• El trabajo: una bendición

  • Jun 1 2023
  • Length: 16 mins
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El trabajo: una bendición  By  cover art

El trabajo: una bendición

  • Summary

  • El trabajo: una bendición Proverbios 10:4: “El que no se anima a trabajar, empobrece; el que trabaja duro, se enriquece.”. Contrario a lo que muchos piensan, el trabajo en sí mismo no es una maldición ya que Dios le asignó a Adán tareas, es decir trabajo, que realizar antes de que pecara. “Tomó, pues, el SEÑOR Dios al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo guardara.”, Génesis 2:15. En el diseño original de Dios para el hombre estaba que trabajara, que administrara la creación de Dios. El pecado de Adán fue después de esa asignación. Por causa de la caída de Adán y Eva, toda la creación fue maldecida. Dios le había confiado al hombre la administración de Su creación. Al pecar el administrador, es decir, Adán, todo lo que estaba bajo su autoridad, esto es, toda la creación, también fue maldecida. Como consecuencia, ahora se necesita invertir esfuerzo, dolor y sudor para obtener el fruto de la tierra maldecida por el pecado. Así lo pronunció Dios en Génesis 3:17-19 “…sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida; 18 espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra…”. El trabajo no es una maldición en sí mismo, pero, por causa de que la tierra fue maldecida, ahora, para administrar Su creación, se requiere más trabajo del que Dios había dispuesto a Adán para hacerlo. Debido a esa maldición, muchas personas terminan sus jornadas laborales totalmente agotados. Por ello mismo, la gente vive estresada. Las jornadas laborales se han extendido y, si el tiempo no resulta suficiente, la gente se tiene que llevar trabajo a casa para completar sus tareas cotidianas. Además, la gente que trabaja también tiene que lidiar con injusticias, competencias desleales, intrigas, trampas, explotación, degradación, humillaciones, menosprecios, despidos injustificados, compensaciones injustas, etc. Esos son los cardos y los espinos que menciona Génesis 3:18. Dios es el mejor ejemplo del trabajo dedicado. Desde el primer versículo de la Biblia vemos el testimonio de nuestro Dios trabajando, creando, produciendo y formando. Es inalcanzable para nuestra limitada mente humana el poder concebir toda la potencia, sabiduría y ciencia que Dios aplicó para crear todo lo que existe (biología, anatomía, física, química, etc.). No lo podemos entender plenamente, pero aceptamos que Dios lo hizo, que Él trabajo en ello. El trabajo de Dios no concluyó con la creación. La Biblia dice en Juan 5:17: “Pero Jesús les respondió: —Mi Padre hasta ahora trabaja; también yo trabajo.”. Dios sigue trabajando en el sustento de todas las cosas (Hebreos 1:3). Así que, en vez de ver el trabajo como una maldición, la Biblia nos enseña que es una bendición que debemos apreciar y valorar; y también disfrutar. Por ello, en Eclesiastés 3:13, la Biblia nos dice que: “Y también, que es un don de Dios que todo hombre coma y beba y goce del fruto de todo su duro trabajo.”. Encontramos algo similar también en Eclesiastés 5:18-19 donde dice que es bueno que el hombre se goce del producto de su trabajo. Así como Dios hizo las cosas con excelencia, Él espera que nosotros también hagamos nuestro trabajo con la mayor calidad posible. Que todo lo que hagamos lo hagamos como si fuera para Él (Colosenses 3:23). ¿Te has puesto a pensar en ello? Si lo que haces en el trabajo lo haces como para el Señor ¿cómo tratarías a tus clientes? ¿Y a tus proveedores? ¿Seguirías tratando a tus empleados como lo haces ahora? ¿Qué cuentas darías a tus superiores? ¿Cómo sería tu relación con tus compañeros? Si hay algo que mejorar no esperes más para hacerlo porque Dios te observa y sabe lo qué haces, cómo lo haces y por qué lo haces. Hay promesas de bendición para la persona trabajadora. Por ejemplo: “El que no se anima a trabajar, empobrece; el que trabaja duro, se enriquece.” (Proverbios 10:4). “¿Has visto un hombre diligente en su trabajo? En la presencia de los reyes estará. No estará en presencia de los de baja condición.”, (Proverbios 22:29). Una recomendación más: trabaja duro, pero que eso no signifique descuidar tu relación y tiempo que dedicas a Dios, a tu familia, a ti mismo y a tu prójimo. Qué Dios sea glorificado en todo lo que hacemos y se complazca en nosotros. ¡Dios les bendiga!
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