
Cosmología Maya: Un Universo Vivo de Tres Niveles, Cuatro Direcciones y el Hombre de Maíz
No se pudo agregar al carrito
Add to Cart failed.
Error al Agregar a Lista de Deseos.
Error al eliminar de la lista de deseos.
Error al añadir a tu biblioteca
Error al seguir el podcast
Error al dejar de seguir el podcast
-
Narrado por:
-
De:
El Cosmos Maya: Un Universo Vivo de Tres Niveles, Cuatro Direcciones y el Hombre de Maíz
Descripción:
La cosmología maya es un sistema filosófico y espiritual asombrosamente complejo y poético que concebía el universo no como un espacio inerte, sino como una creación arquitectónica divina y un organismo vivo, vibrante y totalmente interconectado. Para los mayas, todo, desde los dioses hasta las estrellas, los animales y los seres humanos, estaba amarrado en una red de dependencias y favores mutuos. Ellos no se veían como dueños del universo, sino como participantes con la sagrada responsabilidad de mantener el equilibrio de todo.
Esta visión del cosmos estaba organizada principalmente en tres niveles verticales:
- Los Cielos (Oxlahuntikú): En la cima, imaginados como una pirámide de trece niveles, cada uno residencia de diferentes deidades, especialmente las astrales. Oxlahuntikú era el regidor principal, una entidad que era a la vez una y trece deidades, y en el nivel más alto residía Itzamná, el gran dios creador, a menudo visualizado como un dragón celestial.
- La Tierra (U Wach Ulew): El plano existencial de los seres humanos, concebido como una plataforma cuadrada creada específicamente para la vida. A menudo era representada sobre el lomo de un reptil colosal, como un cocodrilo o una tortuga, que nadaba en un mar primordial, conectando así el mundo de los vivos con las aguas sagradas de la creación.
- El Inframundo (Xibalbá): Debajo de la Tierra, un "sótano del cosmos" en forma de pirámide invertida de nueve niveles. A pesar de su nombre, "lugar del miedo", Xibalbá no era un infierno de castigo, sino un reino de pruebas, muerte, transformación y renacimiento, por donde el sol debía pasar cada noche para resurgir purificado.
Además de esta estructura vertical, el plano terrestre se organizaba horizontalmente en cuatro cuadrantes o rumbos, alineados con los puntos cardinales, cada uno con un color y simbolismo asociados: el Este (Likin) al rojo del amanecer, el Norte (Xaman) al blanco, el Oeste (Chik'in) al negro del sol poniente, y el Sur (Nohol) al amarillo, el color del maíz maduro, su sustento vital. Esta estructura cuatripartita se reflejaba en el diseño de sus ciudades, la agricultura y la organización social.
Para conectar estos tres niveles verticales y las cuatro direcciones horizontales, en el "ombligo del universo", se erigía majestuosa la Ya'axché, la gran ceiba sagrada. Este árbol no era cualquiera; era el axis mundi, el pilar cósmico que sostenía y comunicaba toda la creación. Sus raíces se hundían en los nueve niveles de Xibalbá, su tronco se asentaba firmemente en la Tierra, y sus ramas se extendían hacia lo alto, atravesando los trece cielos, permitiendo la comunicación con los dioses. La Ya'axché era un conducto viviente de energía sagrada, un portal entre los mundos y el símbolo máximo del nacimiento y la regeneración.
Dentro de esta vasta cosmología, la creación de la humanidad, narrada en el Popol Vuh, fue un proceso de experimentación divina. Después de intentos fallidos con barro y madera, los dioses finalmente crearon a los "Hombres de Maíz" moliendo mazorcas de maíz blanco y amarillo y mezclando la masa con su propia sangre. Estos hombres fueron considerados perfectos, dotados de visión, entendimiento y gratitud, convirtiéndose en la carne y sangre de la humanidad maya.
La visión maya del cosmos era un universo entendido como un organismo vivo donde cada parte tenía una función esencial en un delicado baile de equilibrio.
Articulo completo
https://aztecas.top/culturas-prehispanicas/mayas/cosmologia-maya/