La colera dormida de la Tierra: Volcanes Podcast Por  arte de portada

La colera dormida de la Tierra: Volcanes

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Hubo un tiempo en que la Tierra aún no había aprendido a separarse. Todos los continentes formaban un único cuerpogigantesco llamado Pangea, como si el planeta aún estuviera abrazándose a sí mismo, sin decidir qué forma tomar. Era una época extraña, intermedia, una especie de adolescencia geológica en la que los reptiles dominaban los paisajesy los mares se extendían sin interrupciones. El Triásico llegaba a su fin, y con él, una calma engañosa.

Porque debajo de aquella superficie inmensa y aparentemente estable, algo se estaba gestando.

Hoy en día, si uno menciona las grandes extinciones de la historia de la Tierra, la mayoría piensa en la más famosa: la de los dinosaurios, hace 66 millones de años, cuando un meteorito impactó en lo que hoy es México y oscureció el cielo durante años. Otros quizá recuerden la extinción masiva del Pérmico, la mayor de todas, cuando casi el 90% de las especies desaparecieron.

Pero hay una que rara vez se menciona. Una gran muerte silenciosa, como borrada del recuerdo colectivo. O quizá sea que ocurrió tan atrás en el tiempo, y de forma tan paulatina yprofunda, que apenas dejó fósiles lo bastante dramáticos como para capturar la imaginación humana. La extinción del Triásico-Jurásico, hace aproximadamente 201 millones de años, fue una muerte larga… ardiente… y subterránea.

No llegó del cielo. No vino en forma de cometa, ni como un castigo divino desde las estrellas. No hubo impactovisible, ni cráter que sirva hoy de referencia. Lo que ocurrió entonces fue aún más inquietante: la Tierra decidió abrirse desde dentro.

Y cuando lo hizo, lo cambió todo.

Aquella fue una muerte sin rostro, sin ruido inmediato. Pero su eco retumba todavía en nuestros genes, en las piedras que pisamos y en la historia que aprendimos de los libros: porque fue ese evento, y no otro, el que le abrió el camino a los dinosaurios para que conquistaran el planeta. Si no hubiese ocurrido, si el fuego no hubiera arrasado primero, nunca habrían reinado. Nunca habrían dejado huellas. Y quizánosotros tampoco estaríamos aquí.

¿No es curioso? Que para que algo pueda nacer, otra cosa deba morir primero. Que el mundo tenga que reiniciarse,con dolor, cada cierto tiempo. Como si la vida se escribiera a base de capítulos... y cada capítulo empezara con una página en llamas.

Y así, justo en el umbral de esa página ardiente, comienza nuestra historia.


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