Lee Josué 6:1–21

¿Cuál es tu día favorito de la semana? Los estudios demuestran que el viernes y el sábado son los días favoritos de la mayoría. Pero ¿cuántos de nosotros diríamos el domingo?

En la batalla de Jericó en el libro de Josué, una historia que algunos cristianos conocen desde la Escuela Dominical, podemos ver cómo un día en particular puede ser el día más alegre de una semana; lleno de música, trompetas, gritos y victoria. Pero antes de ese momento gozoso en el que los muros cayeron, observamos que el pueblo de Dios obedeció completamente cada uno de Sus mandamientos durante seis días enteros.

Debían marchar alrededor de Jericó cada día con todos los hombres armados (v. 3) y siete sacerdotes llevando trompetas delante del arca del pacto (v. 4). Hubo más instrucciones dadas por Dios a través de Josué para el pueblo. No debían dar un grito de guerra ni alzar la voz; ni decir una palabra hasta que les dijeran qué día debían gritar (v. 10).

Qué cuadro de fe y obediencia diaria al Señor. Fue la fe en el Señor la que derribó los muros de Jericó (Hebreos 11:30). Desde la mañana hasta la noche (vv. 11–12), el pueblo tuvo que confiar en la Palabra de Dios antes del resultado, sabiendo que el Señor tenía algo más grande reservado para el día final. En verdad Dios tenía algo más grande. En el séptimo día, los israelitas vieron la victoria a través de Jesús (Yeshua) sobre el enemigo en Jericó en la Tierra Prometida.

Nosotros también tenemos algo más grande en nuestro future. Es por eso que reunirse con el pueblo fiel de Dios en el día del Señor puede ser el día más emocionante de la semana. Está lleno de adoración jubilosa mientras recordamos la victoria que tenemos en y a través de Jesús (Yeshua).

• ¿Qué crees que pasó por la mente de los israelitas mientras seguían las desconcertantes instrucciones de Dios? ¿Cómo influye en la forma en que caminamos en obediencia hoy el ser consciente de nuestra esperanza futura (Hebreos 4:9)?

Ora con nosotros

Señor Jesús, gracias por la libertad que tenemos para reunirnos con otros creyentes en nuestras iglesias hoy. Gracias por el gozo de unirnos a Tu pueblo en la tierra y con toda la compañía del cielo en el himno interminable.

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Lee Deuteronomio 31:14–32:47

Muchos de nosotros podemos pensar fácilmente en una canción que sea significativa para nosotros. Puede contener un mensaje poderoso o una conexión personal con un momento, lugar o recuerdo. Pero ¿qué hace que un cántico de fe sea poderoso en la vida del creyente?

En el canto de Moisés, dos cosas le dan poder a este cántico eterno: la presencia de Dios y los propósitos de Dios (Apocalipsis 15:3). Moisés está en sus últimos días cuando Dios le ordena escribir la letra de una canción. Vemos la presencia de Dios con Moisés: “Entonces el SEÑOR apareció a la entrada de la Tienda de reunión, en una columna de nube” (Deuteronomio 31:15). Si bien Moisés fue bendecido por la presencia de Dios cuando se acercaba a la muerte, había sido una persona de oración durante toda su vida (Salmos 90). Quizás es por eso que este canto está tan arraigado en la presencia y el poder de Dios. No es de extrañar que a los creyentes se les ordene ser llenos del Espíritu mientras se toca música para el Señor (Efesios 5:19).

Pero un himno o una canción de adoración también es poderosa cuando está arraigada en los propósitos de Dios. El propósito de este canto era enseñar (Deuteronomio 31:19) y advertir al pueblo (Deuteronomio 32:46). Esta canción es poderosa porque su letra son los propósitos de Dios; palabras para recordar al pueblo Sus mandamientos de generación en generación. Y al igual que el canto del mar (Éxodo 15), la letra del canto de Moisés es a la vez mesiánica y milenaria: Cristo la Roca (vv. 4, 15, 18, 30, 31) y Su futuro juicio y reino. (v. 43).

Que las canciones que cantamos también estén arraigadas en las verdades que se encuentran en el canto de Moisés: letras arraigadas en los propósitos eternos de Dios que enseñan, recuerdan y llaman a Su pueblo a la obediencia. Palabras que no son sólo palabras vacías sino que son nuestra propia vida (v. 47).

• ¿Cuáles dos cosas están entretejidas en la esencia misma del canto de Moisés? ¿Puedes pensar en una canción o himno de adoración actual que refleje estas cosas?

Ora con nosotros

Dios, Tú eres el músico supremo y solo Te devolvemos la música que has creado. “A Cristo coronad, divino Salvador; Sentado en alta majestad es digno de loor; Al Rey de gloria y paz loores tributad”. ("Celebremos Su Gloria", #235)

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Lee Éxodo 15:1–18

Se ha dicho que si quieres aprender a orar, estudia las oraciones de las Escrituras. De manera similar, si queremos aprender a cantar en la adoración, podemos meditar en los cánticos de las Escrituras.

El Dr. James Coakley, profesor del Instituto Bíblico Moody, describe cuatro canciones del Pentateuco que siguen un patrón similar. En cada canción, un personaje central llama a la audiencia y proclama un mensaje de salvación. En Éxodo 15, al cual denomina el canto del mar, el personaje central es Moisés, quien guía a los israelitas a cantar al Señor un mensaje de salvación (v. 1). Y aunque debemos alabar a Dios en cualquier circunstancia, es correcto cantar porque Él nos ha salvado a través de Jesús. Es en los cánticos del Pentateuco y en toda la Biblia que vemos a Cristo y Su salvación en el centro: observa que “SEÑOR” se repite en los primeros versículos de Éxodo 15, “¡Él es mi salvación!” (v. 2).

Si bien estos cánticos del Pentateuco apuntan al Mesías, Coakley explica que estos cánticos también apuntan a nuestra esperanza futura. El final de esta canción señala el reinado milenario futuro de Cristo, cuando Él traerá a aquellos a quienes salve y los plantará en el monte de nuestra herencia, el lugar que Él ha hecho para Su morada cuando Su reino se establezca en la tierra (v. 17). De hecho, tenemos una “preciosa herencia” (Salmos 16:6).

Todo apunta a Jesús el Mesías, nuestro Salvador y Rey: Quién es, qué ha hecho y qué hará cuando regrese para juzgar y reinar en la tierra, porque “¡el SEÑOR reina por siempre y para siempre!” (v. 18). Que nuestros cánticos reflejen y sigan este modelo del Pentateuco, para que podamos creer en Sus promesas presentes y futuras en nuestros cánticos de alabanza.

• ¿Qué aprendemos acerca del canto del mar? ¿Cuáles son algunas de las razones por las que deberíamos cantarle al Señor?

Ora con nosotros

Desde los cánticos de los cinco libros de Moisés en el estudio de hoy hasta los himnos y la música de la iglesia moderna: “¡Que todo lo que respira alabe al SEÑOR!” (Salmos 150:6). Nada puede silenciar la música de adoración y alabanza.

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