
Una novela marroquí
o Dresde puede esperar
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Narrado por:
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Virtual Voice
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De:
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Mois Benarroch

Este título utiliza narración de voz virtual
Voz Virtual es una narración generada por computadora para audiolibros..
La novela parte del aparente deseo de contar una historia sobre los judíos marroquíes en Israel, pero enseguida se transforma en una reflexión sobre la imposibilidad misma de hacerlo: ¿qué historia es "la típica"? ¿Qué significa ser “el marroquí representativo”? ¿Debe un escritor mizrají asumir una función representativa o puede simplemente escribir desde su subjetividad individual, como lo hace cualquier autor hegemónico? Como señala uno de los personajes: “la verdadera catástrofe es que no nos permitieron recordar”.
Benarroch escribe desde el margen, pero con un conocimiento profundo del centro. Como apuntó el crítico Itzhak Laor en Haaretz, el libro se convierte en una “masa de voces” que reflexionan sobre la imposibilidad de representar a los marroquíes sin caer en el cliché o en la batalla política del “derecho a la representación”. El marroquí es presentado como el eterno extranjero, marcado por su nombre, su acento, su fracaso —o su éxito— económico, y, sobre todo, por su silencio histórico.
El autor no ofrece un protagonista fijo, ni una línea narrativa única. En su lugar, presenta una estructura fragmentada que es a la vez testimonio y protesta. Como observó Laor, Benarroch logra esbozar, casi por exclusión, un mapa de lo marroquí en Israel, dejando ver el doloroso desarraigo y el desdén hacia la riqueza cultural sefardí: la lengua española, el francés, la tradición religiosa.
Habiendo emigrado a Israel ya adolescente, Benarroch escapa del proceso de homogeneización cultural al que fueron sometidos los judíos del Magreb. Conserva su memoria, sus lenguas y su mirada crítica. Esto le permite abordar con lucidez lo que él considera un fracaso colectivo: el de haber enterrado la memoria para poder integrarse. La novela se mueve entre Jerusalén, Dresde y Tetuán, haciendo de lo diaspórico no solo un tema, sino también una forma.
Como escribió la profesora Haviva Pedaya: “La estabilidad de Mois Benarroch dentro del territorio cultural del que emigró, y el rico espectro de sus referencias culturales, lo convierten en el mayor de los escritores andalusíes mediterráneos que escriben desde Israel”.
Una novela marroquí o Dresde puede esperar no busca reconciliarse con la historia ni ofrecer soluciones, sino abrir un espacio para la duda, la fractura y la polifonía. Es un libro imprescindible para entender los silencios y contradicciones de la experiencia mizrají en Israel, y un ejemplo brillante de cómo la literatura puede cuestionar sus propios límites.
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