Hace 200 años, redondeando, las colonias españolas en nuestro continente comenzaron, una a una, su proceso de independencia, impulsadas por la Revolución francesa y las guerras napoleónicas en Europa, así como por la independencia de Estados Unidos y de Haití. En poco tiempo, como si fueran piezas de dominó, todas –excepto Cuba y Puerto Rico– lograron independizarse de la Corona española, mientras España misma buscaba su independencia después de haber sido ocupada por las tropas francesas de Napoleón Bonaparte y haber sido encarcelado su rey, Fernando VII.

Para celebrar el Mes de la Herencia Latina e Hispana, te presentamos un breve recorrido por las guerras de independencia latinoamericanas y sus héroes, que se desencadenaron a partir de los acontecimientos del 2 de mayo de 1808 en Madrid, cuando abdicó el rey Carlos IV, y que dieron lugar a nuestros países latinoamericanos que hoy conforman no solo América Latina, sino también la identidad hispana, tanto en nuestras naciones como en tierras estadounidenses.

Los héroes que crearon México

A los pocos meses de la invasión francesa de España y ante el descontento de que Napoleón hubiera impuesto a su propio hermano, José Bonaparte, como rey de España, se da el primer conato de independencia en lo que hoy es Latinoamérica. Comenzó en el virreinato de la Nueva España, que equivale al territorio actual de México, el sur de Estados Unidos y casi toda Centroamérica.

En agosto de 1808, el Ayuntamiento de México se declaró independiente, contando incluso con la aprobación del virrey en turno, José de Iturrigaray, quien buscaba quedarse como jefe máximo. Aunque este intento fracasó rápidamente, sentó las bases para que, dos años después, el cura Miguel Hidalgo, el corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz, y los militares Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo iniciaran el movimiento independentista que, a la postre, triunfaría.

La lucha por la independencia de México fue larga. En el camino, todas las figuras fueron muriendo. Después de haberse cambiado del bando realista al independentista, el general español Agustín de Iturbide declaró en 1821 el nacimiento de México como país.

El nacimiento de la Centroamérica moderna

La Capitanía General de Guatemala era la región más al sur del virreinato de la Nueva España. Estaba formada por los actuales países de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, y por Chiapas, hoy un estado mexicano.

El Primer Grito de Independencia de Centroamérica sucedió en 1811, cuando un puñado de salvadoreños lanzaron su proclama. Su interés principal fue económico: defender la producción de añil, un importante pigmento azul. Si bien tuvieron éxito al deponer a las autoridades españolas, el movimiento no logró extenderse más allá de San Salvador. Pronto fue sofocado.

Diez años más tarde, con ocasión de la independencia de México, las provincias de Centroamérica se declararon independientes de España y se anexaron voluntariamente al Imperio Mexicano liderado por Agustín de Iturbide. Pero, puesto que dicho imperio fue efímero, en 1824 surgió la República Federal de Centroamérica, que a la postre se disolvió en los distintos países centroamericanos (excepto Panamá, que históricamente estuvo siempre unida a Colombia).

Los nuevos países del Río de la Plata

En mayo de 1810, en Buenos Aires, la capital del virreinato del Río de la Plata, se destituyó al virrey español y se le reemplazó con una junta de gobierno. Así, surgió –al menos en el papel– el Estado argentino, sin una declaración formal de independencia.

Sin embargo, habrían de pasar varios años –salpicados de sangre por numerosas disputas entre los distintos personajes que ostentaron el poder fugazmente– hasta la declaración de independencia de Argentina, que proclamó el Congreso de Tucumán en julio de 1816, bajo la batuta de Juan Martín de Pueyrredón.

Una de esas disputas fue la Revolución Oriental, que tuvo lugar en la provincia oriental del virreinato. En esa región, comprendida entre el territorio brasileño de Portugal y el río Uruguay, el conflicto fue evolucionando poco a poco en sentimientos nacionalistas cada vez más acentuados. Sin embargo, los brasileños ganaron la Guerra del Brasil en 1821, por lo que la región pasó a formar parte de ese país. Impulsados por el sentimiento nacionalista y liderados por Juan Antonio Lavalleja, el grupo de los Treinta y Tres Orientales expulsó en 1825 a los brasileños y así fue como nació Uruguay.

Por lo que hace a Paraguay, no parece haber consenso entre los historiadores sobre el movimiento independentista. Históricamente, Montevideo había sido más grande y tenido mayor importancia que Buenos Aires, pero cuando la capital del virreinato residió en esta última, creció la enemistad entre las dos. Esto condujo a Fulgencio Yegros a luchar por una nación independiente, no solo de España, sino también de Buenos Aires.

