Los audios de Koldo García son dinamita pura.

Cada vez que trascienden los mensajes del exasesor de José Luis Ábalos, se encienden las alarmas en Moncloa y Ferraz.

El contenido es, al mismo tiempo, repugnante e inculpatorio, y no deja lugar a dudas sobre la hipocresía del PSOE con el feminismo y la corrupción. Ya ha quedado demostrado que la trama tenía una auténtica adicción a la prostitución y a los chanchullos con contratos públicos.

Acorralado.

Los casos de corrupción que salpican al Gobierno, al partido y al círculo íntimo de Pedro Sánchez siguen haciendo mella en el ‘galgo de Paiporta’.

El fango de Koldo, Cerdán, Ábalos, Begoña, el ‘hermanísimo’, su fiscal general, Leire, las saunas y lo que falta por salir ha hecho que las encuestas sean contundentes y confirmen la tendencia: de celebrarse elecciones generales en este momento, PP y Vox sumarían una amplia mayoría absoluta.

Son una pandilla, y cada día lo confirman.

El caso de Noelia Núñez es uno de los mejores ejemplos de la doble vara de medir de la izquierda y de cómo todavía impone su relato en la opinión pública.

Aquí no vamos a ser complacientes: la popular cometió un error tonto e innecesario cayendo en la ‘titulitis’, algo habitual en la política, como demuestran los más de doce altos cargos socialistas que han hecho lo mismo: mentir en sus currículums sobre los estudios que han realizado.