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Convocamos a una vigilia de oración anclada en los Salmos 23 y 91 para pedir paz, protección y fortaleza, con un llamado a defender el hogar y descansar en Cristo. Compartimos detalles prácticos para unirse por Zoom y cerramos con declaraciones de fe y ánimo.

• invitación a vigilia a las 6pm ET vía Zoom
• enfoque en Salmos 23 y 91 como base de oración
• defensa espiritual del hogar y la familia
• adoración, clamor e intercesión guiados por el Espíritu Santo
• ánimo a apartar tiempo y preparar el corazón
• proclamación de victoria en Cristo y esperanza práctica

Pase vía Zoom. Aquí te dejo el enlace. También te voy a compartir un afiche donde podrás ver más detalles de lo que estaremos haciendo.

No te pierdas este encuentro con nuestro Padre Celestial. Te esperamos esta noche. Dios te bendiga.

Enlace para acceder a la oración:

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Paz...

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¿Alguna vez te has sentido como Pedro, momentáneamente caminando sobre las aguas de la fe, solo para comenzar a hundirte cuando el rugido de las olas captó tu atención? Este poderoso mensaje nos transporta a la cuarta vigilia de la noche, ese momento oscuro justo antes del amanecer, cuando Jesús apareció caminando sobre las aguas mientras sus discípulos luchaban contra la tormenta.

Descubrimos una perspectiva refrescante sobre Pedro, a quien muchos critican por su falta de fe. Sin embargo, ¿no deberíamos admirar que de todos los discípulos, solo él tuvo el valor de salir de la barca? Solo él reconoció al Maestro entre la tempestad y se atrevió a caminar sobre las aguas turbulentas. Su momentánea duda no eclipsa su extraordinario acto inicial de fe.

Esta reflexión nos sumerge en la naturaleza de nuestras batallas espirituales, recordándonos que no luchamos contra carne y sangre, sino contra principados y potestades de las tinieblas. El enemigo es astuto, usando la mentira, la tentación y el desánimo para alejarnos de la verdad. Pero la victoria ya está ganada: Cristo triunfó sobre estas fuerzas en la cruz. A través del Espíritu Santo, tenemos el discernimiento para reconocer los engaños y el poder para resistirlos. Y cuando caemos, como inevitablemente ocurre, Dios no nos deja postrados sino que nos extiende su mano para levantarnos.

¿Estás enfrentando tormentas en tu vida? No luches con tus propias fuerzas. Fija tu mirada en Cristo, no en las olas amenazantes. Y antes de presentarte ante Dios, reconcíliate con aquellos con quienes tienes conflictos. Humíllate, extiende tu mano hacia el Salvador y permite que Él te levante una vez más. Su fidelidad es eterna, y en Él, siempre encontrarás la fuerza para caminar sobre las aguas de la vida.

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Paz...

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Un conmovedor testimonio de sanación divina nos recuerda el poder transformador de la oración cuando se realiza con fe genuina. Esta experiencia compartida revela cómo Dios continúa manifestando su poder en la vida cotidiana de quienes confían en Él.

Todo comenzó durante un momento de oración entre hermanos en Cristo, cuando Nini, quien llevaba tiempo sufriendo un dolor persistente en la nuca, decidió colocar sus manos justo en el área afectada mientras orábamos. Lo que ocurrió después fue extraordinario: al terminar nuestra plegaria, el dolor había desaparecido completamente y no ha regresado desde entonces. Como ella misma afirma, "no es una autosugestión, es el poder de Dios manifestado".

Este poderoso testimonio nos conecta con las promesas bíblicas que afirman nuestra relación con el Creador. Reflexionamos sobre Marcos 11:24: "Por tanto os digo que todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis y os vendrá", y en Lamentaciones 3:22-23 que nos recuerda que sus misericordias "nuevas son cada mañana". Somos instrumentos imperfectos, pero cuando dos creyentes se unen con el propósito de glorificar su nombre, el Espíritu Santo se manifiesta de maneras sorprendentes.

