La desidia de la Sanidad Pública.
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NO CONTÉIS CONMIGO PARA DEFENDER ESTO
2025. Una prueba médica infantil entregada en un CD.
No es nostalgia: es fracaso de gestión.
A mi hijo le hicieron una ortopantomografía el 13 de noviembre.
Un trámite clínico sencillo. Importante. Decisivo.
Un mes y medio después, después de formularios SOPLAR, correos, recorreos y un “su móvil no daba señal”… la prueba ha llegado.
En un CD.
Un CD.
Un soporte clínico que ni mi ordenador puede leer sin buscar un lector como si fuera a instalar software de 2003.
Y la frase que resume la cultura:
“Nadie se nos ha quejado por lo del CD.”
Ese es el problema.
No el CD: la normalización del atraso.
El status quo elevado a virtud.
La ineficiencia asumida como tradición.
Mientras tanto, en una clínica privada:
70–90 euros, imagen hecha, y el archivo llega automáticamente al dentista por vía digital.
Sin SOPLAR.
Sin formularios fantasma.
Sin peregrinar ventanillas.
Sin un padre convertido en gestor administrativo forzoso.
La diferencia no es la medicina.
Es la mentalidad.
Es el proceso.
Es la cultura del “así se ha hecho siempre”.
Y aquí viene la parte más absurda:
Con el retraso acumulado, hay opciones reales de repetir la prueba porque puede haber perdido vigencia clínica.
Adivina dónde no la voy a repetir.
Exacto.
Mientras medio país avanza en IA, productividad y experiencia de usuario, otros departamentos siguen atrapados en Desidialand®, donde:
Los procesos no caducan, caduca el paciente.
El ciudadano paga entrada obligatoria vía impuestos.
La falta de actualización se premia con estabilidad.
La consecuencia es un mito y la responsabilidad, una amenaza.
No critico la sanidad ni a los profesionales que trabajan con lo que tienen.
Critico la cultura de gestión que anestesia la mejora.
Un ejército administrativo —no todos, pero sí demasiados— que se ha convertido en un lastre social porque nadie se atreve a poner nombre a la desidia.
Y lo más grave no es recibir un CD.
Es que pedir eficiencia te convierte en el problema.
Si esto te incomoda, perfecto.
Lo incómodo es la antesala de lo necesario.
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