
Cahokia, la Teotihuacan del Mississippi
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Imagina la vasta planicie del río Mississippi en un amanecerdel siglo XII, con la niebla levantándose suavemente sobre los humedales y el aire impregnado del olor a tierra húmeda. No hay rascacielos ni autopistas, ni siquiera aldeas dispersas como las que solemos asociar al mundo indígena norteamericano en la memoria común. Lo que se alza ante nuestros ojos es una ciudad. Una ciudad en toda regla, con plazas amplias, barrios organizados y, sobre todo, con montículos monumentales que se elevan hacia el cielo como si fueran montañas nacidas de la mano humana. Es Cahokia, el corazón olvidado de un continente que solemos mirar únicamente hacia el sur cuando pensamos en grandes civilizaciones.
Sorprende porque contradice la imagen estereotipada de losnativos del norte: no eran solo cazadores en chozas dispersas, sino arquitectos de pirámides de tierra más anchas en su base que las de Egipto. En Monks Mound, el Montículo de los Monjes en su traducción al castellano, los sacerdotes y gobernantes contemplaban la llanura y guiaban la vida de decenas de miles de personas. Hablamos de una urbe que llegó a rivalizar en población con las capitales europeas de la época: Londres, París o Sevilla. ¿Cómo es posible que en el corazón de Norteamérica hubiera una ciudad de este calibre, y sin embargo casi nadie la recuerde?
Los Cahokia no dejaron escritura, no nos transmitieron crónicas grabadas en piedra como los mayas ni códices pintados como los mexicas. Su memoria quedó enterrada en la tierra misma, en capas de barro y ceniza que los arqueólogos modernos han tenido que desentrañar conpaciencia. Por eso, cuando nos acercamos a su historia, lo hacemos con la sensación de estar rescatando un sueño que la propia tierra quiso guardar en secreto durante siglos.
Esa es la puerta de entrada al misterio: un pueblo que supodomesticar el maíz, levantar templos de tierra, observar los astros con precisión y sostener un entramado social tan complejo como el de cualquier ciudad medieval europea… y que sin embargo desapareció casi sin dejar rastro. Ese contraste entre la grandeza y el olvido es lo que atrapa: ¿cómo pudo borrarse de la memoria colectiva algo tan colosal?
Este será nuestro punto de partida, la primera chispa en elrelato: invitar al oyente a caminar entre la hierba alta de Illinois, levantar la vista a esos montículos que parecen colinas naturales y descubrir que, bajo su aparente sencillez, late la historia de la ciudad más enigmática de Norteamérica, la que algunos llaman la “Teotihuacán del Mississippi”.