Te invito a meditar en este testimonio y preguntarte: ¿Estás experimentando el poder sanador de Dios en tu vida? ¿Confías plenamente en que Él escucha y responde tus oraciones? Comparte tu propia historia de fe y únete a nosotros en este camino de descubrimiento espiritual donde reconocemos que no somos simples criaturas, sino hijos e hijas amados del Padre Celestial, hechos a su imagen y semejanza.

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Paz...

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¿Alguna vez has sentido que tu fe está quebrantada? ¿Que el mundo te está doblando y has perdido el deseo de soñar? Este mensaje espontáneo surge como un recordatorio poderoso en tiempos de incertidumbre.

Comparto una experiencia transformadora que viví en un lugar tan cotidiano como un supermercado. Lo que comenzó como una simple compra de café y leche se convirtió en un encuentro divino con un guardia de seguridad. Sentí una batalla interna cuando el Espíritu Santo me impulsó a regresar y compartir una palabra de aliento con él. Este momento aparentemente insignificante reveló una verdad fundamental para todos nosotros: Dios no falla.

Las pruebas que atravesamos forman parte de un proceso divino. Aunque hoy no podamos entender el porqué de nuestras circunstancias, Él no se equivoca y tiene un plan perfecto. Cuando caminamos alineados con Su palabra y buscamos nuestro propósito, experimentamos estos momentos especiales donde lo terrenal y lo eterno se encuentran. Lo que para el mundo parece locura, para nosotros es bendición.

Si estás esperando el cumplimiento de una promesa, mantén tu relación con Dios y recuerda esta verdad: si Él lo dijo, Él lo hará. Te animo a esperar con fe renovada, sabiendo que lo prometido llegará en el momento perfecto.

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Paz...

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¿Te sientes agotado luchando batallas que quizás ni siquiera son tuyas? Descubre cómo el discernimiento espiritual puede transformar radicalmente tu enfoque hacia los conflictos de la vida.

"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos." Con esta poderosa verdad bíblica de Éxodo 14:14, exploramos la sabiduría detrás de saber elegir nuestras batallas. Nuestro espíritu, nuestras emociones y nuestro cuerpo no fueron diseñados para enfrentar cada provocación o obstáculo que aparece en nuestro camino.

La madurez cristiana no se mide por cuántas luchas enfrentamos, sino por la sabiduría con la que decidimos cuáles merecen nuestra energía. Jesús mismo nos mostró este principio: cuando fue provocado, muchas veces guardó silencio; cuando fue atacado, se enfocó en su misión, no en satisfacer expectativas ajenas.

Descubrirás herramientas prácticas para discernir qué batallas son realmente tuyas: cómo usar la Palabra de Dios como espada de doble filo, cómo vestirte con la armadura completa del cristiano, y cómo reconocer las distracciones que solo buscan desgastarte sin producir fruto eterno. Comprenderás que tu tiempo es tu activo más valioso – un recurso limitado que debes invertir sabiamente.

Aprenderás a declarar con autoridad y paz: "Esa batalla no es mía, el Señor peleará por mí." Esta no es una invitación a la pasividad, sino a un discernimiento activo que te permitirá vivir con propósito y enfoque, distinguiendo entre lo urgente y lo importante, entre lo que debes enfrentar y lo que debes entregar.

¿Estás listo para experimentar la libertad de no cargar batallas que no te corresponden? Suscríbete para recibir más reflexiones que fortalecerán tu caminar espiritual y te ayudarán a vivir en la victoria que ya ha sido ganada para ti.

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Paz...

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¿Qué significa realmente ser creados a imagen y semejanza de Dios? Este poderoso mensaje nos confronta con una verdad fundamental que trasciende los tiempos: aunque fuimos hechos a Su imagen, Él es esencialmente santo.

En una época donde predominan los mensajes motivacionales que evitan la confrontación, esta reflexión profunda nos recuerda que la santidad no es simplemente una virtud entre muchas, sino la esencia misma del carácter divino. "Sed santos, porque yo soy santo" (1 Pedro 1:16) no es una sugerencia, sino un llamado ineludible para quienes desean mantener comunión genuina con Dios.

A través del análisis de pasajes clave como la desobediencia del rey Saúl, las advertencias de Jesús en el Sermón del Monte y la aparente paradoja entre la salvación por gracia y la fe que produce obras, descubrimos que la auténtica transformación cristiana no ocurre por osmosis o declaración, sino por obediencia consciente. "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre" (Mateo 7:21).

