Después de recordarle a Timoteo el gran don y valor de la Palabra de Dios, Pablo termina esta última carta a Timoteo con un último encargo: ¡Predica la palabra!

Mientras los falsos maestros engañaban y eran engañados, Pablo le recuerda a Timoteo que no tiene por qué ser así. Timoteo fue discipulado por el propio Pablo y tuvo un lugar privilegiado para presenciar de cerca su vida y ministerio, tanto en lo bueno como en lo malo. Timoteo pudo ver a Dios obrar de maneras espectaculares.

En esta enseñanza, profundizamos en la seria advertencia de Pablo a Timoteo sobre el surgimiento de falsos maestros y las actitudes peligrosas que caracterizarán a la gente en los "últimos días". Según Pablo, esta era abarca desde la ascensión de Cristo hasta su eventual regreso, y vivimos en ella ahora.

Pablo no se contiene. Ofrece una lista de 19 acciones y actitudes específicas que se volverán cada vez más frecuentes. Estas características no eran solo para un futuro lejano; ya amenazaban a la iglesia en Éfeso y aún plagan nuestro mundo hoy.

Una de las acusaciones más escalofriantes que Pablo lanza es que estas personas tendrán "apariencia de piedad, pero negarán su eficacia".

Pueden parecer espirituales. Parecen espirituales. Estudia a fondo. Pero no son transformados. Están vacíos del Espíritu de Dios, y su fe es finalmente rechazada, no porque ellos rechazaron la fe, sino porque la verdadera fe los rechazó.