Reconstrucción personal luego de una separación

A veces la vida nos sacude tan fuerte que nos deja frente a un espejo nuevo… uno donde apenas reconocemos quiénes somos después de tanto dar, tanto amar y tanto intentar sostener lo que se caía. Pero es justo ahí —en ese silencio después del ruido— donde comienza la verdadera reconstrucción.

Reconstruirse no es volver a ser la misma persona. Es recordar quién eras antes de romperte y combinarlo con lo que aprendiste mientras sanabas. Es entender que no todo lo que se pierde era tuyo para siempre, y que soltar no significa rendirse, sino dar espacio a lo nuevo que Dios está preparando.

Vas a descubrir que el amor propio no es egoísmo, es supervivencia. Que la soledad no duele tanto cuando se llena de propósito. Y que el corazón, aunque quede con cicatrices, late más sabio, más fuerte y más sincero.

🌷 No corras por reconstruirte rápido. Las piezas volverán a su lugar cuando sea tiempo.

Porque a veces, el propósito del proceso no es recuperar lo que fue,

sino convertirte en la versión de ti que siempre debió florecer.