La gracia divina pagó un precio incalculable por nuestra salvación, pero esto no nos exime de la responsabilidad de vivir vidas que reflejen la santidad de Aquel cuya imagen portamos. ¿Estás permitiendo que la Palabra de Dios, "viva y eficaz, más cortante que toda espada de dos filos" (Hebreos 4:12), te confronte y transforme? ¿O prefieres mensajes que te consuelen sin desafiarte?

Te invitamos a reflexionar sobre esta verdad esencial: no podemos salir de este mundo como entramos. La gracia nos ofrece una oportunidad para la verdadera transformación, pero depende de nosotros responder con reverencia, obediencia y santidad. Comparte este mensaje con aquellos que necesitan escuchar que ser hechos a imagen de Dios conlleva el llamado a reflejar Su santidad.

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Paz...

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Alcanzando la Paz Interior

Una profunda oración nos sumerge en las promesas transformadoras que Jesús nos dejó en Juan 14. Comienza como un mensaje espontáneo pero rápidamente se convierte en un poderoso recordatorio de que nunca estamos solos en nuestro caminar espiritual.

¿Alguna vez has sentido que tus circunstancias te sobrepasan? Esta meditación nos recuerda que la verdadera obediencia no es una carga, sino una expresión de amor. "El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama", nos dice Jesús, prometiendo que tanto Él como el Padre harán morada en nosotros cuando vivimos según Su palabra.

Quizás lo más reconfortante sea la promesa del Espíritu Santo como nuestro Consolador y Maestro, quien nos guía y nos recuerda las enseñanzas de Cristo en cada situación. Y en un mundo lleno de incertidumbre, nos aferramos a esa paz que trasciende todo entendimiento: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da". Esta paz divina nos sostiene incluso en los momentos más oscuros.

La oración concluye con un llamado a vivir como Jesús vivió, en completa rendición a la voluntad del Padre, cumpliendo nuestro propósito y llevando Su verdad al mundo. Si necesitas renovar tu esperanza hoy, estas palabras te recordarán que no caminas solo y que Su paz está disponible para ti ahora mismo. Comparte esta meditación con alguien que necesite encontrar descanso para su alma.

Dr. C. J. Calcador

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Paz...

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No Estás Sola: Un Mensaje de Esperanza para Tu Batalla Silenciosa

Por inspiración del Espiritu Santo con amor

La soledad que acompaña al sufrimiento puede ser tan dolorosa como la prueba misma. Este mensaje, nacido del corazón y guiado por el Espíritu Santo, habla directamente a quienes atraviesan batallas silenciosas marcadas por el dolor, la incertidumbre y el aislamiento.

¿Qué ocurre cuando una hermana en la fe decide enfrentar sus pruebas en soledad? Con palabras tiernas pero firmes, exploramos cómo el diseño divino para nosotros nunca contempló que camináramos solos por los valles oscuros. A través de la escritura en Juan 16:33 e Isaías 53:5, vemos cómo Jesús no solo predijo nuestras aflicciones sino que las experimentó personalmente, transformando para siempre el significado del sufrimiento humano.

Descubrimos juntos el poder sanador de la comunidad cristiana auténtica, donde "sobrellevamos los unos las cargas de los otros" (Gálatas 6:2). Más allá de palabras vacías, este mensaje nos desafía a vivir como verdadero cuerpo de Cristo: orando juntos, llorando juntos y caminando en fe y esperanza unidos. El testimonio más poderoso surge precisamente cuando permitimos que otros compartan nuestro dolor, reconociendo que la vulnerabilidad no es debilidad sino el camino hacia una sanidad integral.

Te invito a reflexionar: ¿Estás intentando librar tus batallas en soledad? Recuerda que tu prueba de hoy puede convertirse en el testimonio que alguien más necesitará mañana. Dios no solo ve tu dolor desde lejos – lo acompaña personalmente. Comparte este mensaje con alguien que esté atravesando su propio valle oscuro y permite que la promesa divina resuene en ambos: "Esta prueba te llevará de gloria en gloria."

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Paz...