CAPITULO 25: TRANSMUTACIÓN DE EMOCIONES Y PENSAMIENTOS.

Imagina un día en el que te levantas con una sensación de desánimo inexplicable. A lo largo de la mañana, te encuentras irritado por las pequeñas contrariedades: el tráfico pesado, el café derramado sobre tu camisa favorita, o una conversación breve pero desagradable con un colega. A medida que avanza el día, esta sensación de malestar persiste, contaminando tu interacción con el mundo y coloreando tu percepción de todo lo que te rodea.   Este escenario, aunque común, ejemplifica cómo nuestros pensamientos y emociones pueden influir en nuestra realidad diaria. Las situaciones externas pueden parecer desencadenar nuestras reacciones, pero en realidad, somos los responsables de cómo interpretamos y respondemos a esas situaciones.