Prediquemos: Un podcast sobre la predicacion, el liderazgo y la teologia pastoral Podcast Por Pablo Jimenez arte de portada

Prediquemos: Un podcast sobre la predicacion, el liderazgo y la teologia pastoral

Prediquemos: Un podcast sobre la predicacion, el liderazgo y la teologia pastoral

De: Pablo Jimenez
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Un podcast sobre la predicacion, el liderazgo y la teologia pastoral, producido por el Dr. Pablo A. Jimenez. Trata sobre homiletica, predicacion biblica, la hermeneutica, la teología hispana y latina y el liderazgo. Visite www.drpablojimenez.com© 2018 Pablo Jimenez Cristianismo Educación Espiritualidad Ministerio y Evangelismo
Episodios
  • Velad - El lenguaje apocalíptico de Mateo 24
    Nov 30 2025

    ¡Velad!, basado en Mateo 24.42-51, invita a reflexionar sobre la escatología apocalíptica y su relevancia para la vida cristiana. Pablo A. Jiménez abre señalando que la escatología —la doctrina de las "últimas cosas"— aborda temas profundos como cielo, infierno, resurrección y juicio final, además de preguntas existenciales relacionadas con el mal y el sufrimiento humano. Dentro de la Biblia, la escatología apocalíptica se caracteriza por visiones de ángeles, demonios, monstruos y fuerzas cósmicas que luchan entre sí. Aunque este lenguaje parece fantástico para la sociedad moderna, también confronta al mal con una crudeza que incomoda a una cultura que prefiere evitar juicios morales.

    Jiménez recuerda que el cristianismo nació como un movimiento apocalíptico judío, anunciando la llegada inminente del Reino de Dios y desafiando a las instituciones injustas. La persecución sufrida por Jesús y sus seguidores confirmó esta visión: la muerte del Maestro Nazareno reveló la naturaleza corrupta de los poderes imperiales, mientras que su resurrección proclamó la victoria divina sobre el mal, la muerte y la injusticia.

    El autor explica que Mateo 24 es un texto marcadamente apocalíptico que presenta a Cristo como el "Hijo del Hombre" (compare con Daniel 7.13) y llama a los creyentes a velar, es decir, a estar alertas ante su inesperado regreso. Aunque este lenguaje pueda parecer sectario o incómodo para la sensibilidad contemporánea, Jiménez rechaza la idea de espiritualizar, "desmitologizar" o descartar el texto. Afirma que todo lenguaje teológico es un intento poético —y limitado— de expresar experiencias espirituales, y que la apocalíptica, en particular, nace del sufrimiento: pobreza, opresión, violencia y muerte. Es el clamor de quienes preguntan: "¿Por qué? ¿Hasta cuándo, Señor?"

    Finalmente, el autor invita a los lectores a identificarse con los "siervos" del Señor mencionados en el pasaje y a examinar cómo les encontrará el Señor: distraídos y desanimados, o alertas y fieles. Velar significa perseverar en la fe, vivir los valores del Reino, proclamar el evangelio, denunciar la injusticia y estar dispuestos incluso a sufrir por Cristo. El llamado concluye con la advertencia de Jesús: "Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor" (Mt 24.42).

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  • Gracias por la lucha
    Nov 22 2025

    ¿Cómo dar gracias en tiempos difíciles? Vivimos en contextos marcados por crisis: epidemias, desastres naturales, inestabilidad política, desigualdad económica y creciente polarización social. Para muchas personas, la simple idea de dar gracias a Dios parece absurda, especialmente cuando la vida diaria se convierte en una lucha constante por sobrevivir.

    Además, cada vez más personas expresan no creer en Dios, o al menos no en las imágenes que presentan las instituciones religiosas. La verdadera dificultad para dar gracias radica en cómo concebimos a Dios. Si lo imaginamos como un dictador, un anciano indefenso o una invención humana, entonces no hay motivos para la gratitud.

    Sin embargo, la Biblia presenta otra visión: Dios es la fuerza vital y el soplo que sostiene todo lo creado. Dios es la vida misma. En Jesús de Nazaret se revela un Dios que no se mantiene distante ante el sufrimiento humano, sino que lo comparte con amor. La cruz no representa un triunfo arrogante, sino la solidaridad divina con todo aquel que sufre. Desde esta perspectiva, las pruebas de la vida no son castigos, sino procesos que fortalecen nuestra fe, tal como lo enseña 1 Pedro 1.

    Frente a la adversidad, las personas de fe confían en el Dios que acompaña, que sostiene y que transforma el dolor en crecimiento. Como afirma Pablo en 2 Corintios 4, aunque enfrentemos dificultades, jamás seremos destruidos. Por eso, este mensaje le invita a dar gracias a Dios no solo por las bendiciones visibles, sino también por la lucha misma: por la vida, por la resiliencia, por la fuerza que nace en el fuego de las pruebas y por la presencia constante de un Dios que camina con nosotros.