Aunque Yegros no lo llegó a ver, pues fue ejecutado por José Gaspar Rodríguez de Francia, mejor conocido como el Doctor Francia, quien había tomado el poder y asumido el título de “Dictador Supremo”. Solo después de su muerte se conformaron sucesivos Congresos que, finalmente, declararon la independencia del Paraguay en 1842

La desintegración del gran virreinato del Perú

Once años después de la conquista del imperio inca a manos de Francisco Pizarro, el virreinato del Perú fue el más importante que tuvo la monarquía española en el Nuevo Mundo, después de la Nueva España. Fundado en 1542, logró su independencia de España en 1824.

En un principio, este virreinato incluyó los territorios de los actuales Perú, Ecuador, Panamá, Colombia y, al sur, Bolivia, Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina e, incluso, regiones de Brasil, pero en el siglo XVIII se le desprendieron el virreinato de la Nueva Granada (hoy Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá) y el del Río de la Plata (hoy Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y zonas de Chile y de Brasil).

Dada la configuración geopolítica, la idea de la independencia del Perú provino desde el sur, cuando el argentino José de San Martín imaginó que, si Lima se declaraba independiente, la seguirían el resto de las regiones de América del Sur.

Para ello, San Martín creó el Ejército de los Andes y, capitaneándolo, cruzó la cordillera andina para entrar a Chile, desde la ciudad argentina de Mendoza. En abril de 1818, San Martín triunfó en la batalla de Maipú, con lo que aseguró la independencia de Chile.

Dos años más tarde, después de haber resuelto distintas complicaciones políticas, San Martín se embarcó en Valparaíso con la intención de liberar al Perú. Tuvo distintas negociaciones infructuosas que no llegaron a un acuerdo diplomático, por lo que enfiló su ejército hacia Lima, la capital, que cayó en sus manos en julio de 1821. Con esto, parecía lista la independencia peruana.

San Martín, incluso, gobernó brevemente, pero su regreso a la Argentina generó una serie de levantamientos. Tuvo que intervenir, desde el norte, Simón Bolívar. La batalla de Ayacucho, que lideró su general Antonio José de Sucre, fue decisiva para que surgiera la República del Perú.

Pero, a su vez, la región llamada del Alto Perú quiso ser independiente. El proceso se negoció en la Asamblea de Diputados y, en agosto de 1825, nació Bolivia, bautizada así en honor al libertador Simón Bolívar, a quien invitaron para que fuera su primer presidente.

Continúa la gesta de Simón Bolívar

El virreinato de la Nueva Granada se instauró en 1717, es decir, unos 200 años después que la Nueva España (1521), debido a que no era posible gobernar estos territorios desde el virreinato del Perú. La Nueva Granada comprendía el territorio actual de Colombia, además de Venezuela, Panamá y buena parte de Ecuador.

Durante los años de 1809-1819 hubo distintos levantamientos independentistas en la región, pero ninguno tuvo éxito. Quizá el más notable haya sido el movimiento independentista de Quito, en 1809, cuando se proclamó una efímera república ecuatoriana. 

No fue sino hasta que el venezolano Simón Bolívar logró capturar la capital del virreinato, la actual Bogotá, en 1819, que la región obtuvo su independencia. Para esto fueron decisivas las batallas de Paya, Pantano de Vargas y Puente de Boyacá.

Este fue el origen de la llamada Gran Colombia, la república que se proclamó independiente de España. Pero, también en este caso, su vida fue breve. Se disolvió en 1830 para dar paso a las repúblicas de Venezuela, Ecuador y Nueva Granada (las actuales Colombia y Panamá).

En 1903, después de la guerra de los Mil Días, Panamá se declaró independiente de Colombia, aunque el padre de la patria panameña, Justo Arosemena, ya había planteado su existencia décadas atrás. Panamá fue el último país hispanoamericano en declarar su independencia.

Ante estos movimientos insurgentes, España intentó reaccionar proclamando la Constitución de las Cortes de Cádiz. Aunque era realmente moderna, el anhelo de independencia era ya imparable. Casi todos los países latinoamericanos nacieron bajo el impulso de los criollos, que imaginaron la independencia latinoamericana, por lo que, en términos generales, no mejoró la calidad de vida de los indígenas ni de los mestizos latinoamericanos.