El dominio mental

La geopolítica de la mente

De: Pedro Baños

Narrado por: Miguel Coll

Duración: 19 h y 18 m

Resumen del Editor

Tras los exitosos Así se domina el mundo (traducido a 11 idiomas) y El dominio mundial, Pedro Baños dirige su atención en este nuevo audio libro a las técnicas que el poder utiliza para controlar nuestras emociones, porque quien consigue controlar nuestra mente controla el poder.

Con su reconocida amenidad y lucidez, Pedro Baños aborda en El dominio mental un perturbador porvenir -que, en muchos sentidos, ya es plenamente actual- desde múltiples perspectivas: la manipulación cultural y psicológica, la (de)formación de las voluntades personales, el control de la información y también las posibilidades que se abren con la evolución de las neurotecnologías o la inteligencia artificial en todos los campos, incluido el militar. Además de combinar una rica divulgación con un abundante caudal de información puesta al día, esta obra se presenta como un claro aviso a navegantes, porque se trata, en palabras del propio autor, "de abrir los ojos para estar alerta. Solo si conocemos en qué consiste y cómo se consigue esta forma perfecta de dominación mental, tendremos la posibilidad de ofrecer cierta resistencia a ella y preservar nuestras libertades". Aferrémonos, pues, a esa posibilidad porque todos -niños, adolescentes y adultos- estamos aún a tiempo de desintoxicarnos, de desengancharnos del dominio mental, utilizando el arma más potente de la que disponemos: pensar por nosotros mismos.

©2020 Pedro Baños Bajo (P)2021 Editorial Planeta, S.A.

Muy bueno

Sugiero poner el nombre en los capítulos, y si podrían poner un pdf con la lista de las referencias citadas, por lo demás es excelente

Información de lo que pasa tras el telón

Mucha información, muy extensa y variada sobre los que mueven y quieren controlar los hilos de la sociedad
Imprescindible si quieres tener una visión del mundo y de los que quieren controlarlo

Impresionante

Cómo si un amigo o tu hermano mayor, te tomara de la mano y te invitara a dar un paseo por el mundo del Control Mental. Sin desperdicio.

Una curiosa tragicomedia.

Tenía buenas referencias del autor y un gran interés cuando empecé a leer este libro.
Inicialmente resulta terrorífico, opresivo, casi deprimente, como si leyeras a Huxley o a Bradbury. Vamos, que se queda uno pensando en qué cueva o agujero va uno a esconderse para huir de semejante fin del mundo.
Sin embargo, conforme el libro avanza empiezan a percibirse muchas hipótesis como cogidas muy muy por los pelos, y la debilidad de la argumentación resulta cada vez más evidente (en algunos casos está simplemente ausente).
Por ejemplo, no basta con demostrar ciertos efectos secundarios de un medicamento o que la falta de alimento hace a una persona más débil física y mentalmente (obvio). Hay que demostrar también la intencionalidad que el autor adjudica a todo. Quiero decir que por mucho que demostremos que la gravedad existe eso no significa que alguien la haya puesto ahí para fastidiarnos.
En ese sentido, a partir de un punto el libro se transforma de historia de terror en comedia de situación y humor absurdo.
Confieso que cuando he llegado al momento en el que el autor explica que el veganismo se ha promocionado para que “las élites“ puedan comer buey se me saltaban las lágrimas de la risa. Literalmente.
Total, que me he llevado una tremenda decepción. Debería haberlo sospechado cuando al inicio hace una especie de homenaje a 4º Milenio.
En cualquier caso, tiene capítulos muy interesantes y bien llevados, hay que decirlo, como el referido a la infantilización de la sociedad y otros.
Es una lástima, porque la ausencia de medida del autor en algunos aspectos echa a perder lo que podría haber sido una muy interesante explicación y argumentación de cómo algunos países y compañías con pocos escrúpulos intentan influir en la situación de países y personas, algunas veces con notable éxito (algunos, ni todos los países ni todas las compañías, desde luego; ni tampoco los iluminati, ni una confabulación judeo-masónica ni nada que se le parezca). El problema de ponerse tan tremendo absolutamente en todo (sin la argumentación necesaria, insisto) es que te pegas un tiro en el pie de aquellos aspectos de tu discurso que podían haber sido interesantes e influyentes. Una verdadera pena.
En cuanto a la lectura de Miguel Coll, debo decir que es simplemente magistral. Enhorabuena.