cogió él solo la red con ciento cincuenta pescados grandes y la arrastró hasta la orilla. Después de esto, ellos, que habían visto el fuego calentando pan y pescado, comieron gozosos estando seguros de la presencia de Jesús. José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista
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  • Domingo de la Divina Misericordia - Segundo Domingo de Pascua
    Apr 26 2025
    Quizá nos extraña que en la Octava misma de Pascua se hable de la misericordia de Dios; incluso que se haya convertido en el Domingo de la Divina Misericordia. Debemos tener la certeza de que del sacrificio profundo del hombre-Dios, Jesucristo, ha brotado la alegría auténtica de la misericordia. Eso recordamos hoy. Los clavos, las espinas, la cruz han producido la salvación y la alegría más grande para toda la humanidad. Hechos de los apóstoles Es muy importante recordar que la promesa de Jesús se cumplió en la vida de los apóstoles, que hicieron milagros incluso más grandes que los que hizo Él. Interesante leer: «La gente sacaba los enfermos a la calle y los ponían en catres y camillas para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos cayera sobre alguno». No es de extrañar que en poco tiempo se multiplicaran los discípulos de Jesús. Salmo 117 El salmista resalta la misericordia de Dios: «Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia». Al contacto con Jesús descubrimos misericordia para todos y siempre. Todo el que busca a Dios lo encuentra y goza de su misericordia, con tal de que lo busque con sinceridad y arrepentimiento. Apocalipsis El último de los libros de la Biblia recoge hoy estas palabras del apóstol san Juan: «Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia en Jesús, estaba desterrado en la isla de Patmos… Un domingo caí en éxtasis y oí a mi espalda una voz potente que decía: “lo que veas escríbelo en un libro y envíaselo a las siete iglesias de Asia”». Juan nos cuenta su visión de los siete candelabros de oro y en medio de ellos una figura humana, «vestida de larga túnica con un cinturón de oro a la altura del pecho». Después de un momento difícil, cuenta: «Él puso la mano derecha sobre mí y dijo: “No temas, yo soy el primero y el último. Yo soy el que viene. Estaba muerto y ya ves que vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del abismo». Verso aleluyático Son las palabras llenas de misericordia que Jesús dijo a Tomás: «¿Porque me has visto, Tomás, has creído? Dichosos los que crean sin haber visto». Evangelio Nos cuenta cómo Jesús se apareció a los apóstoles reunidos en el cenáculo y cuando se lo contaron a Tomás: «Hemos visto al Señor», él contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos. Si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo». Así se hizo de valiente el apóstol. A los ocho días Jesús llegó a llamar directamente a Tomás y le dijo: «Trae tus dedos, aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en mi costado y no seas incrédulo sino creyente». Tomas, humillado reconoce y hace el gran acto de fe: «¡Señor mío y Dios mío!». En aquel momento Jesús alabó la fe de los que creemos en Él, aunque nunca lo hemos visto, diciendo: «¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto». Jesús nos ofrece a todos su Divina Misericordia porque creemos en Él, aunque no lo hemos visto. De esta manera nos asegura Jesús que, aún a la distancia, nosotros lo encontraremos siempre en la Eucaristía y además se hará presente en los pobres, en los más humildes y necesitados. José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista Reflexión homilética 27.04.2025 DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA Segundo domingo de Pascua Quizá nos extraña que en la Octava misma de Pascua se hable de la misericordia de Dios; incluso que se haya convertido en el Domingo de la Divina Misericordia. Debemos tener la certeza de que del sacrificio profundo del hombre-Dios, Jesucristo, ha brotado la alegría auténtica de la misericordia. Eso recordamos hoy. Los clavos, las espinas, la cruz han producido la salvación y la alegría más grande para toda la humanidad. Hechos de los apóstoles Es muy importante recordar que la promesa de Jesús se cumplió en la vida de los apóstoles, que hicieron milagros incluso más grandes que los que hizo Él. Interesante leer: «La gente sacaba los enfermos a la calle y los ponían en catres y camillas para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos cayera sobre alguno». No es de extrañar que en poco tiempo se multiplicaran los discípulos de Jesús. Salmo 117 El salmista resalta la misericordia de Dios: «Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia». Al contacto con Jesús descubrimos misericordia para todos y siempre. Todo el que busca a Dios lo encuentra y goza de su misericordia, con tal de que lo busque con sinceridad y arrepentimiento. Apocalipsis El último de los libros de la Biblia recoge hoy estas palabras del apóstol san Juan: «Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la constancia ...
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  • Mi «Amigo» Resucitó
    Apr 19 2025
    El saludo pascual de la liturgia dice así: «He resucitado y aún estoy contigo». Así saludó el Amigo que ha cumplido todo lo que dijo: «Todo está cumplido». Con alegría, rebosando de gozo pascual, celebramos el triunfo maravilloso de Jesús, Dios y hombre verdadero. Carta a los hebreos San Pedro, confirmado como el primero de los apóstoles por Jesús, tomando la palabra, dijo: «Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa comenzó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo», que hizo mucho bien con sus milagros ante el pueblo. Pedro se reconoce como testigo de lo que hizo Jesús en Judea y en Jerusalén. Y después de hacer mucho bien a todos, «lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó». Todo esto sucedió al tercer día «y nosotros, que hemos comido con Él, somos testigos de esta resurrección». No olvidemos que cuando Jesús asciende al cielo, encarga a todos (los bautizados) a proclamar el Evangelio por el mundo entero. Salmo 117 La Iglesia, llena de alegría. repite: «Este es el día en que actuó el Señor». Es el día más importante que da sentido a toda la pasión y muerte de Jesús que hemos celebrado los días anteriores. Por eso: «¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia!». San Pablo El apóstol celebra la resurrección de Jesús con estas palabras, para nuestra meditación: «Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba donde está Cristo sentado a la derecha de Dios». Secuencia Se trata de un hermoso himno que se canta después de la segunda lectura, y que empieza con las siguientes palabras: «Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza, a gloria de la víctima propicia de la Pascua… (y termina diciendo:) Rey vencedor apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa…». Verso aleluyático Por fin la liturgia vuelve a su canto de alabanza y glorificación al Dios bueno que ha tenido a bien redimirnos con tanto dolor, un dolor que se ha vuelto misericordia y felicidad para todos: «¡Aleluya! Ha sido inmolada nuestra víctima pascual, Cristo. Celebremos la Pascua en el Señor. ¡Aleluya!». Evangelio Nos cuenta San Juan que el primer día de la semana fue María con las otras mujeres a embalsamar el cuerpo de Jesús. María Magdalena, siempre inquieta, miró por todas partes. No vio el cuerpo en el sepulcro y desesperadamente, sin pensar en la posible resurrección de que Jesús había hablado, dijo a los apóstoles Juan y Pedro: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Pedro y Juan fueron corriendo al sepulcro. Primero entró Pedro y luego entró Juan. Y este apóstol dice de sí mismo: «Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó». El mismo Juan atestigua que no había creído a Jesús que había predicho tantas veces su resurrección al tercer día. Nosotros también en esta Pascua de Jesús Resucitado celebremos el triunfo de Él y, al mismo tiempo, nuestra propia victoria porque su resurrección del sepulcro ha sido para nosotros, para que después de nuestra vida participemos en su resurrección gloriosa. Con la liturgia terminemos pidiendo que «seamos renovados por el Espíritu Santo para resucitar en el reino de la luz y de la vida. Aleluya». ¡Feliz Pascua de Resurrección para todos! ¡Con fe profunda hagamos nuestra la resurrección de Jesucristo! José Ignacio Alemany Grau, obispo Redentorista
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