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  • Resumen de la Historia de la Iglesia Cristiana
    Nov 5 2025
    La Historia de la Iglesia Cristiana Un testimonio vivo de fe y transformación La historia de la Iglesia no es solo una sucesión de fechas y personajes, sino una narración espiritual que revela cómo la fe cristiana ha sobrevivido, crecido y se transformado a lo largo de los siglos. Como explica el Dr. Pablo A. Jiménez, estudiar la historia eclesiástica es una forma de comprender el presente y proyectar el futuro, pues el pasado nos ofrece las lecciones y la sabiduría necesarias para enfrentar los desafíos de hoy. De los mártires a los teólogos: los orígenes del cristianismo El cristianismo nació en un contexto de doble dominación: bajo la cultura griega y el poder político romano . En ese entorno complejo, Jesús de Nazaret predicó un mensaje de amor y justicia que dio origen al "movimiento de Jesús", de donde surgiría la Iglesia primitiva. Tras la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., el cristianismo se separó del judaísmo y se expandió por todo el mundo mediterráneo. Durante los tres primeros siglos, los cristianos enfrentaron persecuciones, pero también desarrollaron una fe sólida. Los mártires ofrecieron testimonio de su fidelidad, mientras los "apologistas" defendieron racionalmente la fe ante el pensamiento grecorromano. En este tiempo se definieron el canon del Nuevo Testamento, los primeros credos y la teología básica, gracias a figuras como Ireneo, Tertuliano, Orígenes y Cipriano. Del martirio al poder: el cristianismo imperial Con el Edicto de Milán (313 d.C.), Constantino legalizó el cristianismo y cambió el curso de la historia . La Iglesia pasó de ser perseguida a ser reconocida, y comenzó a gozar de privilegios. Sin embargo, esa nueva relación con el poder imperial trajo tensiones: la fe, antes marginal, se convirtió en una institución de influencia política. En este período surgieron debates teológicos decisivos, como el arrianismo, que fue condenado en el Concilio de Nicea (325). Poco después, el Imperio Romano cayó, pero la Iglesia heredó su función cultural y moral, convirtiéndose en el eje de la nueva civilización europea. El monacato preservó el saber y la espiritualidad, mientras el papado consolidaba su autoridad. Feudalismo, cruzadas y escolástica: la cristiandad medieval Durante la Edad Media, la Iglesia fue el principal poder espiritual y social de Europa. Los monasterios impulsaron reformas, como las de Cluny y los cistercienses, buscando pureza y renovación espiritual. En los siglos XI al XIII, las Cruzadas intentaron recuperar Tierra Santa, aunque terminaron dejando un legado de violencia y tensiones interreligiosas. Simultáneamente, las universidades y la escolástica, con pensadores como Tomás de Aquino, buscaron armonizar la fe con la razón, haciendo de la teología una ciencia rigurosa. El papado alcanzó su apogeo bajo Inocencio III, quien encarnó la idea de una cristiandad unida bajo Roma. De la crisis medieval a la Reforma Protestante La decadencia del papado en Aviñón y el Cisma de Occidente (1378–1417) minaron la credibilidad eclesial. Surgieron movimientos místicos y pre-reformadores como Catalina de Siena, John Wycliffe, Jan Huss y Savonarola, quienes reclamaron una Iglesia más humilde y fiel al Evangelio. En 1453, la caída de Constantinopla marcó el fin del Imperio Bizantino y abrió el camino al Renacimiento. Poco después, dos acontecimientos transformarían la historia: el descubrimiento de América (1492) y la Reforma Protestante (1517). Martín Lutero, Zwinglio y Calvino impulsaron una renovación teológica centrada en la Escritura y la gracia, mientras que el catolicismo respondió con la Contrarreforma y el Concilio de Trento, reafirmando su doctrina y moral . Expansión global y nuevas espiritualidades Los siglos XVII y XVIII estuvieron marcados por guerras religiosas, la consolidación de ortodoxias rígidas y, en respuesta, el surgimiento del pietismo y el metodismo. Estos movimientos reavivaron la fe personal y la acción social, destacando la importancia del nuevo nacimiento, la santificación y el servicio al prójimo. Durante la colonización de América, el cristianismo se adaptó a contextos diversos, combinando la evangelización con la construcción de nuevas comunidades. En este proceso se gestó el pluralismo religioso del continente. El siglo XIX y la era moderna El siglo XIX trajo consigo el auge del liberalismo teológico, que buscó conciliar la fe con la razón y la ciencia. Frente a ello, la Iglesia Católica respondió reafirmando su autoridad en el Concilio Vaticano I (1870). Al mismo tiempo, el siglo se caracterizó por una explosión misionera sin precedentes: el cristianismo se extendió por África, Asia y América Latina, donde surgieron iglesias autóctonas que reinterpretaron la fe desde sus realidades locales. El siglo XX y la era postmoderna Las guerras mundiales pusieron en crisis la fe en el progreso y la razón. Tras la descolonización, el cristianismo se ...
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